Proxecto epístola

Agrupación de coleccións epistolares para a páxina institucional do Consello da Cultura Galega.

Buenos Aires, 22 de mayo de 1972

Sr. D. Isaac Díaz Pardo
Sargadelos

Querido Isaac:

Recibí tu carta del 22/V/72 desde Barcelona y también el catálogo de la muestra del libro que estáis realizando. Me alegra todo lo que me dices del éxito obtenido por la muestra, de tu contento por la participación activa e inteligente de Del Riego y de Piñeiro y la participación de los invitados y tuya en la clase de lenguas románicas y particularmente la tuya en la cátedra de Salvat. Noto en tu carta que estás satisfecho del trabajo que hiciste y me alegra mucho. También recibí un ejemplar del catálogo y me gustaría me enviases uno más. Lo mismo algún fetiche del que no recibí ningún ejemplar. Me sorprendió que no hubieses invitado a Blanco Amor que hubiese sido un representante de los que estamos fuera y somos, en general, desconocidos para mucha gente de ahí, o no servimos aunque nos imiten y nos copien a hurtadillas todo lo que hicimos con más amor y entusiasmo que saber. Pero esto es otra cuestión, de la que preparo para publicar con tiempo, un ensayo con ejemplos y razones de lo que la Galicia cultural debe a la minoría intelectual emigrada. Estoy deseando ver los artículos de la prensa barcelonesa y las fotografías de la exposición. No me dices nada de tus decorados para Valle Inclán y de todo lo que hiciste para Salvat. De este me gustaría enviase los figurines míos para Castelao y los proyectos de decoración al Maside. Pídeselos, por favor.
Aquí, en Buenos Aires, estuvieron hace unos días invitados por Iberia varios periodistas españoles y directores de Agencias de viajes en diversa ciudades de España. Algunos gallegos, entre ellos Francisco Pillado y Antonio Fernández Tapia, a quienes acompañamos bastante gustándoles mucho Buenos Aires. Nos hablaban de la sorpresa de los periodistas del resto de España por el movimiento cultural argentino, la de los madrileños y barceloneses, pero de este ya hablarán contigo o ya hablaremos. Por Fernández Tapia envié el poder que me pidió Sineiro para José Luis Vázquez y el libro de Blanco Amor y los dibujos para que se los entregue a José y tú con éste dispongas de todo. Me falta por enviarte la orla que me pides para la pileta, que te enviaré en estos días y no estoy comprometido, de momento, a nada más. Estoy terminando un nuevo mural y preparando la exposición de agosto. Ahora, el día 14 de junio, inauguro una de grabados en Montevideo y también con grabados participo como invitado especial en la bienal de Tokio. Si vuelvo el año próximo a Galicia tengo varios proyectos personales para realizar que creo interesantes y útiles para Galicia. Te escribiré sobre ellos cuando estén maduros.

También leí la copia de la carta de Santamarina a quien respeto por lo que todo los amigos me dicen de él, pero no comprendo cómo siendo un escritor además de profesor quiere corregir el idioma de los demás. Por mi parte no tengo nada literario que publicar en el Castro, pero me negaría a ser corregido por él o cualquiera, aunque sepa que no se refiere a mí en eso, pues vengo escribiendo gallego desde que era estudiante con arreglo primero a las reglas de la Irmandades y luego a las que siguen de Galaxia y la Academia. También se ofrecen para hacer correcciones los profesores de románicas de Santiago que están más cerca, delante de mí se ofrecieron a La Voz de Galicia. Pero son los escritores y el pueblo los que hacen un idioma y no los filólogos e historiadores del mismo. En la misma carta de Santamarina hay errores como “o labor” en lugar de “a laboura”, “sin embargo” en lugar de “non embargante” o “descasí”, que son las verdaderas formas gallegas y escapa de los vulgarismos que, naturalmente son las corrupciones populares y escribe “admiradores” en lugar de “ademiradores” para no lastimar la regla filológica, etc. En apenas diez líneas se le encuentran a él lo que para otros constituyen defectos. Cada uno debe seguir las reglas ortográficas mayoritarias y en cuanto al vocabulario seguir el del pueblo y el que le marca su instinto. Con arreglo a Santamarina, Ricardo León, o Rodríguez Marín, debieron corregir a Valle Inclán y los gramáticos castellanos de ahora a Cortázar o a los escritores latinoamericanos de hoy.

Bueno nada más por hoy. Recibe un fuerte abrazo de Maruja y mío:

Seoane

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