Carta de Esther e Lipa Burd a Luís e Maruxa Seoane. 1977
01/09/1977
Buenos Aires, 1º de septiembre de 1977
Queridos Maruja y Luis:
Como ya de sobra saben, es difícil sentarse a la máquina cuando hay tan poco que contar. Nada que no puedan ya saber y quizás mejor que nosotros mismos. Si se pudiera establecer alguna comunicación sin necesidad de relatar, sin necesidad de decir qué cosas hemos hecho, sería todo mucho más sencillo. Pero el cariño que sentimos y el recuerdo permanente quedará seguramente reflejado aunque nos reiteremos una y otra vez.
Ese es el motivo mayor de esta carta: decirles que también nos faltan Uds. aquí, las noches de diálogo, nuestros ánimos mútuos, nuestras coincidencias y las que no lo son. Con nadie nos sentimos tan cerca; aún, muchas veces sobreentendiendo lo que no decimos. Más todavía en épocas tan difíciles como las que nos tocan vivir aquí, por mil circunstancias.
La final liquidación de mi oficina fue una de esas cosas que me llegaron a hacer comprender la significación de lo infinito. Recién hacen pocas semanas que me puedo considerar desligado de una agonía y es por fin el verdadero término de una cosa por demás triste, debido a que forcé los lapsos para poder llegar a esta situación de hoy. Pero para poder conseguir esto, he tenido que realizar una tarea que me resultó agotadora.
Por esta razón recién ahora...
Retomo esta carta veinte días más tarde. 21 de septiembre. En este lapso hemos decidido viajar a Europa la segunda quincena de octubre, de manera que tenemos legítimas esperanzas de verlos allí, rodeados de las cosas de todos los días sin que tengan que relatárnoslas, y quizás gozar juntos de algún paisaje gallego, de alguna escultura románica...
De todos modos me estoy apresurando demasiado en anunciarles esta fecha ya que aún no tenemos ni siquiera pasajes y menos aún solucionadas las cosas inevitables que es necesario arreglar en cada viaje.
Pero tomamos esa decisión como una especie de obligación de cumplir y que esperamos que realmente así sea.
En esta decisión mucho ha tenido que ver el saber que Uds. tienen intención de regresar en noviembre, y no nos hacemos a la idea de no verles hasta marzo, que será, más o menos, la fecha de nuestro regreso a Buenos Aires.
Otra cosa que ha influido también es el conocimiento de la temporada teatral de París, que está prometiendo ser muy buena, con teatro italiano, polaco, americano, y mucho más y que es posible que les convenzamos de verlos juntos (?).
Releo estas líneas y me parece percibir que el sólo hecho de pensar en la idea de encontrarnos por allí me ha hecho cambiar el tono pesado del primer párrafo. Es probable también que esté en un día más alegre para mí, o quizás se me esté alejando la pesadez de los días pasados entre ruinas y agonías de unas cosas pasadas y por fin superadas.
De pintura mejor no hablar, ya que he hecho realmente muy poco. Apenas algunos dibujos, quizás para no olvidarme que existen. Sin ningún resultado positivo. Y lo que es peor, no he podido concentrarme en problemas plásticos que me interesaban mucho el año pasado como caminos a desbrozar.
Pero creo también que ese estado negativo está por desaparecer...
Ahora me despido, y tengo la impresión de poder decir, con fundamento: ¡hasta luego!
Esther y Lipa