Proxecto epístola

Agrupación de coleccións epistolares para a páxina institucional do Consello da Cultura Galega.

Carta de José Rovira Armengol a Lois Tobío Fernández, 1942.

31/10/1942
José Rovira ArmengolMª del Carmen SolerSalvador TéllezLois Tobío Fernández
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México, 31 de octubre de 1942.

Querido Tobío:
Perdóname el retraso teórico en contestar a tus amables líneas, y digo teórico porque, como te habrá indicado mi buen amigo Hermann, me proponía escribirte una vez hubiera visitado al Cónsul del Uruguay en ésa, que ya no es el Sr. Falco, sino el Sr. Campistegui. Efectivamente tus consejos fueron muy oportunos, pues este señor me recibió con todos los honores y me prometió el visado. Sólo que yo soy catalán y mosca por experiencia, y retrasé deliberadamente mi contestación hasta tener el visado en mano, cosa que ocurrió ayer. Por lo tanto, te escribo hoy para comunicártelo así y al objeto de que no tengas que molestar por dar paso alguno en mi favor en este sentido. Tengo todas las formalidades resueltas y si no surge ningún obstáculo inesperado e imprevisible, a mediados del mes próximo, me embarcaré con destino a Valparaíso, para seguir luego por tierra hasta Buenos Aires, y luego tomar un barquito que me deposite en ésa. Como puedes suponer, en Valparaíso o en Santiago procuraré ver a Téllez, y algo parecido haré en Buenos Aires con los compañeros allí residentes. Además en aquellas poblaciones realizaré algunas tentativas de carácter comercial con una serie de productos que llevo en cartera, susceptibles de ser exportados de México o cuya importación en este país puede resultar bastante interesante. Como ves, pues, como buen catalán, incluso cuando me lanzo a aventuras tomo mis precauciones, lo cual no quiere decir, ni mucho menos, que esté absolutamente seguro del éxito. No se me ocultan las muchas dificultades que en todo caso encontraré ahí para abrirme paso, pero esa aventura es mucho menos aventura de lo que a primera vista podría parecerte, pues, por una parte, mi situación aquí es bastante precaria, y lo que podría tener de positivamente sólida, esto pienso conservarlo incluso residiendo en ésa. Además, como puedes deducir de lo que te dije antes, me traigo una serie de representaciones que a juicio de gente enterada pueden dar un resultado magnífico trabajando con alguna tenacidad, y yo, aunque odio al trabajo, no retrocedo nunca ante él cuando las circunstancias lo exijen. Por otra parte, la altura de México me sienta muy mal, mayormente porque aquí tengo una muchedumbre bulliciosa de amigos que no me dan tregua con sus atenciones y ello se traduce en muchas noches perdidas, que aquí constituyen un verdadero suicidio. Creo que el asunto representaciones, que llevo en cartera, valdría la pena por sí solo para intentar la aventura, si no mediara además esta circunstancia de defender mi salud bastante quebrantada; por ello, en el peor de los casos, sería este un viaje de descanso, y si no daba los resultados apetecidos, me regresaría tranquilamente, habiendo recuperado algunos miles de glóbulos rojos de los que se me está tragando esa simpática pero voraz altura. Mucho celebré tu juicio sobre March, que, como pudiste ver, compartía yo en el fondo, aunque yo carecía de los elementos de juicio que tú estabas en condiciones de tener por razón de tu puesto en Barcelona.
No me alargo más, con la esperanza de que pronto podremos charlar largamente. Con afectuosos saludos a tu esposa, te manda un cordial abrazo tu amigo y compañero,
Rovira [sinatura autógrafa]

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