PROXECTO EPÍSTOLAS

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LOCALIZACIóN: Cevallos, 639

Epístolas
1 mencións
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
1941-01-12
Carta de Baudizzone a Seoane e Cuadrado. 1941
Cuzco
Nova York
Quilmes
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Baudizzone a Seoane e Cuadrado. 1941 en 12/01/1941

Cuzco, 12 de enero [1941]

Seoane, Cuadrado, Suárez, Paredes

Aquí estamos ya hace unos 10 días, que no han bastado para agotar nuestro deleite. Pero cuanto nos hubiera gustado andar por estas calles con algunos de Uds. Ay Cuadrado, cuanto más linda sería esta ciudad maravillosa! Si supiese seguro que a eso de las doce me vendrías a buscar y caminaríamos hasta un cafetín en la Plaza de Armas! Cómo los quiero, amigos míos y cómo los extraño!
Pero abajo la morriña. Sobre todo que 20 días más y nos daremos unas gloriosas indigestiones de charla.
Hoy pasamos todo el día en Sacsayhuamán . Es una fortaleza–santuario (las ruinas, desde luego) que tienen un nombre espléndido: «Sáciate, halcón». Fuimos con algunos amigos que nos hemos hecho. Uno de ellos, especialmente, Roberto Latorre , que ya los conoce a todos Uds. tan bien como a mí. Le he cantado todas las canciones que aprendí de Uds. –especialmente las gallegas, Seoane– y se morirían de risa oyéndole mascullar el Ay, Carmela con una falta de oído solo comparable con la mía. Para que Uds. vayan adivinándole, les mando una cosita deliciosa que nos regaló a Elena y a mí. Desde luego que se ha comprometido a colaborar en Resol . Como esta hojita adjunta debe volver a mis manos, hago responsable a Seoane de su conservación. Si me la pierdes, te mato. Estábamos en que fuimos a Sacsayhuamán. Trepamos todo el día por los cerros, acariciando las piedras talladas en una forma extraordinaria: suavísimas, curvas, con una hendedura labrada en las junturas (en esta forma, perfil1) que permite al sol hacer unos juegos fantásticos de luz y sombra a medida que se va moviendo por el cielo. Y desde el morro de la montaña se ve, diminuta y clara como en una calcomanía, la ciudad del Cuzco. Cada rato pasan indios, policromados y silenciosos, arreando un par de burritos o una manadita de llamas orgullosas. Al llegar a la puerta del cerro, es decir, al divisar la ciudad, se paran un medio minuto y se descubren repitiendo ya sin sentido el viejo saludo del incanato, semiadoración, semireverencia: “Kosco, sumajllajta, etc.” que en castellano, según la traducción de Latorre, experto quechuista, quiere decir:
Kusco, ciudad hermosa
donde se come indolentemente
y se vive como en el paraíso
(cito de memoria).

Todo esto impregnado, rezuma de antigüedad. La callejuela por donde bajó Pizarro a la ciudad sigue exactamente lo mismo. El auto debe tocar largamente bocina para que los indios que están sentados en el suelo, tejiendo, hilando, tocando la quena, se levantan con la misma mirada sorprendida y temerosa con que habrán mirado los caballitos cansados y hambrientos de Pizarro. Y que grande que era España! Claro que los conquistadores destruyeron todo lo que pudieron—tal
como habían hecho los incas con la civilización de los amautas y estos con la civilización de los nazca –pero aprovecharon los restos en una forma encantadora.
La mitad de la ciudad tiene, hasta los 2 metros de altura, las paredes incaicas de esa altura para arriba, la estructura española: balcones labrados, aleros, techo de tejas. Esto hasta en las iglesias. Por ejemplo, el Intihuasi –templo del Sol forma los cimientos y buena parte de las naves–del convento e iglesia de Santo Domingo. En los claustros, sobre la piedra india, crece la pared de adobes encalados indebidamente cubierta de cuadros –escenas de santos claros– con inmensos marcos de más de 50 centímetros de ancho, labrados y dorados. Se ve por todas partes la mano pagana del indio –recién ahora hemos podido comprender la herencia del coloniaje– metiendo aún en las escenas más devotas un toque de tremendo paganismo que hoy los ojos descubren con cierto placer de venganza. Por ejemplo, en el Coro del Convento de San Francisco , compuesto por 60 figuras de Santos en sobrerrelieve, de madera, está cada santo sobre una peanita, también labrada, de la que surgen, en cada caso, frutos, hojas y torsos de mujer con los senos erectos y desafiantes. En el mismo coro están los retratos, enormes –de tres metros de alto por lo menos– de todos los obispos del Cuzco. Y la línea descendente de las caras parece idea de un pintor volteriano. El primero es el obispo Valverde , el acompañante de Pizarro. Tiene todos los atuendos episcopales: pero el pintor anónimo supo captar la esencia del obispo en su cara y en sus manos. Tiene unos ojos negros fijos en el espectador y una mandíbula ennegrecida por la barba a medio crecer; y en las manos tiene una cruz a la que sólo falta la continuación de una hoja de acero –que uno le agrega in mente necesariamente– para convertirse en una espada de cruzado. Mirando el cuadro, me acordé del obispo Turpín, el de la canción de Rolando , aquel que antes de Roncesvalles dio a los caballeros franceses, como penitencia por sus pecados, golpear y matar a los infieles. En cambio, el veintitantos, que es el actual... Mi juicio haría ruborizar a la estampilla y por lo tanto lo omito. Desgraciadamente, mucho ha desaparecido. Parte vendida, parte robada y parte destruida por los frailes. Hay iglesias enteras en las que se ha usado como leña los altares labrados a mano, del siglo 16 casi todos. Y reemplazados por altares estucados imitando mármol!
Los libros merecen un párrafo aparte en esta carta que ahora se me ocurre demasiado deshilvanada. En LA PAZ he hecho algunas compras fabulosas: Menéndez y Pelayo , por ej. (La poesía en la E. Media ) nuevo por 15 nacionales... Ante la pichincha agoté mi presupuesto para libros: y ahora lo siento. Aquí hay cosas fabulosas. Por ej., el sábado, en el mercado de indios, una india me vendió, guiñándole el ojo a su vecina por mi candidez de turista, una Summa Teologica deliciosamente encuadernada en pergamino, ed. 1605, por la fabulosa suma de 0,60 pesos peruanos, o sea, 35 centavos argentinos. Otro: un comerciante en antigüedades, al comprarle dos vasijas en 10 pesos me dio “de llapa” el Gil Blas de Santillana , primera ed. castellana (5 tms. 1805) con 40 grabados en acero que te van a enloquecer, Seoane. E via dicendo!
Termino la carta porque quiero reservarme el lugar restante para llenarlo de abrazos. Para Uds., para Maruja y Amparo y todo el resto de la galaica grey. Háganle llegar a Castelao y a su señora mis saludos y díganle que hace falta que venga por acá: hay pocos españoles, pero los pocos han vivido la Rep. y la guerra sólo de oídas. Nada ha llegado aquí y han escuchado con la boca abierta lo que han sabido por mí, vía Latorre. Ojalá puedas, Suárez, sacar algo de mis filmes. He visto cosas magníficas que intenté detener en la película.
ABRAZOS para2

Saludos al monstruito FARIAS!