PROXECTO EPÍSTOLAS

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4 MENCIóNS A Ana Aslan (1896-1988)

Científica rumana que revolucionou a medicina cunha fórmula para conseguir a eterna xuventude. Kennedy, Picasso e Neruda foron algúns dos que probaron o seu tratamento.
Epístolas
Mencionado/a [4]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
1972-02-07 Mencionado/a
Carta de Seoane a Díaz Pardo. 1972
Bos Aires
O Castro [parr. Osedo, conc. Sada]
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Seoane a Díaz Pardo. 1972 en 07/02/1972

Buenos Aires, 7 de febrero de 1972

Sr. D. Isaac Díaz Pardo
El Castro

Querido Isaac:

Recibo tu carta del 23 y también te contestaré por orden.
Corredor Matheos: En tu carta anterior me escribes sobre una exposición de arte gallego en Barcelona y te contestaba que nunca fui partidario de las exposiciones colectivas. Esta fue una posición mía de toda la vida y es algo que se conoce muy bien en el ambiente artístico de Buenos Aires, donde no participé jamás en esta clase de exposiciones sino únicamente cuando ellas tenían finalidad política. Se publicaron algunas veces mis razones. Una exposición colectiva podía hacerse en el siglo XVIII o XIX, o mejor si quieres desde el renacimiento, cuando el arte obedecía a determinados cánones, existían primero talleres y después academias donde se formaban artistas siguiéndolos y no había entre ellos más lucha que la competencia para la consecución de encargos. A partir de finales del XIX todo cambió en arte, se rompió con los cánones y nacieron diversas escuelas y movimientos artísticos, en profusión a mediados de éste siglo. Una exposición colectiva resulta, pues, por su heterogeneidad, una especie de bazar sin objeto que únicamente sirve para desorientar al público. (La única vez que pude realizar una exposición colectiva fue cuando vosotros, Maside, Laxeiro, tú, etc., expusisteis en Bs. Aires y logré, en lucha con los directivos de aquí, que les parecía poco seis artistas, y con los amigos de ahí, que la muestra se redujese a un grupo).
Intermedio. Siempre supuse que todo esto estaba claro entre nosotros. Si ahora participo en la exposición de serigrafías es porque cuando me las encargaron no me dijeron que harían exposiciones de este tipo y luego de programadas yo no podía ser una excepción planteando problemas a algo hecho. En cuanto a mi participación a la muestra de Lugo ahí te remito una fotocopia de la carta tuya en la que te refieres a eso. También poseo las dos cartas de D. Ramón Varela Méndez, presidente del Círculo de las Artes, a las que contesté el 2 de Junio del 64, aceptando luego de la insistencia de él y de Valentín, desde Vigo, en carta del 20/V del mismo año. Como puedes notar si mi mesa de trabajo aparenta desorden, funciona bastante bien mi archivo. Nunca te he pedido nada que se refiera a exposiciones, no tuve necesidad de hacerlo, únicamente en una oportunidad te solicité que le escribieses a Gaspar de Barcelona para una y él contestó que no podían hacerla por lo que fuese. Te ruego, pues, que no me pases cuentas que no debo. En cuanto al Ing. Díaz le conocí en la biblioteca del C[entro] Gallego presentado por Eduardo Blanco Amor y me encargó los trabajos que hice para el C[entro] Lucense, el óleo de gran tamaño, la decoración de las baldosas de un patio interior y los bocetos para Arranz, porque conocía los trabajos que yo había hecho para Goldstein y Aslán y sobre todo por el éxito del mural del T[eatro] San Martín, y no porque tú se lo aconsejases como ahora me dices. Luego te lo presenté yo a ti en Magdalena un día que fuimos a la fábrica. Todo esto lo recuerdo perfectamente y también lo recuerda él, a quien se lo pregunté sin decirle naturalmente el por qué. Te escribo esto de paso, como tú me escribes a mí, y porque no me gusta aparecer como deudor de favores que no recibí. Además en el caso tuyo y mío supongo que estamos colaborando desde hace años en algo superior a todo esto, con discusiones a veces violentas, pero colaborando, y no debiéndonos nada el uno al otro pues cada uno aporta lo suyo. En septiembre pasado, tengo en mi libreta, hablamos con Corredor Mateos de la posible exposición en el Carlos Maside, de Artigas, de Miró y Artigas, de algunas que se realizasen en el Colegio de Arquitectos de Barcelona que a él le pareciesen interesantes y de una posible política de intercambio cultural de la periferia peninsular. No apunté nada ni recuerdo que se hubiese hablado entre nosotros sobre una exposición colectiva de arte gallego. Hablamos, eso sí, de una muestra de proyectos de la ciudad de las rías de Albalat. Desde luego nada del traslado de las obras del C[arlos] Maside, cuya primera noticia, asombrosa, me la das en esta carta que contesto del 23/ Con el argumento de que si el Bauhaus pudo trasladarse, etc. 1º. – El Museo Carlos Maside está haciéndose, no es aún el Museo que proyectamos y soñamos. 2º– Los museos no se trasladan. Los únicos traslados que conozco se efectuaron en casos de fuerza mayor, en casos de guerra para esconder las obras, etc., y así pudieron exponerse las obras del Museo del Pardo en Ginebra y las de Viena y Munich en París y Londres al sacar las obras de sus escondrijos y mientras se reparaban sus edificios. 3º– El Museo Bauhaus se constituyó a partir de las muestras realizadas en 1969 y 1970 en algunas ciudades europeas y americanas que reunía colecciones hasta entonces de autores o sus descendientes, de particulares y del Estado alemán. Bastantes de esas obras habían estado diseminadas por el mundo como producto de la persecución. En cuanto a exponer la obra del Museo en el Círculo de las Artes de Lugo continúo de acuerdo, pues se trata de Galicia, no de que nos juzguen en el exterior por algo que está haciéndose.
Museo.– La exposición de Clavé estaba proyectada por nosotros a continuación de la de Solana. No pudo ser porque Gaspar te escribió dándote sus razones. Ahí se me dijo que enero y febrero eran muy malos meses por el invierno y supuse entonces que podrían iniciarse las actividades en marzo. Si el 23/I cuando tú me escribes, Gaspar no había enviado aún las obras no comprendo por qué tenías que escribirle de esto a Gaspar. Si éste las envía en febrero tiene que exponerse o a fines de este mes o en marzo, pues hay que hacer propaganda y catálogos. Lo único reprochable en mí es el no habértelo participado. Espero que tú no tengas nada que reprocharte en cuanto a olvidos.
Pileta. – Efectivamente, como a ti, la denominación pileta a mí tampoco me gusta. Pero las otras que se usan no son exactamente eso. Estanque, supone agua permanentemente estancada, y piscina la existencia de peces. Quizá podría ser pila, de donde viene, que significó también lugar donde las gentes se bañaban aparte de sus otros significados religiosos, para depósito de agua bendita, para la sumersión del bautismo en el primitivo cristianismo, etc. Podría llamarse Pila do Xunco. Mejor que con el nombre del lugar, Rato, que lo disminuye. Lagoa indica laguna que viene a ser lago pequeño, etc. En la carta anterior no me decías que se trataba de una pileta para competencias deportivas, pues tanto el Ing. Díaz como yo sabemos, que tiene que ser rectangular y yo lo sé no porque me hubiese ocupado de averiguarlo, pues nunca me interesaron las piletas, sino por esa cultura supletoria que se adquiere en los cines. Ya le hablé al Ing. Díaz hoy mismo, pues estuvo aquí cuando había comenzado a escribirte ésta y le leí el párrafo de tu carta.

Ejecutivo. Me doy perfecta cuanta para la dificultad de encontrar una persona capaz de ese cargo en una empresa y lo cansador que debe ser realizar esa especie de examen necesario del candidato.
Bueno, creo que contesto todo lo referido a tu carta última. En esta respuesta la acidez que puedes notar nace de tus afirmaciones inexactas, que, por mi parte, hubiese querido no hubiesen sido nunca formuladas, pero habiéndolo sido conviene aclararlas. Por otra parte me dio lugar a revisar nuestra correspondencia de alrededor de 15 años, pareciéndome, pasado tanto tiempo y leída fríamente, bastante interesante.
Tomás Mariño. – Parece que fue un precursor de la aviación. Procede del Ayuntamiento de Xove, entre Vivero y Cervo y falleció en 1880. Realizó algunos proyectos de navegación aérea, algunos de ellos cuales mantenían principios muy actuales. A principios de este siglo se expusieron esos proyectos. Alguien de Vivero debe saber algo de este personaje, o en Galicia. Creo que el asunto es muy importante y debe averiguarse. Yo hice esta ficha hace años y no recuerdo de donde procede. Estaba estudiando inventores, mecánicos, relojeros, etc., para notas radiales y de Tomás Mariño nunca logré más datos que éstos que te doy.
Quizás tú puedas encontrar alguno más. Puede ser interesante reivindicar su figura cuando se acerca al siglo de su fallecimiento y que lo haga alguien como tú que te interesas de cuestiones mecánicas.
José María Cao.– Estoy consiguiendo más datos sobre él. Pronto te enviaré la monografía. Esto es todo por hoy. Trata, como trataré yo, de no dejarte por el minifundio mental heredado de nuestra condición gallega y recibe un fuerte abrazo de Maruja y mío:

Seoane

1973-02-14 Mencionado/a
Carta de Alvajar a Seoane. 1973
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Alvajar a Seoane. 1973 en 14/02/1973


Ginebra, 14 de febrero de 1973

Marujiña querida:

Ni bien hube echado la carta en que te decía que aún no había atrapado yo la gripe que por derecho correspondía, tuve que llamar corriendo al médico para pedirle un certificado para quedarme en casa, porque tenía 40 de fiebre. Así que antibióticos, pastillas para la tos, supositorios para la fiebre y toda la parafernalia de la gripe. Ahora ya va bien y mañana regreso a la oficina.
¿Cómo va tu flebitis? No me extraña que te haya dejado la gripe esa secuela, porque la que yo tuve hace dos años me dejó una neuritis en el brazo izquierdo que me pasé tres meses viendo y contemplando todas las estrellas de firmamento. Todavía que queda de eso un temblor en los dedos que a veces no lo puedo dominar. Espero que estés mejor.
Aún así me las arreglé para ir a ver a mi notabilidad de profesor Feldman, a causa de lo otro que es más importante. Al principio estaba un poco picado, porque después de todo yo lo había abandonado en el año 1967, y eso a nadie le gusta. Me dijo con un ligero retintín: “Yo pensé al ver que usted volvía: “Afortunadamente, Mme. Alvajar es inteligente y comprende”. Le contesté: “Dr. Feldmann, eso es lo que pensé yo: “Afortunadamente el Dr. Feldmann es inteligente y comprende”. La verdad es que uno tiene tendencia a suponer que todo médico, y especialmente todo psicólogo o psiquiatra, es un hombre inteligente y comprensivo, y yo te digo por experiencia que de los muchos que he visto ninguno me ha dado la impresión de una verdadera inteligencia, salvo éste. A pesar del fracaso de su tratamiento anterior, siempre he pensado en él como el único hombre inteligente que he visto aquí. Luego todo marchó muy bien, tanto que, ¡oh, sorpresa, sobre todo viniendo de un suizo!, al despedirse de mí hasta dentro de quince días me dio un tiernísimo beso en la mejilla, y aún no he salido de mi asombro. Comprendió muy bien todo lo que le expliqué, me dijo (lo que yo ya sabía) que desde el año 1967 en que yo había interrumpido el tratamiento con él hasta ahora la psiquiatría y ramas conexas de la medicina habían hecho enormes progresos, que había muchísimos medicamentos nuevos, que comprendía mi necesidad de recuperar la “joie de vivre” y de sentirme bien, que “qu´est que c´est que cette histoire de se coucher à sept heures du soir?”, etc., etc. Me dio dos misteriosísimos medicamentos, uno de ellos que fui a buscar en la farmacia, donde me contaron las pildoritas una por una y me las dieron en un frasco en el que no hay ni el nombre del medicamento, y otro que se sacó el mismo como quien dice del bolsillo del chaleco, y que debe de ser un medicamento que está todavía en experimentación, porque no viene de ningún laboratorio médico, sino de un instituto de investigaciones sobre Lípidos, y me dijo que volviera dentro de quince días. También me dijo, “Pero tiene usted una cara estupenda”, y le contesté: “Dr. Fielmann, esta cara que tiene usted delante tiene encima catorce colores mezclados, así que no le extrañe que el resultado sea decente”. Claro está que se echó a reír. Ahora hay que tener paciencia, porque estos medicamentos (que creo que son de los que llaman “imaos”) son de actuación lenta.
Ahora voy a ver si os digo todo lo que tengo que deciros, que siempre se me queda alguna cosa en el tintero.
Me contestó Anita diciéndome que os escribía directamente y que ya había recibido carta vuestra. Parece que vuelve a Buenos Aires en marzo, peor que antes pasará por aquí.
Recibí una carta de Aurora Cortázar, que debe de haber venido por sus propios pies, puesto que debe de ser así como mandan las cartas que no traen ni un solo sello, ni siquiera el nombre del remitente. Fecha de la carta: 11 de diciembre. Llegada: 10 de febrero. Todas las noticias que me da ya las había recibido, claro está, de los propios interesados, en cartas con sus debidos sellos, salvo la noticia del nacimiento de la niña de Arturo. Dice Aurora, entre otras cosas, que tenéis la intención de venir por aquí. Os quiero prevenir antes. Lo que está sucediendo en este país es un verdadero escándalo. De un día para el otro suben las cosas, a veces de repente un 230%, aunque parezca mentira. Tenéis que contar con que todo está por lo menos el triple más caro que la última vez que pasasteis por aquí. Y digo “por lo menos”. A mí me parece un verdadero disparate pagar estos precios. Mi casa es pequeña (no es la de las fotografías que mandé para Quiroga, que están tomadas en casa de los Fernández Buján, que él es de Corcubión), pero hay dos habitaciones, una de ellas con una cama grande. En la otra hay un sofá cama, donde yo duermo muchas veces y donde he dormido todo el tiempo que Aurora estuvo aquí. Trataría de no molestaros por las mañanas, porque me levanto muy temprano (a eso de las seis menos cuarto). Me voy a las ocho y no vuelvo hasta las seis o las seis y media. Tendríais la casa para vosotros, con absolutamente todo lo necesario para vivir. Las tiendas necesarias están cerca. Hay autobuses en la esquina que os llevan a todas partes de la ciudad. La Ciudad Vieja está a un paso, con las galerías de arte y los museos. Aunque no sea época de vacaciones de verano de Marta, la cosa tiene arreglo. Viene los jueves a bañarse y arreglarse y a asistir a sus clases de latín, solfeo y guitarra, y ese día tampoco duerme en casa. Sólo duerme aquí los sábados, y los Fernández Buján están encantados de tenerla con ellos ese día, tanto que tengo a veces que pelearme para que me la dejen en casa. Sonia, su hija, es muy amigota de Marta y les gusta mucho estar juntas. Me gustaría mucho que las conocierais, porque tiene excelentes cualidades, y además hace mucho tiempo que tengo ganas de hablar con vosotros acerca del porvenir y los estudios de esta niña, porque creo que Luis puede darme buenos consejos. No entro ahora en el asunto porque pienso que de una manera o de otra os veré pronto.
La Galería Kreuger sigue mandando las invitaciones para los “vernissages” a nombre de Luis acá a casa. Medio se disolvió. Tiene fama de ser un hombre muy competente en lo suyo y honrado, pero insoportable en el trato con sus asociados. Una socia de él, una italiana casada con un suizo sobrino de Le Corbusier, llamada Ana María no sé cuantos (he estado buscando los catálogos donde está su nombre, pero me los debe de haber robado Marta, que es museómana y galeriómana) acaba de abrir una galería nueva que se llama Arte Moderno, aquí cerca de casa. Está en un piso alto, y son dos “dúplex” unidos, una casa lujosísima. Inauguró la galería con una exposición de Fernando Maza, que al llegar aquí lo primero con que se encontró fue con mi nombre en la lista de invitaciones a los “vernissages”, claro está que a casa de Luis. El ya traía mi dirección, que se la había dado su madre; llamó en seguida y pasamos varios ratos juntos. Acababa de exponer en la Bienal de Venecia, con mucho éxito, y ahora tiene una exposición en París y otra creo que en Turín. Aunque está separado de su mujer, que es norteamericana, pasa largas temporadas con ella y con su hijo en un pueblecito que está a unos kilómetros de Palma de Mallorca, un pueblecito muy sencillo, poblado de artistas, al parecer. Me ha invitado a ir allá, pero dudo de poder hacerlo.
Sigo recibiendo La Voz de Galicia, que está mucho mejor informada que La Tribuna de Ginebra o cualquier otro periódico de aquí, y sobre todo trae muchas noticias de Buenos Aires y Chile. Hace unos días sacaron una fotografía del Perón con un aspecto de apolillado que da miedo, diciendo que se va a Rumanía a hacerse un tratamiento gerontológico, lo cual no deja de ser una especie de “pajueranada”, porque el tratamiento de la Dra. Aslam nos lo estamos haciendo todos desde hace mucho tiempo, a título preventivo, porque tan apolillados todavía no estamos. Hace más de veinte años que tengo yo correspondencia con ellos y de vez en cuando me hago el tratamiento, y también Aurora lo emprendió, aunque con pildoritas, porque le tiene verdadero pánico a las inyecciones. También otra vez sacaron como gran novedad una fotografía de una pianista que se acababa de hacer un lifting, una “cara nueva”, como ellos decían. Supongo que sacan esas cosas cuando no encuentran otras con que rellenar un hueco, pero no dejan de asombrarte.
Me tienen prometidos para el sábado los dos discos de que os hablé. El de Grassens es el último y estaba agotado. Así pasaron la canción de los reyes por radio un par de veces, y luego no volvieron a pasarla más, porque como tienen tanto miedo de ofender a los jefes de Estado de otros países... Tanto que está seriamente penada cualquier ofensa pública a cualquiera de ellos. El otro resulta que es de Juliette Greco, cosa rara, porque esa mujer se ha dedicado a cantar las mayores estupideces del mundo desde hace varios años, de modo que no respondo de la clase de canciones que hay en ese disco, a parte de la que se llama “Mon fils, chante”. Os lo mandaré por correo la semana que viene.
Ahora os dejo, porque aprovechando estos días que he pasado en casa me estoy haciendo un pijama “serio”, es decir, sencillo. Todo lo que se encuentra por aquí está lleno de froufrous y de chichis, y no comprendo por qué razón hay que vestirse de idiota para meterse en la cama. Ya veremos lo que sale, porque hace muchos años que no coso en serio.
Y ahora dejo de daros la lata. Ya me avisaréis cuando recibáis los discos, para que me quede tranquila y sepa que no os los robaron por el camino.
Saludos a Rafael y Carmen. Ya sé que estuvo aquí Mireya, porque me escribió. Le contesté, pero no sé si mi carta llegó a tiempo, porque estaba a punto de volverse a América.

Saludos igualmente a Pillado y mil cariños para vosotros.

Amparo

1973-06-11 Mencionado/a
Carta de Seoane a Girri. 1973
A Coruña
Bos Aires
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Seoane a Girri. 1973 en 11/06/1973


La Coruña, 11 de Junio de 1973

Sr. Alberto Girri
Buenos Aires

Querido Girri:

Te contesto a una carta de hace tiempo, creo que no te la contesté, no lo sé, pues tengo mi correspondencia embarullada –de barullo, palabra gallega que pasa al lenguaje porteño– y en todo este tiempo las noticias que venían de ahí, las que procedían de la actitud política de algunos amigos sin memoria, o masoquistas, tampoco lo sé, me restaban ánimos para hacerlo. Perdóname y no te desquites. Trabajé mucho, hice en todos estos meses una exposición que está abierta en Madrid con bastante éxito y en la que vendí algunos cuadros, cerrándose el jueves que viene, el día 14. Tu carta, pesimista, expresa buenas razones en cuanto a la posición política de las clases media y oligárquica argentinas, por otra parte muy consecuente con la moral de nuestra sociedad de consumo, muy unida como es natural a la moral del éxito económico. El criterio ético de nuestra época dejó de ser monolítico, como lo fué en general desde la prehistoria, desde la sociedad tribal y no se establece otro sobre los supuestos de la crisis de la vieja moralidad tradicional, o en la sociedad de mercado de hoy se desarrollan criterios éticos distintos y nosotros, por lo menos yo, no podemos entenderlos.
Hace veinte años nada más nos importaban tanto las condiciones morales del que nos representaba políticamente como su acción política, administrativa, etc. Esto hoy no cuenta. Antes, un guía para nosotros era quien en nombre de una ética aceptada se enfrentaba con la multitud. Recuerdo a Juan José Castro* y su carta de renuncia publicada en los diarios del 47 o el 48, o no sé cual fecha. Pero la gente que tiene menos de cuarenta años, queramos o no, nos guste o no, y aunque no hubiésemos recurrido a las medidas rejuvenecedoras de la Dra. Aslánd, piensa de un modo distinto a nosotros y tampoco se trata de pasar la vida adaptándose al pensamiento de los más jóvenes. Tu y yo, y los de nuestra generación, tenemos una obra que estamos realizando en la medida que podemos y esto es lo que cuenta. Creo que es a mi edad cuando el pintor, el escritor, etc., se encierra en una torre de marfil y sólo trabaja, se ocupa de su trabajo y de lo rápido que pasa el tiempo. Si tiene suerte, puede no tener una torre, sino varias torres como Picasso, llevando de una a otra su soledad, su trabajo y su insatisfacción.
Tu poema Inesperada, clara relación, el que me has enviado por tu carta, me parece espléndido y me gusta, además, conceptualmente. Se trata de crear tú, yo, nosotros, aquellos que nos mueven iguales inquietudes, “formas que habrán de moverse en el tiempo” como quería Hokusai, según los versos tuyos, aunque estemos sumidos en la hosquedad que supusiste dominando a Picasso, y, en otras cuestiones, las que nos competen como integrantes de un pueblo, nos domine la desilusión. Tu poema es muy bello. Pues a eso. En tu caso, a escribir, en el mío a pintar y escribiendo y pintando pacientemente a esperar al igual que esos orientales sentados a que antes pensé referirme. Lástima que no aprendimos el hábito de sentarnos sobre las piernas cruzadas para tomar la actitud de un Buda. Nuestro ombligo es lo que que parece que sólo cuenta, ahora en la época de las desilusiones.
Escríbeme, no te vengues. Un gran abrazo para Aurora y para ti de Maruja y el mío.
Perdóname si esta carta resulta por vez primera, desde que tenía 17 o 18 años, creo, egoísta y desdeñosa.

[Seoane]

1973-08-10 Mencionado/a
Carta de Varela a Seoane. 1973
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Varela a Seoane. 1973 en 10/08/1973



10-VIII-1973

Mr. Seoane:

Hace mucho que no escribo con pluma más que notas disparatadamente taquigráficas. Procuraré, para que no sea demasiado difícil la lectura, obedecer la vieja norma: “despacito y con buena letra”. (Despacito, casi sí, pero no tan buena).
Vaya primero un racconto. Salimos de Buenos Aires el 10 de julio. El 8 yo aún tenía fiebre de una arrasadora gripe a virus. De la cama del paciente fui llevado –no podía oponerme– al avión. Marika estaba casi igual. Todo es muy casi en este viaje y apenas podía caminar (vieja historia de pies planos y cercos vencidos en combinación con complejos problemas de presión y pérdida de potasio). Pero pudimos llegar a 52 Rue de Seine –Hotel de Seine, donde estamos ahora de vuelta de Bucarest– y comenzamos a hacer vida normal de enfermos: paseítos de 3 cuadras por el Boulevard Saint Germain, con límite en el Flora Deux Magots. Poco a poco, yo pude ir internándome algo más en la selva suave de París. Recordando, borrosamente, otra ciudad, otros rostros, otra pátina. Pero el mismo perfume, la misma sonrisa, el mismo tono amable, la misma locura cosmopolita –pero no inhumana–, de hace 30 o 40 años (¿para qué hacer bien esas cuentas, a esta altura?). Da rabia que esta ciudad sea tan hermosa y quede tan lejos, que su alegría sosegada no se haya contagiado al mundo, que..
El 17 de julio, salimos para Rumanía. Marika, como quien va a Londres con fe, yo, como quien, en vez de ir a Mondariz, va al Tigre. De allí acabamos de volver, Marika mejor y yo lo mismo. Excelente clínica, pésimo hotel, queriendo ser el Waldorff y la implacable burocracia esperada (pero gentes vestidas, alimentada, contentas).
Ya en Buenos Aires había pensado que si llegábamos vivo a París, no íbamos a tener fuerzas para cumplir el plan inicial: París-Bucarest-París-Amsterdam-La Coruña-Londres-Buenos Aires. Y desdichadamente se confirma. No nos movemos de París; nuestro sanatorio de circunstancia. No podemos exponernos al traqueteo de aeródromos, autobuses o ferrocarriles, con sus maletas, distancias a caminar, etc. Ni siquiera nos hemos animado a ir al Louvre (esto os dará una idea de la debilidad, de la fragilidad en que flotamos). Pero no estamos deprimidos. Esperamos para esta noche a Hugo y a Fernando (que fue invitado a un Sanatorio de expertos en Derecho Agrario, en Sussex). Probablemente salgamos con Aurorita Bernardez (que pasa 3 meses –dólares en la UNESCO), a Montparnasse. Y sólo sentimos –y ya es bastante–, la tristeza de no estar con vosotros y los amigos de Galicia unos días. (Rafael debe saber que no me perdono el estar tan cerca y fallarnos la fuerza para ir a abrazarlos).
Nos encontraremos, pues, en Buenos Aires, hacia donde partiremos el 22, y, si la medicamentación da resultado, con algo más élan.

¿Queréis algo de París? Hasta pronto. Abrazos. Casi.

Lorenzo

Queridos míos:

No es cierto que esté igual Lorenzo Varela, porque aumentó 6 kilos que le hacían mucha falta... pero lo más importante de todo y no lo vais a creer... sorpresa, sorpresa... ¡dejó el cigarrillo! a pedido del médico, pues de lo contrario el tratamiento no daría resultado para sus arterias. El resultado lo veremos a lo largo, pero lo más difícil que era hacer o descubrir mi diagnóstico después de 10.000 sacadas de sangre que como los mogólicos son tarados porque tienen un cromosoma de más, yo engordo y hago régimen y me siento mal porque en vez de un cromosoma de más tengo una hormona de más que hace que acumule sal y pierda potasio y otros minerales en cantidad. Hasta ahora en Buenos Aires después de muchos años descubrieron que perdía potasio y por eso estaba tan cansada y variaba mi presión, pero nadie supo decir porqué. La doctora Aslan quería que me quedara ocho días más, pero teníamos que encontrarnos el 6 en París con Hugo (que todavía no apareció, hoy 9) y yo no quise esperar. Por otra parte, el médico nos recomendó a los 2 mucha tranquilidad, pocas tensiones, etc, etc., y como somos 2 casos raros nos pidió que le escribamos como vamos.
Lorenzo Varela estaba tan enloquecido con París y estábamos tan mal, los días antes de ir a Bucarest que tuvimos miedo de asustarlos en Galicia, así que resolvimos volver a París y dejar el viaje del año que viene sólo para Bucarest y ¡España! Todavía no hemos ido ni a ver la Exposición de Soutine, ni ninguna otra, pero espero que ya andaremos, o mejor dicho, caminaremos mejor y podremos ver algo.

Los extraña, los quiere y los abraza a ustedes y a todos. Vuestros inolvidables amigos.

Marika