PROXECTO EPÍSTOLAS

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5 MENCIóNS A Gaspar de Jovellanos (1744-1811)

Escritor, xurista e político ilustrado español.
Epístolas
Mencionado/a [5]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
1967-05-24 Mencionado/a
Carta de Seoane a Falcini. 1967
Xixón
Bos Aires
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Seoane a Falcini. 1967 en 24/05/1967


Gijón, 24 de Mayo de 1967

Sr. Luis Falcini
Buenos Aires

Mi querido amigo:

Recibí carta suya hace bastantes días y otra más reciente de Frontini en vísperas de nuestra salida de Madrid. Una carta larga que me alegró mucho, como la suya, como las de todos los amigos de quienes siento ausencias y con los que me gustaría charlar y discutir sobre aquellos asuntos que a todos nos interesan, porque el discutir es tambien algunas veces, prueba de amistad, no se discute con cualquiera, sino con quien se estima o al menos se estima su juicio. En cuestiones de arte se discute ahora muy poco. Más bien se escribe o se habla despreciando lo que no se estima o no se comprende. R.[omero] B.[rest] dá por muerto, en grabado, en una noticia de catálogo, a Picasso o por existente en pasado, así me dijeron, o consideró su aporte poco valioso y, sin embargo, a mí me parece que su aporte en ese género, el del grabado, como en otros, el aporte de Picasso resulta fundamental en nuestra época. En España quienes siguen las nuevas tendencias estéticas no pueden soportar a los que continúan una tradición de la pintura española que tiene ya más de un siglo, la de Goya, y al revés.
A unos les parece que el dibujo de los más jóvenes, totalmente seco, mecánico, técnico, con mucho de “art nouveau”, es preferible a ese dibujo de línea sensible, caligráfico, temperamental, que constituyó la gloria de Toulouse Lautrec, de Bonnard y, antes, de Daumier y Goya. Pero no discuten, se desprecian. Quizá en lo más hondo de ellos se envidien y no comprenden que tanto para unos y para otros lo que puede salvar su obra es la “gracia”, ese algo indefinible que para los cristianos se alcanza en la santidad, lo que los andaluces denominaron “duende” y que es lo que yo encuentro en muchas obras de arte popular.
En el Rastro de Madrid hemos comprado unos ex-votos extremeños, naturalmente anónimos, que tiene eso, “gracia”, algo encantados, inexplicable, que vence a todas las torpezas. No tienen probablemente un gusto establecido por el hábito de repetirse, que es lo que constituye un estilo, pero tienen un candor que me atraen. Eso es lo que tiene todo el arte cultivado que estimamos, junto con otras cualidades de orden distinto, técnicas, y lo que le une a la creación popular realizada sin técnica alguna, una canción, una edificación campesina, una leyenda, etc.
En la zona minera de Asturias por donde pasamos para venir a Gijón, esas casas blancas de cal, en las que destacan como ornamento la cantería de sus aberturas, el color de las puertas y ventanas y la pizarra de sus techos, o la teja roja, en un paisaje verde y negro con un cielo casi siempre gris, tienen la “gracia”, la ingenuidad de los ex-votos que compré en El Rastro y, al mismo tiempo, la de los dibujos de Bonnard o de algún artista sabio como éste. Aquí, en Gijón, queda mucha de esa edificación surgida de los constructores del pueblo y lo que desentona hasta ahora son esas nuevas construcciones al estilo de las revistas de arquitectura en uso la que le hace perder carácter, como ocurre con las nuevas construcciones en casi todas las ciudades europeas que vimos.
Pero esta rotura con un pasado que había alcanzado a distinguirse ya no se discute. Se desprecia ese pasado como los fanáticos de éste desprecian lo bueno, útil y bello de lo nuevo. Vivimos en una época en que parece no tratarse de congeniar en nada. A mi juicio podrían los arquitectos buscar de encontrar coincidencias entre ese acierto de la construcción popular y sus técnicas, pero no, se trata de cambiarlo todo en su totalidad, aunque este cambio borre las características de un pueblo antiguo.
En Gijón la guerra se llevó muchas cosas, entre ellas el espléndido museo de dibujos que había coleccionado Jovellanos y que alcanzaba desde los grandes artistas renacentistas a Goya, del que no quedó nada, y ahora tratan de borrar sus características más visibles.

Un gran abrazo de Maruja y mío para ustedes dos:

[Seoane]

1967-05-26 Mencionado/a
Carta de Seoane a Negri. 1967
Xixón
Bonn
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Seoane a Negri. 1967 en 26/05/1967


Gijón, 26 de Mayo de 1967

Srta. Nélida Negri
Bonn

Querida amiga:

Recibimos su carta en Gijón, a donde llegamos el día 21 y donde estaremos hasta el día 8 ó 9 de Junio, con noticias de Payró, de la exposición de Petorutti y de las fotografías de Peter, ¿se escribe así?, etc., que agradecimos mucho y quisiéramos ahora saber algo de la exposición de la Galería Boisserée, que suponemos debe cerrarse mañana, si va a Hamburgo o no, que críticas hubo y cual es su destino. Perdóneme por mi impaciencia. Desde Madrid enviamos un paquete con 14 grabados para completar la exposición de Münster, creo que ninguno de los enviados ahora estaba en la exposición de Bonn, y, con los que quedaron de ésta, pueden constituir una buena muestra de ellos. La de Madrid fué un éxito en todos los sentidos: público, crítica y venta, como le escribí ya a Tomás y quedé muy contento de haberla hecho.
Estamos deseando llegar a Galicia donde comenzaré de nuevo a trabajar, aquí en Gijón, por muchas razones, es imposible, pasamos gran parte del día charlando en las reboticas de mi hermana y de mi cuñado, cada uno tiene una farmacia, y viendo cine, sobre todo películas del Oeste. Todo en un clima de frío, viento y lluvias, pero gozando de un paisaje montañoso extraordinario, con altos picos de nieve y con las laderas y las montañas y valles matizadas de los más bellos verdes. Gijón es un puerto minero, a muy poca distancia está la cuenca carbonífera de Asturias, y su color es blanco, gris y negro que contrasta con el azul agrisado del Cantábrico. La ciudad posée poco interés, apenas unas ruínas romanas y algunos edificios civiles medievales. La gran colección Jovellanos, de dibujos de pintores italianos, franceses y españoles del renacimiento a Goya, fué destruída durante la guerra civil y su pinacoteca municipal tiene solo obras de artistas asturianos, algunos muy interesantes como Valle y Piñole, de un expresionismo local al tratar temas de mineros, campesinos y de la costa.
Suponemos que Payró debe estar ya de vuelta de su recorrido alemán. Nos hubiese gustado mucho haber coincidido con él para gozar de su saber y de sus observaciones, pero debemos contentarnos con limitarnos a comentar nuestros recuerdos en Buenos Aires. Supongo que Tomás habrá recibido ya los dibujos de Lugones, a lápiz y a tinta, pues en la conversación telefónica que tuve con él me había dicho que no los había recibido y me cuesta pensar que se hayan perdido. Fueron enviados desde Madrid por correo aéreo certificado. Le ruego me dé noticias de si llegaron o no y de la exposición de Colonia.

Reciban su madre, Tomás y usted abrazos muy cordiales de Maruja y míos y saludos en nuestro nombre a Payró si está en Bonn:

[Seoane]

1967-06-01 Mencionado/a
Carta de Seoane a Scheimberg. 1967
Xixón
Bos Aires
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Seoane a Scheimberg. 1967 en 01/06/1967


Gijón, 1º de junio de 1967

Dr. Simón Scheinberg
Buenos Aires

Mi querido amigo:

Estamos en Gijón en casa de mi hermana hasta el martes próximo, día 6, y estamos, como quien dice, lejos de todo lo que viene preocupándome en los últimos tiempos, museos, galerías, etc.; Gijón tuvo antes de la Guerra uno de los museos de dibujos más importantes de Europa, el Jovellanos, con el nombre de este ilustre político asturiano, de aquí, de esta ciudad, cuyas doctrinas se habían nutrido de los enciclopedistas franceses y de Feijóo, como muchos de los grandes americanos de la independencia. El museo fue destruido en la Guerra y poseía centenares de dibujos del Renacimiento italiano, Miguel Ángel, Leonardo, etc., y luego Velázquez, El Greco, Zurbarán, hasta Goya y pintores de su época de finales del XVIII hasta principios del XIX. Cuidador de este Museo en la década del 20 fue Moreno Villa, el notable poeta y pintor que falleció exiliado en México, quien confeccionó un catálogo que ya no se encuentra. Fue una gran pérdida la del Museo Jovellanos. Hoy sólo queda el Museo Municipal que posee algunas obras interesantes sobre todo de artistas de la ciudad, los naturalistas de los últimos años del siglo pasado, Álvarez Sala, Martínez Abades, que fueron muy reproducidos en las páginas artísticas del Blanco y Negro y de La Esfera, de un naturalismo regionalista como entonces se usaba, bastante sentimental muy de acuerdo con las poesías de otro asturiano, Campoamor, con sus Doloras. De esa época también, pero que falleció hace pocos años, fue un gran pintor de aquí, de Gijón, Evaristo Valle, triunfador como dibujante en París en revistas de moda, que repentinamente deja la capital del mundo para encerrarse en ésta, puerto industrial, y pintar escenas mineras, trabajos del puerto y escenas populares, con un humor y desgarro próximo por igual a Ensor y a Solana y a quien Lafuente Ferrari, el historiador de arte madrileño, dedicó un tomo impresionante hace dos o tres años. Otro pintor que aún vive, nonagenario, es Piñole, que pintó esos mismos temas y que aún siendo interesante no alcanza a mi juicio, el humor ni el dramatismo de Evaristo Valle. Esto es todo en cuanto a arte. En lo que se refiere a naturaleza, aquí está el Mar Cantábrico que se extiende hasta el Finisterre gallego, acerado, profundo, tormentoso, poblado de naufragios y leyendas, como todo el Atlántico Norte, donde intervienen por igual sirenas y embarcaciones errantes, apestadas, condenadas a errar para siempre, o marinos corsarios, iguales o muy parecidas leyendas que en la costa gallega. Junto a ese mar un país montañoso, abrupto, verde, cuando no negro de minerales, de carbón, que es uno de los más bellos de Europa. También estas montañas encierran leyendas, hadas, las xanas y brujas y sucesos históricos deformados por el pueblo referidos a los moros, muy presentes en Asturias, porque aquí comienza, en Covadonga, la Reconquista. En una ladera de la costa, casi junto al mar, en una casa solitaria, vivió hasta hace diez o quince años una anciana poeta gallega, Rosario Acuña, que tenía fama de bruja y de quien decían las gentes del pueblo que convocaba a los espíritus. Las gentes evitaban el contacto con ella y se apartaban de la casa y a mí me hubiese gustado conocer su misterio, pero parece imposible. Todos los que conozco dicen lo mismo, que tenía fama de bruja, de echar a las gentes el mar de ojo y de reunirse con los espíritus. Es posible que hubiese contemplado más de un naufragio desde alguna de las ventanas de esa casa blanca y solitaria en que vivía. Me hubiese gustado ser su amigo. Debía ser como una vieja sacerdotisa de tiempos remotos. Le escribo a usted sobre pintores y la naturaleza de Gijón y Asturias y, nada de Rosario Acuña, sobre las gentes, mejor lo hablaremos a nuestro regreso. Impunemente, podría hablarse de los indianos que aquí hay muchos en los cafés, hablan en voz alta y recuerdan todos los acentos de América, pero no vale la pena, el asturiano es, en general, bastante vanidoso. Escríbannos. Pueden hacerlo ya al Castro.

Un abrazo para todos los amigos, para sus hijos y un fuerte abrazo para Aída y usted de Maruja y de:

[Seoane]

Porcelanas del Castro. Osedo. Sada.
La Coruña. España.

1968-12-17 Mencionado/a
Carta de Seoane a Varela. 1968
Xixón
Bos Aires
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Seoane a Varela. 1968 en 17/12/1968



Gijón, 17 de diciembre de 1968

Sr. D. Lorenzo Varela
Buenos Aires

Mi querido amigo:

Te escribo sin demasiada confianza en tu respuesta. Simplemente, para que sepas de nosotros y de lo que vamos viendo de España. Estuvimos antes en Nueva York, tres ciudades alemanas, Dusseldorf, Colonia y Bonn y luego en Roma, donde visitamos, aparte algunos monumentos, a María Teresa y a Alberti. Muy bien. Alberti, trabajando mucho. Acaba de hacer un libro dedicado a Miró, con cinco o seis grabados y manuscrito, y destinado a enviarle el número 1 hace, creo, que veinte ejemplares, al mismo Miró, del que estaban exponiendo 400 obras en Barcelona –te envié el catálogo– con motivo de sus 75 años de edad. Y ganando dinero con un disco, el que hizo un joven cantante italiano con un poema suyo, La paloma, y música de Guastavino, adaptada ésta por el cantante a la actual música, si se puede decir así. Alberti está muy optimista con este disco. Piensa ganar con él mucho dinero. Acaba de salir cuando nosotros pasamos por Roma y se habían vendido alguna buena cantidad de ejemplares de La paloma. En Madrid, Aguilar acaba de publicar su libro a la pintura, con reproducciones en color, muy caro, 250 pesetas el ejemplar y del que fuimos excluidos todos los pintores vivos menos Picasso y Miró y algunos nuestros como Portinari. En el caso de lo vivos, quizás para no tener que explicar quiénes somos y por eso que se dice: “justicia distributiva”, y en el de Portinari, porque ya muerto, sin rendir a beneficio, y no habiendo sido ni Goya ni Cezanne, así parece, realmente no vale la pena. Pero dejemos a Alberti. Estamos en España hace casi un mes. Hemos estado en Barcelona y Madrid, espléndidas las dos en muchos aspectos, pero aguantando ambas, como toda España, una crisis económica sorda producida por el cierre de industrias y que afecta al comercio. La gente se queja este Fin de Año, pero continúan hablando del progreso español y enseguida por el éxito del turismo. El progreso consiste, en general, en la producción de electrodomésticos y el aumento de pequeños autos, de Citroën y de la Fiat, muy baratos, y que se compran, como las máquinas eléctricas, en muy cómodas cuotas. Un progreso similar al de los países africanos, o a los de cualquiera del tercer mundo. El progreso se nota en anuncios como éste de Gijón, una ciudad, como sabes, industrial, puerto de la cuenca minera de Asturias, pero sin apenas atractivo alguno, una estatua de Jovellanos, otra de Don Pelayo, una buena playa y unos cuantos cines donde se proyectan películas del oeste. Dice el aviso en La hoja del lunes: “Bonnie y Clyde –Club Boite Fundición, 10. El único ambiente pop de Gijón. Venta de pósters. Carnets especiales para chicos y chicas. Tarde y noche–”. Éste es el progreso. Ni minifaldas, ni cohetes a la luna. Por otra parte, en Madrid, hay 90.000 casas en ruinas y 70.000 departamentos vacíos. Existen jubilados con 500 pesetas mensuales, 2.500 pesos argentinos. Te escribiré con más detalle. Ahora sólo quiero saludaros a vosotros, a los amigos comunes, que paséis unas felices fiestas y fin de año con Fernando y esposa, Hugo, Ariel y novias. A todos, nuestro saludo. Recibid Marika y tú el fuerte abrazo de Maruja y mío:

[Seoane]

1969-04-19 Mencionado/a
Carta de Seoane a Kornblith. 1969
Xixón
Bos Aires
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Seoane a Kornblith. 1969 en 19/04/1969


Gijón, 19 de abril de 1969

Sr. D. Isaac Kornblith
Buenos Aires

Mi querido amigo:

Estamos en Asturias y a muy pocos días, 10 o 15, de regresar a Buenos Aires, pasando unos días con mi hermana. Aquí, en Gijón, tengo una hermana y un cuñado, farmacéuticos ambos, con sendas farmacias, que aún tienen tarros antiguos con nombres medicinales en latín. Estamos a pocos kilómetros de la cuenca minera donde también tengo una prima hermana farmacéutica. En la ciudad, de muy vieja tradición y más que milenaria, todo está negro de carbón, las fachadas de los edificios, las calles y el puerto. Todo huele a carbón. Los antiguos escudos heráldicos, de rancios palacios de piedra carcomidos por la sal del mar, tienen carbón. Como si el carbón lo fuese aquí todo, y lo es, o, mejor dicho, lo fue hasta hace muy pocos años. Ahora se están cerrando minas en una y otra parte de Asturias y se crean fábricas de otros productos que dependen en parte de grandes empresas europeas o yankis y que no rinden lo que se espera. Gijón tiene una gran playa, unas estatuas de sus hombres más ilustres, el rey Pelayo, supuestamente asturiano, lo disputan los gallegos, el de la Reconquista contra los mahometanos, y la de Jovellanos, un gran prócer de la Ilustración Española de fines del XVIII y comienzos del XIX, en sus comienzos jacobino y afrancesado, amigo de Goya, preso y desterrado por la Inquisición y que escribió muy bien sobre casi todo: economía, sociología, política... y que, naturalmente, influyó en España y en los que libertaron América, lo mismo que Feijóo, tanto como los enciclopedistas franceses, y los libros prohibidos que, en el caso de la Argentina, iban de La Coruña a Buenos Aires en el “Correo del Río de la Plata”. Pero todo esto es historia. En la mentalidad de las gentes para la vida diaria esto no cambió demasiado desde los tiempos de Jovellanos. Solamente se incorporaron a los hábitos ciudadanos los nuevos productos industriales y el automóvil para pasear el ocio de los días de fiesta. Pero la mentalidad es casi la misma, treinta años de una política les hizo volver atrás un siglo o dos, en cuanto a determinadas cuestiones y la gente de aquí como la de toda España, marcha al norte de Europa. Es curioso este irse de la gente al norte en Europa. En cierto modo, pasadas muchas generaciones es una vuelta en parte a los lugares de orígen, pues en las múltiples mezclas de las sangres españolas están las de los pueblos que vinieron del norte, de las orillas del Báltico, o del que que se llamó Germania, de los godos, de los vándalos, los suevos, alanos... Ahora vuelven los nietos, los tartaranietos de una parte de esa sangre a servir de peones y el éxodo parece no tener fin. Pero de todo esto ya hablaremos a nuestro próximo regreso. Estos días, el lunes, saldremos para Madrid donde esperamos encontrarnos con Frontini.

Reciban Sima y usted, y todos los amigos comunes, un abrazo grande de Maruja y mío:

[Seoane]