Carta de Seoane a Lifschitz. 1977
17/05/1977
La Coruña, 17 de Mayo de 1977
A Carlos Lifschitz
Copenhaguen
Queridos Carlos y Malena:
Tardamos mucho en contestaros las cartas que nos habéis enviado, perdonadnos. Ahora estamos un poco más tranquilos y vamos a hacerlo con alguna calma. La nueva España de que habláis en la vuestra está por hacer y es la gente joven si limita sus impaciencias la que puede realizarla. Pesan mucho los cuarenta años del dictadura, muertes y silencios, quedan aún las estructuras del pasado, las organizaciones procedentes de la Guerra Civil y el fascismo. A las elecciones se va con los municipios, gobiernos civiles, provinciales y hasta el mismo Gobierno, que son del pasado franquista y que no pueden ofrecer más garantías que saber, los partidos políticos, que los ojos de los pueblos de Europa Occidental y sus gobiernos están fijos en las elecciones españolas. En las elecciones saldrá, seguramente, uno claramente dirigido por políticos claramente franquistas continuadores del pasado inmediato, u otro de centro inventado por el actual presidente del Consejo de Ministros que sigue el camino del Rey y que quiere probar ser democrático, pero que ocupó altos cargos con el régimen anterior. Mucha gente votará a éste como si fuese una posible tabla de salvación para el país. El pueblo está muy dividido. Surgieron como un centenar de partidos aparte los exclusivamente nacionales, los movimientos autonomistas de Cataluña, Galicia y Vascongadas. Los actos de provocación de los que perdieron a Franco son constantes y una parte de la juventud de izquierdas más radicalizada y superdividida actúa y ataca con la ceguera furiosa y suicida de los toros. Por nuestra cuenta, pensamos que la tabla de salvación que sería el triunfo del Centro trae el peligro de convertir al país en una supuesta democracia de partido único a la manera mejicana. Sin embargo, creemos que sería imposible tal como se presenta el problema, otra solución. El Rey parece hacerlo bien. El y la Reina son dos personas muy sencillas y populares y todos suponen que tienen buenas intenciones. Naturalmente, nosotros continuamos siendo republicanos. Los problemas españoles muy graves no pueden resolverlos la sola simpatía de unas personas ni, naturalmente, los sobrevivientes del régimen que los acrecentó.
Nosotros hacemos una vida tranquila. No pinté apenas desde que llegué, pero, en cambio, grabé bastante. Trabajamos y gozamos de la naturaleza gallega. Nos gustaría que vinieseis unos días antes de irnos a Estados Unidos para comprobar que Galicia tiene también días de sol, aunque sus hoteles no pueden ofrecer a los turistas, como en el Mediterráneo, seguro de sol.
Nos alegramos mucho de la posibilidad de trabajo en U.S.A. pero no dejéis de pensar en Buenos Aires. Es una gran ciudad, o en toda Argentina que es asimismo un gran Estado y en el que hay mucho que hacer y también, aún, que descubrir.
Tenemos de Paula los mejores informes, todos a través de los abuelos y sospechamos que deben ser auténticos. Decidiros y venir.
Un gran abrazo para los dos de Maruja y míos: