Proxecto epístola

Agrupación de coleccións epistolares para a páxina institucional do Consello da Cultura Galega.


Camino de París, enero 16 de 1954

Querido Seoane:

En este largo deambular son diversas ciudades y las obras de sus artistas, de todos los tiempos, son muchas las veces que lo he recordado, que lo hemos recordado, y que me he dicho: “hoy le escribo el motivo de mi recuerdo”. Y sin embargo, me he dejado estar. Ud. sabrá disculparme, máxime si se le ocurre pensar en la sucesión sin tregua de este ver y andar.
En cuanto tomé contacto con Italia, me enfrenté con la gran exposición de la obra de Picasso, integrada con las piezas que posee Moscú, conjunto excepcional que documentó el dramático proceso del arte de este siglo a través de su artista máximo, con la primicia de contemplar la Pietá Rondanini de Miguel Ángel, obra de un expresionismo conmovedor que la ciudad de Milán adquirió a la de Roma y que se ofrecerá a la contemplación del público en una sala del Palacio Sforzesco decorada con frescos del ‘300.
Y luego imágenes románicas, que Vd. siente tanto, desprendidas por la metralla que las arrancó de las arquitecturas que integraban y que hoy un sentimiento de piadosa humanidad exhibido como un alegato contra la fuerza, hasta detenernos ante ese amanecer de los tiempos modernos y de la pintura que es El pago del tributo de Masaccio; o ante el triunfo de la inteligencia que se arquitectura en la Leyenda de la Cruz de Piero della Francesca; o descubrir una latitud inconmensurable del arte de Rubens en Enrique IV en la batalla de Ivry o en Enrique IV entrando en París, geniales precedentes de la modernidad de Delacroix; o de la obra de Tintoretto: el de las 56 telas de la Scuola di San Rocco, que culmina en la sinfónica “Crucifixión” del conjunto, hasta llegar a los magníficos frescos de la capilla de los Scrovegni pintados por Giotto, vistos y admirados en la misma Pádova que exhibe en todo su esplendor el genio de Donatello con su Gattamelata, la figura ecuestre que integra la “gran” Trinidad con el Marco Aurelio de Roma y el Colleoni, de Venecia, que también hemos meditado largamente.
No necesitaré decirle que solo menciono los puntos más altos de mi admirado panorama, en busca de afirmaciones. Y que de estas cumbres solo mente algunos puntos. Cómo decirle mi comprensión de la fuerza conceptual y artística de obras como el San Mateo o la Piedad de Miguel Ángel, del Duomo de Florencia o del Jeremías de la Sixtina, como lo que he sentido ante El Cristo muerto de Mantegna, de la Galería Povera; y que decirle acerca de mi descubrimiento, de hecho, de la humanidad y de la plenitud escultórica de Arnolfo di Cambio, ese magnífico tallista del Trecento?
No he de terminar este breve itinerario de imágenes sin nombrar a Jacopo della Quercia, ese gran escultor del Renacimiento que decoró el portal de San Petronio de Bologna, cuya modernidad explica su postergación en el concurso para decorar las puertas del Bautisterio de Florencia, según lo prueba un simple cotejo de los relieves de ese portal con los de las puertas decoradas por Ghiberti.
Cómo ve, si me sigue la cuerda, esta carta será una lata. De modo que seguiremos largo y tendido en otra oportunidad. Salúdeme a los amigos. Y Uds., con Maruja, sientan un fuerte abrazo del amigo

Falcini

Ficha documental [Imprimir]
  • Forma parte do conxunto:
  • Fondo: Luís Seoane depositado na Fundación Luís Seoane.
  • Data:
    16/01/1954
  • De:
    Luís Falcini
  • Para:
    Luís Seoane
  • Orixe:
    París
  • Destino:
    Bos Aires
  • Ficha descriptiva:
    [Carta manuscrita]
  • Localización física:
    Fundación Luis Seoane
  • Termos clave: