PROXECTO EPÍSTOLAS

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3 MENCIóNS A François Rabelais (1494-1553)

Escritor, médico e humanista.
Epístolas
Mencionado/a [3]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
1963-05-28 Mencionado/a
Carta de Seoane a Varela. 1963
Xenebra
Bos Aires
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Seoane a Varela. 1963 en 28/05/1963


Ginebra, 28 de mayo de 1963

Sr. D. Lorenzo Varela
Buenos Aires

Querido Varela:

Ahí van unas noticias. La primera, privada, es que una Galería de Ginebra, muy importante, que acaba de editar un libro de Char con litografías de Braque, y otro no me acuerdo ahora de quien con litografías de Miró, se encarga de mis grabados en Europa. Ayer también tuve noticias de Basilea del acuerdo de la Kunsthalle para exponer óleos míos en la próxima temporada, pero aún no tengo fecha concreta. De cualquier manera, el 10 salimos hacia París, donde estaremos muy pocos días y desde allí para España, que es donde queremos estar. Si hiciese falta, trataríamos de volver en septiembre a Suiza. Ya veremos.
Noticias
Un escritor polaco emigrado a la Argentina cuya reputación comienza a ser universal ha hecho declaraciones a algunos diarios de París. Se trata de Vitold Gombrowicz, que publicó en castellano, hace años, en la Editorial Argos de la capital argentina, su libro Ferdydurke sin que esta publicación tuviese ninguna resonancia en la prensa porteña ni entre los escritores que se tienen por más importantes en Buenos Aires. Ferdydurke se publicó en francés en 1958, desde esta fecha se ha hecho una decena de traducciones del libro a diversos idiomas y el apellido Gombrowicz es ahora conocido, en los medios intelectuales europeos, como el de un importante creador que estuvo aislado en Buenos Aires durante muchos años. La traducción de Ferdydurke al francés se efectuó inmediatamente de la edición polaca en 1957, diez años después que la argentina y veinte máis tarde que la primera edición en Varsovia. Vitold Gombrowicz emigró a Buenos Aires en 1939 y en esa ciudad escribió TransAtlántico, La pornografía, algunos volúmenes de su Diario y la obra de teatro El casamiento, que se estrenará en París el próximo mes de junio. Veinticinco años después de su llegada a la Argentina y luego del silencio porteño, regresa a Europa y se mueve, según parece, con dificultades en el mecanismo de su celebridad naciente: interviús, recepciones, reuniones, encuentros... Entrevistado por Piotz Rawicz afirma: “En la Argentina, yo viví fuera de los medios intelectuales, rodeado de amigos que no pasaban de los veinticinco años de edad. Con éstos, dijo, me habitué a hacer una política literaria, mezcla de provocación, de juego, tontería, rareza, indolencia... Resulta pequeño el universo de la juventud”. Interrogado sobre París, contesta Gromwicz: “Cuarenta mil pintores en esta ciudad de los cuales cuatro o cinco son auténticos. Millares de escritores o que se consideran como tales. La estupidez, la impostura, conscientes o inconscientes, constituyen sus límites. El escándalo no dura mucho”. Se considera la obra de este escritor polaco como una de las más importantes en este siglo en la literatura de su país, precursora de la de Ionesco, conteniendo como tema principal la inmadurez. Los autores franceses preferidos por él son, en general, Montaigne, Rabelais, Jarry y Gide. Hablando de sí mismo, dice: “Soy un viejo campesino, un poco desconfiado y frío. Desconfío de los conceptos y mi obra constituye la sátira de la conceptualización. Definí una vez como una aspirina que produce el relajamiento. Mi arte es el opuesto de la nueva novela francesa, que se hizo descriptiva, objetiva. No me sujeto al objeto. Trato de seducir a las gentes, busco la superioridad, la dominación, la expansión de mi yo. Ésta no es una filosofía, sino la actitud patética de un artista. El hombre está en conflicto perpetuo con la forma, cualquiera que ella sea. La parodia es su venganza”. “Mi drama personal –añadió– procede de dos fuentes, de una degradación vengativa de toda forma, y de mi sumisión humillante a la juventud. Como artista, busco la perfección, tiendo a la madurez y al mismo tiempo estoy locamente encariñado con la inmadurez, lo inacabado. No existe solución, no puede existir, si me convierto en maduro dejo de ser joven, y así continúo...” No es, pues, por azar, la obsesión melancólica de adolescencia y juventud de Gromwicz. Rawicz afirma que la grandeza del drama de este escritor reside en ser “el de un formalista que se burla de la formas, de un realista que no solamente entrevé, sino que ve, carnalmente, la inconsistencia fatal, la pluralidad dolorosa de aquello que se llama comúnmente realidad” Entresacamos algunas respuestas de esta entrevista a un escritor casi desconocido en la Argentina a pesar de vivir en esta nación, conocido ahora universalmente por Francia y que, sin embargo, llegó a la madurez en nuestro país. A la madurez de su propósito de inmadurez literaria. Habría que estudiar hasta que punto influyó en él, o lo afirmó en su propia inmadurez, la inmadurez general argentina. George Braque expone actualmente grabados en madera en una Galería de París y en otra collages. El papel pegado, afirmó el pintor, me permitió disociar el color de la forma y ver que eran independientes uno del otro.
Sobre una exposición de arte norteamericano que se celebra actualmente en París y que constituye una selección de la sesenta y seis exposición del Instituto de Arte de Chicago, afirma Conil Lacoste que la última invención de la vanguardia de Estados Unidos constituye una especie de fotomontajes de objetos domésticos dibujados a gran tamaño, integración de franjas dibujadas, sonrisas de Marylin en serie, falsos helados a gran escala, etc.
Me extendí un poco con el reportaje de Gromwicz, pero creo que vale la pena por ser conocido de una minoría argentina. Hasta dentro de unos días. Saludos de Maruja y míos para Marika y para ti. Un abrazo:

[Seoane]

1966-12-29 Mencionado/a
Carta de Otero Pedrayo a Carballo Calero (1966)
Trasalba
Lugo
Orixinal
1969-02-02 Mencionado/a
Carta de Scheimberg a Seoane. 1969
Bos Aires
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Scheimberg a Seoane. 1969 en 02/02/1969

Buenos Aires, febrero 2 de 1969

Querido Seoane:

Estoy en falta con Vd. y Maruja; mejor dicho: estamos en falta Aída y yo. Pero por donde empezar. La situación del país no es muy halagüeña que digamos; uno vive con la sensación de que algo se está moviéndonos bajo los pies. En qué va a terminar todo esto? Lo que es real es que los salarios están congelados mientras que los precios de las cosas siguen subiendo –a pesar de los beatíficos comunicados oficiales y de las no menos beatíficas promesas de empresarios y comerciantes comprometiéndose a no aumentar los precios. Pero Aída, que va a la feria sabe muy bien que nada tienen que ver los comunicados con la realidad. Es aquello de que lea menos estadísticas y comunicados oficiales y vaya más a las ferias. A partir del 1º de enero se va a permitir un aumento en los salarios del 8% cuando ya los costos han subido en un 30%. Los sindicatos empiezan a agitarse, pero no pueden ir muy lejos con una C.G.T. Dividida y con dirigentes vendidos. Todo se va en fintas –hasta que un día la masa desborde a los dirigentes y se arme la gorda... Hay algo que está madurando, pues las cosas no pueden seguir así: La Argentina –que era el país que estaba en primer término entre los países consumidores de carne (alrededor de 110 kilos de carne por año y por habitante) figura hoy en cuarto lugar con un promedio de 60 kilogramos y la misma relación hay en el consumo de la leche.
Pero no es de eso de lo que yo quería hablarles, o por lo menos por donde yo quería empezar. Comience, pues, como en las novelas de Cortázar, a leer desde aquí y en último término el principio de esta carta y sólo si ve que vale la pena hacerlo. En realidad, le estoy escribiendo como si ya hiciera mucho tiempo que están fuera del país. Y no hace acaso mucho tiempo? Qué es mucho tiempo? Para los amigos ya es. Y a propósito de tiempo: Ya va para una semana que recibimos su Homaxe a un paxaro. Hermosos los 12 grabados y muy hermosa y sentida la página conque Vd. presenta el cuaderno; es una página escrita con el corazón en la punta de los ////////////dedos, una página plena de emoción y de poesía. Bravo! Y muchas gracias. Es un regalo realmente regio y excesivo, muy por encima de nuestros merecimientos. Y agregue todavía (ya casi me olvidaba) el estupendo catálogo de la exposición Miró –Barcelona 1968-1969 y el de las 58 piezas de Picasso, donadas por éste para el Museo Picasso con la serie de Las Meninas y Los pichones –que recibimos hace cosa de dos o tres semanas–... La verdad: Aída y yo estamos apabullados con tanto obsequio. Qué otra cosa más que las gracias podemos darles? Solamente lamentamos no poder retribuirles tanta atención... Qué más? Esperemos que ya hayan recibido la postal que les despachamos, firmada por los amigos que se reunieron en casa en la noche del sábado 25 de enero –en que celebramos el cumpleaños de Luisa Goluboff y su reintegro a la vida normal, con la visión casi totalmente recuperada. Aída y yo, bien de salud, tratando de mantener un pacto de no agresión con el tiempo. Ella para evitar que avance su sordera y yo para que los años que aún me faltan por vivir no me aporreen demasiado. Un pacto de no agresión, pero ayudado con todo un repertorio de “muestras gratis” de que me provee Augusto y Rosita. Ambos y Olica y Schtirbu les mandan saludos. Y aquí termino. Recibí en tiempo su carta del día 7 de enero, despachada desde Madrid. No cree Vd. que esa propensión a la pornografía que Vd. señala en la literatura y en el cine y en las artes visuales es común a todos los períodos de decadencia? Es como una evasión de los instintos demasiado tiempo aprisionados por una moral exagerada y que se da en su forma más agresiva en los ambientes y pueblos más puritanos. Ya Freud en su mediocre ensayo sobre Leonardo señaló la pornografía como una evasión del genio hacia la naturaleza. Yo pienso que debe ser un signo de vejez tanto en los pueblos como en los hombres y mujeres. Por mi parte, confieso que un poquito de pornografía –no mucha, desde luego– me ha gustado siempre (léase Rabelais, Bocaccio o Quevedo) y más ahora que me voy poniendo viejo. Dejemos esto para debatirlo mano a mano, cuando tengamos la suerte de tenerlos de vuelta, en Buenos Aires. Y aquí corto esta carta desarticulada –con nuestros abrazos para Maruja y Vd. y n/ saludos a los Díaz Pardo y los Dieste, de Aída y míos.

Scheimberg