Proxecto epístola

Agrupación de coleccións epistolares para a páxina institucional do Consello da Cultura Galega.

Carta de Virgilio Garrido a Lois Tobío Fernández, 1963.

26/09/1963
José Luis Coello de PortugalVirgilio GarridoAntonio GiralLois Tobío Fernández
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Montevideo, 26 de setiembre de 1963

Querido Tobío:
No por excusarme de la tardanza en contestar a su apreciadísima carta del 31 de octubre, empiezo así esta mia, sino porque me siento cada vez más atrapado por el mecanismo definitivo del tiempo que no me permite cumplir todas las tareas de obligación, y menos aún las de pura sociabilidad.
Tendría una copiosa serie de hechos intrascendentes que comunicarle, si su ánimo y el mío estuvieran dispuestos a distraerse con esas pequeñeces que como Vd. bien sabe, mantienen el chismorreo en estas aplanadas orillas.
Empezaré por contarle que ya hemos mudado las oficinas al cuarto piso del edificio del City Bank, adquirido por nuestra Casa, así como el quinto, donde se han instalado Dokow con Olga y Comotto con el [?] y los pequeños depositos de impresos, a cargo respectivamente de Sara, Elena y Enrique.
Los del VII estamos algo aislados de los otros departamentos, con lo que ganamos en tranquilidad, lo que se pierde en el continuo y familiar roce de empleados que trabajan a igual nivel ... edilicio.
Me han destinado a meditar –o dormitar– solo en un despacho adonde nadie penetra sin pasar por la vigilancia de Del Riano (en su cueva de líneas funcionales) y Lucía, ahuecada de cabellera, fúlgida de afeite sonrosado, oronda de asentada representación, tras la mesa, diván y plantas exóticas (made in UU-EE) con un minúsculo tablero de órdenes para la orquestación del chismear, que presentan la primera valla a los visitantes aturdidos por el caprichoso comportamiento de los ascensores automáticos.
Pero toda fatiga se apaga en el aséptico bar donde el solícito señor Vidal, de noble estirpe catalana, puede servirle sonriendo, desde una taza de café sublimado del Brasil, hasta sabrosísimas milanesas, de traslúcida textura, corriendo toda la lista con otras tres o cuatro "delicatessem" (?).
Contamos para mayor desahogo con una terraza a cartabón, de vintree [?] dirigido hacia el mausoleo gris de Herrera, en la que han trazado a modo de barba existencialista, una trinchera de cemento como arriate para plantas espadañas, hierbabuena, mirtos, perejil, cardocuca, adelfas, filipéndulas y satiricones importados expresamente de Tortosa por el tendero Manzanares, a fin de aromatizar las fiestas natalicias con brisas del Ebro.
Todo quedó allí a partir de la noche del viernes último en que nos trasladamos a Solimar para que la mayoría de los compañeros se emborrachasen con wisky de la Ancap y yo tuviera que asistir por coma etílico a la corpulenta de eje horizontal, Blanca Cardoso.
En fin, aquí me tiene rendido entre los múltiples sobresaltos por el petardeo vecinal y las caricias de la playa que durante cuatro días –los únicos de esta temporada– me han puesto como no digan nev-cardenales congoleses.
No sé si Giral le habrá escrito notificándole que ha sido agraciado con un gordo de la lotería por valor de dos millones de pesos mejicanos. Aquí cayó la noticia entre abrebocas admirativos; pero los plácemes de ocasión tuvieron un representante de la mayor sinceridad en la expresión espontánea de don José Luis Coello.
–¡Hombre!– exclamó admirativo –¡me alegro! pero más me habría gustado que me hubiese tocado a mí!
Pero a éste, nuestro cordial amigo, no le ha frenado [?] ni siquiera gustar el champán uruguayo que el Club Roche distribuyó al término de la anual cena y que fué donado por el afortunado ex-jefe de Propaganda, mediante cheque de cien dólares, endosado al gerente.
Yo llevé la copa a mis labios y como notara un sabor a orina de diabético, según la describen los médicos renacentistas, protesté ante el ya resplandeciente de sudor, Mr. Bonvil.
–¡No– que contestó con sorna el cresa [?]. Pruebe del mío. Era auténtico caldo francés; pero seguirá siendo para mí, orina de todas las viudas de guerra.
Será para otra –Dios mediante– en que estaré menos flojo para seguir chismorreando, con mi inquebrantable afecto, reciban fuertes abrazos en Cristo naciente y renovación amable de ....? ¡No soy pitonisa!
Virgilio [sinatura autógrafa]

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