PROXECTO EPÍSTOLAS

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Epístolas
Mencionado/a [1]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
1966-03-23 Mencionado/a
Carta de Lois Tobío Fernández ao seu irmán Carlos Tobío Fernández, 1966.
Madrid
México, D. F.
Orixinal Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Lois Tobío Fernández ao seu irmán Carlos Tobío Fernández, 1966. en 23/03/1966

23 de marzo de 1966

Señor Don Carlos TOBIO

Queridos hermanos:
Mucha alegría tuvimos al conocer y tener unos días con nosotros a Carmen. Es una chica estupenda, sincera, inteligente y simpática. Todos le hemos tomado gran afecto y esperamos volver a verla con frecuencia. Como tenemos muchos puntos de contacto, desde el primer momento nos entendimos a las mil maravillas.
Ahora lo que esperamos es ver a los que faltan y, mejor aún, que vengan todos para quedarse. El ambiente, a pesar de las rémoras y obstáculos, puede considerarse ya relativamente potable, en el sentido de que es posible mantener un buen porcentaje de independencia personal. Esto, naturalmente, sólo vale para Madrid o Barcelona.
Cerca ya del verano, planeamos nuestras vacaciones que este año se partirán por gala en dos: 15 días en Vivero y otros 15 en Salou, playa tradicional de la familia de María del Carmen desde los tiempos de fines de siglo, amplia, de fina arena y, sobre todo, más caliente y despejada que nuestra maravillosa de Cobas, que nos decepcionó el año pasado por lo fría, nubosa y brumosa.
Nuestra vida continúa tranquilamente y sin novedades especiales. Miguel resolvió sus problemas y está ahora trabajando intensamente con vistas a los exámenes. Constanza, en 2º de bachillerato, cursa a la vez los estudios correspondientes a la secundaria inglesa. Ambos estudian además, particularmente, ruso. Estoy convencido de que el dominio de los idiomas será una clave maestra en el mundo que viene y quiero prepararlos en tal sentido. Aquí en España, en ese como en otros aspectos, se encuentran en lamentable atraso. Esta sociedad en que manda la clerigalla y los espadones desatiende lo que realmente cuenta en la formación del individuo, perdiendo energías, tiempo y dinero en cosas sin sentido, religiosismo formal y supersticioso y cascarones vacíos para fingir un progreso cultural inexistente. La Ciudad Universitaria, por ejemplo, es un magnífico muestrario de esos cascarones ostentosos que, dentro, no albergan otra cosa que profesores fósiles o incompetentes y métodos anticuados, ciencia simulada e investigación nula. Uno de los más recientes de esos cascarones vacíos es precisamente la Facultad de Ciencias Económicas donde estudia Miguel. Como las asignaturas que cursa tienen en algunas cosas contactos más o menos directos con lo que fueron mis aficiones científicas, sigo de cerca su trabajo. Y puedo decirte que más de la mitad de las cosas que estudia son disparatadas o trasnochadas, pura palabrería seudo-científica, ecos de ecos de cosas ya dejadas de lado en el mundo universitario serio y actual.
En una de tus cartas me habías hablado de Salvador Lisarrague que había estado ahí dando unas conferencias y que había causado buena impresión. Siempre me pareció un pedante y un farsante científico, amén de confuso y palabrero. Y la lectura de sus apuntes mecanografiados y revisados por él, que fungen de libro de texto, me lo confirmó. Explica sociología, que no sé donde ni con quién estudió. Todo se le vuelve citar a Ortega –que sirve de comodín para todo– y al neoescolástico Zubiri, inteligencia y capacitación perdidas por no querer pensar sin trabas ni andadores y empeñarse en seguir las gastadas y ya estériles roderas escolásticas. Como además las clases son de mil alumnos y no hay suficientes ayudantes para trabajar directamente con todos, la enseñanza es una ficción, una simulación y una feria. El profesor no conoce al alumno y éste hará un examen escrito en masa que calificarán los ayudantes con la urgencia que es natural.
No sé si te has enterado que tu ex-compañero, y creo que también del premio extraordinario de la licenciatura, Maximino Romero Lema (que ahora se hace llamar o llaman "de Lema", sin duda para seguir la corriente aristocratizante de esa lamentable sociedad) es en la actualidad obispo auxiliar de Madrid. Parece que el Vaticano lo nombró directamente para poner al lado del arzobispo Morcillo (que como todos los prelados españoles fue nombrado a propuesta del Régimen, lo que explica su carácter integrista y reaccionario que se puso de manifiesto en el Concilio) un hombre con la nueva mentalidad. Pero lo cierto es que estas tentativas del Vaticano para que la Iglesia española se civilice y "aggiorne" han dado poco resultado hasta ahora y todo sigue tan cerril e inquisitorial como siempre, en las actitudes aunque en los hechos, en la presión sobre el ciudadano se haya aflojado un poco la presión porque las normas conciliares les han quitado apoyo moral y están desconcertados. Pero como la Iglesia católica española es más una organización política y un grupo de presión y dominación social más que una organización religiosa, los criterios propiamente religiosos sólo le atañen en medida reducida. Los principios de la libertad religiosa proclamados por el Concilio no han tenido hasta el momento la menor virtualidad y los cultos protestantes, por ejemplo, sólo se celebran en forma discreta y todo anuncio público de ellos, toda manifestación exterior y, naturalmente, todo proselitismo están prohibidos. Las razones que dan para ello son muy pintorescas. El otro día oí por la radio al arzobispo de Madrid tratando de justificar que en España la libertad religiosa proclamada por el Concilio debe sufrir cortapisas. Como en España existe una unidad católica, decía, si cualquier otra organización religiosa abre públicamente templos, con signos exteriores, algún sector del católico pueblo español (seguramente azuzado por los curas) probablemente atacaría alguno de esos templos, creando así graves problemas de orden público. Por lo cual, concluía el prelado, el Estado no debe permitir esa pública ostentación de cultos disidentes que excitaría la justificada reacción de los católicos españoles. La argumentación, como se ve, es jurídicamente perfecta. Las damas no deben llevar alhajas porque provocarían los asaltos de los ladrones ni los caballeros valerse de coches lujosos que excitarían la codicia de los delincuentes.
Y nada más por hoy. A ver cuándo recibimos noticia de otra visita, que ahora será la tuya, y entretanto, abrazos de todos para todos.
[sen asinar]