La etapa franquista (1936-1975)

Reunión de la editorial Galaxia donde podemos ver, entre otros, a Ramón Otero Pedrayo, Xosé María Álvarez Blázquez, Francisco Fernández del Riego, Ramón Piñeiro, Xaime Isla, Domingo García Sabell, Ricardo Carballo Calero y Fermín Penzol.

El franquismo supuso un gran retroceso para la cultura gallega. Durante los años de la dictadura, el gallego estuvo ausente de todos los usos oficiales y públicos, desapareciendo casi cualquier manifestación cultural en nuestra lengua. Esta situación política, junto con otras dinámicas sociales, fueron privando al gallego también de muchas esferas privadas a las que estaba relegado, convirtiéndose el castellano cada vez más en la lengua de las clases acomodadas y del ámbito urbano. Gracias a iniciativas como la Editorial Galaxia, fue posible mantener una pequeña llama de esperanza para un futuro renacer de la lengua.
Sumario
  1. La "longa noite de pedra"
  2. La Editorial Galaxia
  3. La castellanización de la sociedad
  4. La importancia del galleguismo en el exilio

1. La "longa noite de pedra"

Los cuarenta años de régimen franquista supusieron un corte radical y un claro retroceso para el prestigio y la conciencia lingüística que los galleguistas habían conseguido en los primeros años del siglo XX. Este período de silenciamiento y represión habitualmente se denomina metafóricamente como la “longa noite de pedra” de la lengua gallega, en alusión al libro de poemas que con este mismo nombre, Longa noite de pedra, publicaba en 1962 Celso Emilio Ferreiro, en el que dejaba clara su total disconformidad con las ideas políticas, culturales y lingüísticas oficiales de la época.

2. La Editorial Galaxia

En esta etapa el gallego fue apartado de los ámbitos institucionales y culturales, así como de los usos escritos. Si bien es cierto que no existía en la época una legislación que prohibiese de forma explícita el uso del idioma, el uso público del gallego en contextos elevados y formales era interpretado como una clara confrontación al régimen. Aún así, son necesarias algunas matizaciones temporales. Si la década de 1940 estuvo caracterizada por un total silenciamiento y represión de los usos públicos del idioma, a partir de 1950 observamos ya un pequeño renacimiento, debido en gran medida al trabajo de la Editorial Galaxia. La aparición de entidades asociativas como O Galo y O Facho en los años 60, junto con la institucionalización en 1963 del 17 de mayo como Día das Letras Galegas, ayudaron a revitalizar los usos culturales de la lengua, acentuándose esta dinamización lingüística en la década de los 70, donde, coincidiendo con la etapa más abierta del régimen, el gallego llega a tener cierta presencia en la enseñanza y en los medios de comunicación.

3. La castellanización de la sociedad

Por lo que se refiere a las funciones de identidad y familiar, el gallego mantuvo su protagonismo mayoritario, aunque el castellano se fue instalando progresivamente en las capas sociales más acomodadas y en los núcleos urbanos. Aún así, debemos tener en cuenta que en estos años dos tercios de los habitantes de Galicia vivían en entidades de población de menos de dos mil habitantes, lo que favorecía al gallego debido a su mayor grado de conservación en las zonas rurales. De cualquier forma, si por algo se caracterizan estos años es por el abandono paulatino del monolingüismo y el aumento del bilingüismo diglósico.

La progresiva castellanización global de la sociedad, una de las principales características sociolingüísticas de estos años, se explica en gran medida por el relativo crecimiento urbano, la expansión de las clases medias vinculadas al sector servicios, la progresiva generalización de la enseñanza y la aparición de los grandes medios de comunicación. A todo esto, contribuyó fuertemente que factores como el prestigio o el ascenso social se relacionasen directamente con el uso del castellano, lo que provocó en los hablantes habituales de gallego tanto cambios lingüísticos para el castellano como un creciente sentimiento de auto odio.

4. La importancia del galleguismo en el exilio

Y mientras el galleguismo enmudece en Galicia bajo la represión del régimen franquista, los galleguistas del exilio continúan más allá de nuestras fronteras el trabajo de recuperación lingüística que se había iniciado en los años anteriores al levantamiento militar. Los galleguistas del exterior se concentraron en los núcleos de emigración americana (Argentina, Brasil, Venezuela, México, Cuba), convirtiéndose Argentina en el mayor foco de resistencia del galleguismo cultural y político. En la capital, Buenos Aires, fueron editadas en estos años obras trascendentales de nuestra literatura, como pueden ser Sempre en Galiza de Castelao (1944), Fardel de eisiliado de Luís Seoane (1952) o A Esmorga de Eduardo Blanco Amor (1959). El gallego desempeñó durante estos años en el exilio todas las funciones que en Galicia le eran negadas.

Aunque sus actividades a favor de la lengua y cultura gallegas fueron de una intensidad menor, es necesario recordar también el trabajo dinamizador de los emigrantes gallegos repartidos por otros países, como Suiza, Francia o Alemania, o incluso en otras comunidades de España como Cataluña, País Vasco o Madrid.