PROXECTO EPÍSTOLAS

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LOCALIZACIóN: Emparán, 16B

Epístolas
2 mencións
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
1942-09-13
Carta de José Rovira Armengol a Lois Tobío Fernández, 1942.
México, D. F.
Montevideo
Orixinal Transcrición

Transcripción da epistola Carta de José Rovira Armengol a Lois Tobío Fernández, 1942. en 13/09/1942

México, 13 de septiembre de 1942.
Sr. D. Luis Tobío.
Montevideo.

Mi querido amigo y compañero:
No me ha sido fácil dar con tu dirección. Cuando llegué aquí después de un viaje harto accidentado –salí de Marsella en 15 de enero de 1941, en el famoso "Alsina", y arribé a tierras americanas en el "Quanza", que nos dejó en Veracruz el día 20 de noviembre del pasado año, o sea, diez meses de viaje, con una amena residencia de cinco meses en Dakkar, un par de meses en un campo de concentración en Marruecos, en Kasba Tadla, con una deliciosa temperatura de 55º a la sombra, etc.–, no tenía ideas claras acerca de lo que haría aquí. Ya era bastante importante el haber logrado salir del paraíso del Mariscal. En los diez meses que llevo aquí me he ido defendiendo a base de traducciones, y aunque estaba acostumbrado a retribuciones mucho mejores para esta clase de trabajos en España, no me quejo; pero no tengo intención de residir mucho tiempo aquí, y como en ésa tengo buenos amigos que podrían y desean orientarme y ayudarme, estoy medio decidido a venir a haceros una visita, pero choco con las dificultades del visado. Aunque ignoro en qué condiciones te encontrarás tu ahí, pienso que no te será difícil obtener de alguno de nuestros compañeros de penas y fatiga ahí residentes y bien conceptuados en las altas esferas, que interese se me conceda el visado que necesito, aunque sólo sea en calidad de visitante. Mucho te agradecería me comunicases cuanto antes tu impresión acerca del particular, para saber a qué atenerme.
Ya habrás visto cuánta mojiganga se está armando con el problema de nuestro país. No sé qué noticias podáis tener ahí procedentes de España, por más que supongo no diferirán mucho de las que aquí tenemos. Es difícil juzgar el alcance de lo ocurrido con el "limogeage" de Don Súñer, pero es muy sintomático que el embajador americano se trasladase a Gibraltar para informar del caso a su Gobierno. ¡Lástima que las diferencias personales entre "nuestros" dirigentes (?) hayan impedido, por lo menos hasta ahora –y sin que haya atisbos de mejoría–, la formación de un organismo más o menos representativo de la legalidad, pues de haber existido éste, otro habría sido el concepto en que nos habrían tenido los dirigentes de las potencias democráticas. No quiero decir con esto, que éstos sean un modelo de perspicacia, pero tampoco puede exigirse de ellos que vengan a organizarnos.
¿Qué sabes de los compañeros? Aquí estamos un grupo de 9 1/2: Tremoya –según cómo lo cuentes, entre él y yo podríamos hacer llegar a 10, por lo menos, el número de los 9 1/2, que ya te explicaré–, Cubas (que se marchó hace poco a los Estados Unidos), Zapico, Begoña García Ascott, Lyon Depetre, Cabadas, Peña y el que suscribe. El 1/2 es Juanito March, y le llamo medio por su anómala situación legal y moral, que tú has de conocer mucho mejor que yo, por más que el hecho que haya tenido que aterrizar aquí siempre es un tanto en su favor. Además yo hablé de él con Morayta, su sucesor en Niza, y de lo que éste dice no parecen ser tan graves los cargos que yo creía había contra él. De todos modos, te agradecería me dijeses qué piensas tú del caso, pues aunque aquí todos le saludamos, nos hemos abstenido hasta ahora de invitarle a pequeñas reuniones que tenemos de vez en cuando los compañeros. Desde luego, de los informes que tú me dieras sobre el particular, haría un uso meramente confidencial.
¿Sabes algo de Téllez?
Yo estoy solo aquí, pues mi familia se quedó en Francia ante lo problemático del viaje, pasando luego a Barcelona, –cuando los canallitas petainistas nos metieron en el referido campo de concentración–, con el propósito de ponerse en contacto con algunos conocidos de allá y parar el golpe en lo posible si se hubiese presentado el caso que muchos nos temíamos, de que del campo de concentración fuéramos a parar, poco más o poco menos que en conducción ordinaria, a las garras de falange. ¿Y tú? Creo que te casaste. Ya sé que hemos venido a ser también compañeros en otro orden de actividades: tú has traducido el Heller para el Fondo de Cultura Económica; yo les he traducido una obrita muy buena de Jennings –lástima que sea tan corta– sobre la Constitución política inglesa y ahora estoy haciéndoles la traducción de Economía natural y Monetaria de Dopsch. No está espléndidamente retribuído, pero puede pasar; figúrate que al principio de llegar aquí trabajé para la Editorial Gonzalez Porto, y por traducir varios artículos –por lo demás, sumamente aburridos y bastante malos– del Brockhaus, me pagaban a menos de veinte centavos de dollar por pagina mecanografiada de 30 líneas. En fin, a pesar de todo, repito que no me quejo, pues como ya te dije, consideré casi milagroso el lograr poner término a las delicias de la "hospitalidad" francesa.
Espero recibir pronto noticias tuyas. Mientras tanto, recibe un cordial abrazo de tu amigo y compañero,
[sin asinar]

P.S. Por si necesitaras mis datos personales, hélos aquí:
José Rovira Armengol, natural de Barcelona, nacido en 12 marzo 1903, hijo de Jacinto y Agustina, casado con Joaquina Martínez Formiga, con dos hijos: Alicia (14 años) y Valentín (11 años) –aunque el visado sería sólo para mí–, con domicilio en México, D.F., calle de Emparán 16-B.

1942-10-31
Carta de José Rovira Armengol a Lois Tobío Fernández, 1942.
México, D. F.
Montevideo
Orixinal Transcrición

Transcripción da epistola Carta de José Rovira Armengol a Lois Tobío Fernández, 1942. en 31/10/1942

México, 31 de octubre de 1942.

Querido Tobío:
Perdóname el retraso teórico en contestar a tus amables líneas, y digo teórico porque, como te habrá indicado mi buen amigo Hermann, me proponía escribirte una vez hubiera visitado al Cónsul del Uruguay en ésa, que ya no es el Sr. Falco, sino el Sr. Campistegui. Efectivamente tus consejos fueron muy oportunos, pues este señor me recibió con todos los honores y me prometió el visado. Sólo que yo soy catalán y mosca por experiencia, y retrasé deliberadamente mi contestación hasta tener el visado en mano, cosa que ocurrió ayer. Por lo tanto, te escribo hoy para comunicártelo así y al objeto de que no tengas que molestar por dar paso alguno en mi favor en este sentido. Tengo todas las formalidades resueltas y si no surge ningún obstáculo inesperado e imprevisible, a mediados del mes próximo, me embarcaré con destino a Valparaíso, para seguir luego por tierra hasta Buenos Aires, y luego tomar un barquito que me deposite en ésa. Como puedes suponer, en Valparaíso o en Santiago procuraré ver a Téllez, y algo parecido haré en Buenos Aires con los compañeros allí residentes. Además en aquellas poblaciones realizaré algunas tentativas de carácter comercial con una serie de productos que llevo en cartera, susceptibles de ser exportados de México o cuya importación en este país puede resultar bastante interesante. Como ves, pues, como buen catalán, incluso cuando me lanzo a aventuras tomo mis precauciones, lo cual no quiere decir, ni mucho menos, que esté absolutamente seguro del éxito. No se me ocultan las muchas dificultades que en todo caso encontraré ahí para abrirme paso, pero esa aventura es mucho menos aventura de lo que a primera vista podría parecerte, pues, por una parte, mi situación aquí es bastante precaria, y lo que podría tener de positivamente sólida, esto pienso conservarlo incluso residiendo en ésa. Además, como puedes deducir de lo que te dije antes, me traigo una serie de representaciones que a juicio de gente enterada pueden dar un resultado magnífico trabajando con alguna tenacidad, y yo, aunque odio al trabajo, no retrocedo nunca ante él cuando las circunstancias lo exijen. Por otra parte, la altura de México me sienta muy mal, mayormente porque aquí tengo una muchedumbre bulliciosa de amigos que no me dan tregua con sus atenciones y ello se traduce en muchas noches perdidas, que aquí constituyen un verdadero suicidio. Creo que el asunto representaciones, que llevo en cartera, valdría la pena por sí solo para intentar la aventura, si no mediara además esta circunstancia de defender mi salud bastante quebrantada; por ello, en el peor de los casos, sería este un viaje de descanso, y si no daba los resultados apetecidos, me regresaría tranquilamente, habiendo recuperado algunos miles de glóbulos rojos de los que se me está tragando esa simpática pero voraz altura. Mucho celebré tu juicio sobre March, que, como pudiste ver, compartía yo en el fondo, aunque yo carecía de los elementos de juicio que tú estabas en condiciones de tener por razón de tu puesto en Barcelona.
No me alargo más, con la esperanza de que pronto podremos charlar largamente. Con afectuosos saludos a tu esposa, te manda un cordial abrazo tu amigo y compañero,
Rovira [sinatura autógrafa]