Proxecto epístola

Agrupación de coleccións epistolares para a páxina institucional do Consello da Cultura Galega.

Carta de Virgilio Garrido a Lois Tobío Fernández, 1965.

03/04/1965
José Luis Coello de PortugalVirgilio GarridoAntonio GiralLois Tobío Fernández
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Montevideo, 3 de abril de 1965

Querido Tobío:
En contra de la rutinaria costumbre que he adquirido en Roche, de contestar rápidamente a cartas e informes, he dejado de hacerlo a la suya del 15 de enero y a la preciosa tarjeta de felicitación de Año Nuevo, porque temía darles una mala noticia. Con ésta respondo también a su muy interesante del 26 de marzo.
Aunque no definitivamente, hoy puedo tranquilizarles respecto a la salud de nuestro amigo Coello. Desde fines de noviembre que empezó a toser, de día en día con mayor frecuencia e intensidad, perdiendo a la vez de peso y con recaídas febriles, ha venido negándose –al comienzo– a que le vieran los médicos de España Mutualista.
Pero un mal día, de regreso de un viaje a la frontera brasileña, cayó en cama con fiebre alta y aguda puntada en el costado izquierdo. Fui a verle, le ausculté y noté que sufría una lesión córtico-pleural. Estando allí se presentó el Dr. Bellagamba de la Mutualista, quien confirmó mi diagnóstico y le puso tratamiento de antibióticos específicos. Por lo visto creyó que se trataba de afección tuberculosa. Yo, sin embargo, me fui impresionado de otra manera; pero no quise decírmelo, ni a mí mismo.
Los antituberculosos no dieron resultado, y en pleno tratamiento empezó a arrojar esputos sanguinolentos y a lamentarse de anorexia total. Sentía náuseas cuando se le nombraba la comida ¡Peor que una embarazada!
En vista de que el cuadro no cedía lo trasladaron al sanatorio, donde con los buenos cuidados logró recuperarse, pues volvió el apetito, que le hizo ganar dos de los cinco quilos perdidos, y fué dado de alta casi al mes de su ingreso, previa la toma de varias radiografías y una exploración broncoscópica para el estudio del material extraído.
Le dijeron que los resultados estarían a los quince días. En vista de que al cumplirse este plazo aún no se había adoptado ninguna disposición en cuanto al tratamiento –pues éste seguía sólo con inyecciones de vitamina C– determiné preguntar por teléfono a una de la enfermeras que le asistieron –por cierto gallega– para saber qué era lo que había sacado en la broncoscopia, pues había sido doble de siembra y de virus. La paisana confirmó mis sospechas: grabiopsia.
¿Luego, Bellagamba había llegado a suponer también que la inflamación pleural encumbría un proceso neoplásico?
Una semana más tarde este médico le habló a Pepe Luis diciéndoles que posiblemente su padre tendría que sufrir una operación seria, pero que hoy en día muchos enfermos se salvan del mal pronóstico. Le refirió varios casos. Y le recomendó que no dijera nada a su madre. Al enfermo lo pasó para que ambulatoriamente lo estudiase el radiólogo. [?] examinó la última radiografía y le dijo al neo-inocente de esta causa pendiente de condena:
– ¡Hombre Tengo que felicitarle porque esto no es lo que me suponía.
Hizo que le llevaran las radiografías anteriores. Las miró allí mismo, delante de José Luís y confirmó su juicio, afirmando:
– Se ha salvado usted de la operación.
En vista de estos datos que me llegan "a control remoto", trato de explicarle al interesado esa discrepancia que continúa; pues cuando no hace apenas diez días decidieron repetir la broncoscopia y el nuevo bocadillo de la causa incriminata, el doctor Dighiero que tenía que ahondarle el tubo en la tráquea decidió no hacerlo –en vista de las radiografías– y aplazaron el asunto para quince días más tarde.
En esto fallece, el martes último, el general Jandro y este triste acontecimiento descuidarse de su mal. Pero hace unas horas que nos hemos visto. Me ha notificado que volverá a mediados de la semana entrante a hacerse revisar por los tres actores de "El Rey que rabió".
La mejoría objetiva y subjetiva de nuestro amigo me ha devuelto, sin embargo, un poco la tranquilidad.
Tampoco yo quisiera haberme extendido en darle infaustas noticias. Pero no tengo otras de signo contrario, sino es la de que se espera la llegada de Giral para el lunes de la Semana de Turismo. Me lo ha anunciado lacónicamente, diciendo que viene para negocios a Sudamérica y pasará por aqui a saludar a los amigos. Llegará solo, pero anuncia que en la siguiente ocasión le acompañará Rios.
Su carta me ha gustado extraordinariamente y además de que la haré conocer por algunas personas que merecen estar enteradas de la verdad social y política de nuestro pueblo, me ha dado pie para comentar ciertos aspectos nacionales, en el capítulo de mis memorias, que con esta misma fecha parte para su destino.
Las cuales están siendo anotadas regularmente. Gracias.
Lamento no poder extenderme más, pues me falta tiempo para cumplir los compromisos de este fin de semana y no quiero dejar la respuesta para otro día.
Les abrazo a todos afectuosamente
Virgilio [sinatura autógrafa]

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