Proxecto epístola

Agrupación de coleccións epistolares para a páxina institucional do Consello da Cultura Galega.

Madrid, 28 de abril de 1975

Sr. D. Antonio Pérez Prado
Buenos Aires

Mi querido amigo:

Debo respuesta a dos cartas suyas. Debo respuesta a otras cartas de otros amigos míos en ésa y unas líneas primeras de llegada a todos. Pero desde que llegué, no hice más que sentirme confuso, desorientado y trabajar para una exposición que se inaugura mañana. Tengo todo el material para concretar una monografía sobre el gran dibujante satírico de este siglo, el catalán Bagaría, y aún no pude empezarla. Por vez primera, dudo de todo y noto algo que cambia en mí y creo se lo debo a las circunstancias de que escribía Ortega. Todo es largo de explicar. Yo que odio la soledad me la estoy explicando en aquellos que la aman y la gozan. Me explico al ermitaño y al pescador de caña. En cuanto a ustedes comprendo por todo lo que pasan con motivo de la película sobre Castelao. Sobre todo lo que debe pasar Prelorán, tan ajeno a nuestro modo de ser, tan sin defensas para las sutilezas de las gentes gallegas. Cuando me escribió la primera carta, imaginé que ocurriría algo así, que todos tendrían ideas para que las desarrollasen Prelorán y usted y que lo que tenían que dar, dinero, lo harían discutiendo y muy mezquinamente. De Castelao en Buenos Aires no se puede hacer, pienso, película alguna. Sólo de su obra, la de Buenos Aires y la de aquí. Ni siquiera los emigrantes de que se podría sacar partido son los que Castelao estimó más. Aquellos que salían de Galicia hacia lo desconocido de cualquier muelle de los puertos gallegos. Perplejos ante el porvenir, temerosos y esperanzados a un tiempo, deseando romper con el pasado, con su país y no deseando dejarlos. Aquel, repetido hasta el infinito, convertido repitiéndose en multitud, que embarcado, apoyando su cabeza en los brazos le hace decir a Castelao: “Deixa raíces na terra. Voltará”. No, esos con quienes Prelorán y usted se comprometieron y discutieron no son los emigrantes que Castelao quiso y queremos nosotros. Éstos están en sus casas amorriñados, sin esperanzas, solos, con los recuerdos de sus casas de Galicia. No son los transformados en aventureros, los corrompidos por la lucha de muchos años para sobrevivir, los que están dominados por el deseo de mandar en otros, los que sustituyeron las normas morales heredadas por otras más elásticas que les sirvan para acomodarse al medio en que viven. Hablan de Castelao y no lo leyeron. Les gusta el Castelao de los chistes. Qué chistoso es Castelao, me dijo un día un directivo del Centro Gallego y no supe qué decirle, o sí supe y no me atreví. Al anunciarse la ida de Castelao a Buenos Aires, Cuadrado y yo decidimos publicar Cincuenta homes por dez reás como homenaje a su llegada y publicamos Cincuenta hombres por dos pesos. Se pusieron a la venta en un banquete de más de mil personas que organizó el Centro Gallego para su recibimiento. La venta la efectuaban muchachas de los coros gallegos vestidas con los trajes regionales ofreciendo el libro de mesa en mesa. Vendimos siete ejemplares. Se trataba de un número cabalístico. Resultó entonces que los chistosos fuimos Cuadrado y yo. El libro terminó como otros libros de Hórreo, Dorna y Camino de Santiago, en las librerías de la Calle Corrientes incluido en los paquetes de a tantos pesos el lote. Allí se agotó.
En cuanto a conocimiento de la colectividad, creo ser un sabio. La defiendo porque creo que en sus deformaciones tienen que ver esas circunstancias a que antes me referí y que acompañan al hombre y, porque en ella, o en sus gentes aisladas, continúa existiendo cierta ingenuidad saludable. A mí, después de todo lo ocurrido conmigo, de sabotear mis libros, de silenciar cualquier noticia sobre mí, me escriben para que envíe una colaboración sobre Castelao. Así mismo invitaron a alguna otra gente de Galicia. Por mi parte, no contesté para no agriar más las pocas relaciones que existen entre los actuales dirigentes del Centro Gallego y yo, consistentes en las que puede mantener cualquier asociado. Por todo esto, comprendo lo que les ocurre a ustedes, a Prelorán y usted con ese hueco, megalómano señorito de aldea que es Pampillón.
Trabajo bastante. Mañana, ya la dije, inauguro una exposición aquí en Madrid. En septiembre, tengo otra en La Coruña y debo hacer un álbum de grabados para una editorial de jóvenes de Madrid e ilustrar con grabados también Los sueños de Quevedo. Aparte, publicaré otro álbum de dibujos el mes que viene. Haré lo posible para que lo que me rodea influya lo menos posible en mí. También ahora empezaré a escribir cartas a mis amigos y familiares. Las primeras que escribí no llegaron en general, no sé por qué. Tuvimos que llamar a mi hermano por teléfono, pues no sabíamos qué ocurría, no sabemos qué ocurrió con ellas. Con Díaz Pardo, organizamos la inauguración de la Galería Sargadelos de Madrid, equivalente a la de Barcelona. Constituyó un éxito. Exposición del libro gallego, de grandes fotografías sobre Galicia, de ejemplos prehistóricos prestados por la Universidad, azabaches, mapas, etc. Una idea bastante completa de Galicia colgada de las paredes y en vitrinas. Hasta ahora se pronunciaron dos conferencias, una de Ramón Piñeiro y otra de García Sabell, extraordinarias las dos. Faltan, serán a fines de mayo, otras dos, de Rof Carballo y Rafael Dieste.
Traté de contestar a sus cartas, en realidad, no las contesto. No sabría qué decir a la primera, por la segunda le felicito, huelga cualquier comentario. Se trata de una carta de justiciera.

Con saludos a su madre de Maruja y mío, reciba un fuerte abrazo mío:

[Seoane]

Ficha documental [Imprimir]
  • Forma parte do conxunto:
  • Fondo: Luís Seoane depositado na Fundación Luís Seoane.
  • Data:
    28/04/1975
  • De:
    Luís Seoane
  • Para:
    Antonio Pérez Prado
  • Orixe:
    Madrid
  • Destino:
    Nova York
  • Ficha descriptiva:
    [Carta mecanografada]
  • Termos clave: