PROXECTO EPÍSTOLAS

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2 MENCIóNS A Jacopo della Quercia (1374-1438)

Escultor italiano do Primeiro Renacemento (ou Quattrocento). A súa escultura busca unha síntese entre a escultura gótica de Giovanni Pisano e a borgoñona, especialmente a de Claus Sluter por unha parte e co clasicismo por outra.
Epístolas
Mencionado/a [2]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
1954-01-16 Mencionado/a
Carta de Falcini a Seoane. 1954
París
Bos Aires
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Falcini a Seoane. 1954 en 16/01/1954


Camino de París, enero 16 de 1954

Querido Seoane:

En este largo deambular son diversas ciudades y las obras de sus artistas, de todos los tiempos, son muchas las veces que lo he recordado, que lo hemos recordado, y que me he dicho: “hoy le escribo el motivo de mi recuerdo”. Y sin embargo, me he dejado estar. Ud. sabrá disculparme, máxime si se le ocurre pensar en la sucesión sin tregua de este ver y andar.
En cuanto tomé contacto con Italia, me enfrenté con la gran exposición de la obra de Picasso, integrada con las piezas que posee Moscú, conjunto excepcional que documentó el dramático proceso del arte de este siglo a través de su artista máximo, con la primicia de contemplar la Pietá Rondanini de Miguel Ángel, obra de un expresionismo conmovedor que la ciudad de Milán adquirió a la de Roma y que se ofrecerá a la contemplación del público en una sala del Palacio Sforzesco decorada con frescos del ‘300.
Y luego imágenes románicas, que Vd. siente tanto, desprendidas por la metralla que las arrancó de las arquitecturas que integraban y que hoy un sentimiento de piadosa humanidad exhibido como un alegato contra la fuerza, hasta detenernos ante ese amanecer de los tiempos modernos y de la pintura que es El pago del tributo de Masaccio; o ante el triunfo de la inteligencia que se arquitectura en la Leyenda de la Cruz de Piero della Francesca; o descubrir una latitud inconmensurable del arte de Rubens en Enrique IV en la batalla de Ivry o en Enrique IV entrando en París, geniales precedentes de la modernidad de Delacroix; o de la obra de Tintoretto: el de las 56 telas de la Scuola di San Rocco, que culmina en la sinfónica “Crucifixión” del conjunto, hasta llegar a los magníficos frescos de la capilla de los Scrovegni pintados por Giotto, vistos y admirados en la misma Pádova que exhibe en todo su esplendor el genio de Donatello con su Gattamelata, la figura ecuestre que integra la “gran” Trinidad con el Marco Aurelio de Roma y el Colleoni, de Venecia, que también hemos meditado largamente.
No necesitaré decirle que solo menciono los puntos más altos de mi admirado panorama, en busca de afirmaciones. Y que de estas cumbres solo mente algunos puntos. Cómo decirle mi comprensión de la fuerza conceptual y artística de obras como el San Mateo o la Piedad de Miguel Ángel, del Duomo de Florencia o del Jeremías de la Sixtina, como lo que he sentido ante El Cristo muerto de Mantegna, de la Galería Povera; y que decirle acerca de mi descubrimiento, de hecho, de la humanidad y de la plenitud escultórica de Arnolfo di Cambio, ese magnífico tallista del Trecento?
No he de terminar este breve itinerario de imágenes sin nombrar a Jacopo della Quercia, ese gran escultor del Renacimiento que decoró el portal de San Petronio de Bologna, cuya modernidad explica su postergación en el concurso para decorar las puertas del Bautisterio de Florencia, según lo prueba un simple cotejo de los relieves de ese portal con los de las puertas decoradas por Ghiberti.
Cómo ve, si me sigue la cuerda, esta carta será una lata. De modo que seguiremos largo y tendido en otra oportunidad. Salúdeme a los amigos. Y Uds., con Maruja, sientan un fuerte abrazo del amigo

Falcini

1967-03-22 Mencionado/a
Carta de Falcini a Seoane. 1967
Bos Aires
Madrid
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Falcini a Seoane. 1967 en 22/03/1967


Buenos Aires, Marzo 22 de 1967

Sr. Luis Seoane
Madrid

Mi querido amigo:

Recibí hace unos días su carta, con la presencia de su pensamiento activo, que tanto me interesa, a mí como a los amigos comunes, siempre ávidos de noticias, ya que sus cartas son leídas, a menudo, en ruedas cordiales recordándoles.
Le diré que me alegra nuevamente leer sus conceptos que figuran la imagen del escultor, del artista y del hombre Barlach. De su acento campesino, de su aspecto gótico.
Aspectos dominantes en la obra del escultor alemán capaces de impresionar sensiblemente al artista Seoane, cuyos caracteres nutricios, campesinos y góticos, siempre me impresionaron como constantes en su obra, espiritualmente actuales.
Barlach con sus expresiones desgarrantes justifica, en mi opinión, el calificativo de “de protesta expresionista” que Ud. oportunamente recuerda. Su doloroso misticismo tiene la forma que le corresponde. Forma expresiva. Su estilo plástico.
Me impresiona saber de sus afinidades y amistad con Kathe Kolwitz, cuyo arte trasciende, quizás más, por su profundo realismo, que lo hace más accesible a mayor número de gentes. Sin embargo, esas dos expresiones de arte tienen un fondo conceptual común. Lo gótico y lo campesino, como el gran arte popular gozan de una gran actualidad. Documentado en un hermoso libro que tradujo José Luis Romero La gran Claridad de la Edad Media. Hace tiempo que yo rastreaba los comienzos del humanismo, no en el Renacimiento, sino en la Edad Media en mi último viaje por Europa, en Italia tuve una gran revelación. En Florencia, en el museo de la catedral, vi unas esculturas de mármol, obras de Arnolfo di Cambio, escultor y arquitecto de Santa María dei Fiore. La concepción plástica de su escultura tiene una forma tan luminosa y tan plena que no tiene equivalentes en el Renacimiento. Fue compañero de Giotto y de Pisano, con quien colaboró en varias obras.
Fue el antecesor de Della Quercia, el escultor de la basílica de San Petronio de Bolonia. Sin embargo, se le conoce como arquitecto.
Acerca del posible misterio de lo bueno o lo malo que hacemos, del misterio de los orígenes de las imágenes personales que motivan las meditaciones finales de su carta que contesto, me recuerdan parejas observaciones que me hacía Alfredo Guttero en su carta desde Florencia.
En efecto, nuestras imágenes suelen tener sus orígenes en realidades ensoñadas, a través de viajes, o ya sea de los “paisajes interiores” que el atavismo desarrolla en nosotros oscuramente; precisamente los que nos han impresionado y nos modelan todavía mediante la intuición.
Serán ésas las huellas invisibles para el ojo común que están actuando, creando un medio complejo de poderes íntimos? Entre las cuales están estas divagaciones mías.

Hasta siempre, les digo a Ud. y a Maruja, con los mejores recuerdos míos y de Germaine.

Falcini