PROXECTO EPÍSTOLAS

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5 MENCIóNS A María Valverde (-1959)

Epístolas
Mencionado/a [5]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
1965-11-28 Mencionado/a
Carta de Virgilio Garrido a Lois Tobío Fernández, 1965.
Montevideo
Madrid
Orixinal Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Virgilio Garrido a Lois Tobío Fernández, 1965. en 28/11/1965

Montevideo 28 de noviembre de 1965

Es cosa notable que cuando se está pendiente de cumplir una obligación, la recordemos tanto que no nos permite tregua hasta vernos libres de ella. Yo sufrí durante varios años el tormento –huyo del 'argot' profesional– de no dar abasto a la correspondencia particular. Tanto María como yo habíamos cortado relaciones con la familia; pero como forzosamente yo tenía que hacerle de secretario, porque mi mujer habría contestado siempre en solfa a las numerosas amistades que íbamos dejando, como el Tenorio, por donde parábamos, cuando se me agotaban los temas de inspiración, acudía a las postales e incluso a los telegramas para no poner al descubierto mi esencial inurbanidad. No quería ver el nombre de la 'diva' juzgado acremente por una falta de consideración.
Esta ya rutinaria costumbre se acentuó al encargarme en Roche de la correspondencia con médicos, al punto de considerarme culpable de negligencia, si no se resolvían inmediatamente las cuestiones que me planteaban. Pero esta misma habitual práctica me incita a desquitarme cuando he de contestar a cartas de parientes o amigos. Me hallo siempre perezoso y he de enfadarme conmigo mismo por esta creciente apatía para ponerme a escribir:
Querido Tobío:
Ante todo le agradezco las noticias que me proporciona de ese desquiciado país de nuestros marchitos amores, porque ningún informador sabe trazar como Vs. un ajustado cuadro de la situacion, tal como uno puede presentirlo a través de los contradictorios datos que la prensa suministra y los viajeros de retorno proclaman.
¡Y para qué hablar de la familia! Ninguno de mis deudos concibe que yo quiera continuar aquí, y me preguntan por qué no voy a gozar de tan maravilloso esplendor de tamaño renacimiento de ese Ave Fénix flechado, "epur" viviente, que ahora planea sobre la piel de toro abonada con la sangre y despojos de la interminable lidia.
¡No! Prefiero asistir al hundimiento del peso nacional; a la derrota de este equipo y del otro y del otro; a las inundaciones y a las sequías; a las huelgas, a la epidemia de hidrofobia; al triunfo electoral de Jorge Batlle; a los atracos a mano armada y a la chita callando contra la bobalicona confianza de los ahorristas; en fin a todas la calamidades públicas y privadas que aún le quedan por amortizar a este "manso país lleno de encantos" (Este verso es el primero de una poesia de Pushkin, armonizada por Borodín que María solía cantarme en nuestros primeros tiempos de relaciones).
En esta tierra sucede algo todavía que no ha entrado en la propaganda: se casa Olga Gaona y cuarenta y ocho horas antes de ostentar la flor de azahar, viene toda emocionada a decirme que ha recibido de Vs. una amabilísima carta de felicitación. Se marcha más blando que nunca a vivir a Venezuela Mr. Bowie y menos Altisidora de lo habitual su flotante costilla, y ésta vuelve a los tres meses para que le extirpen un cálculo biliar y él la acompaña triste y resignado. Me encuentro a Amalia Giacosa en el ómnibus 14, –el de recorrido más breve entre Pocitos y la Aduana–, y como cada día está más sorda y desentonada, todos los pasajeros se enteran de que el doctor Tobío debe ser para esta jamona de gachoso mirar, algo así como un médico que la sacó de apuros, o un abogado que estaba tratándole el divorcio, que fracasó porque al fin hubo arreglo. Y es que mujer de Atilio quería decirme tantas cosas y me preguntaba tanto por Vs., por Maria del Carmen y los chicos, que enredaba los conceptos y a la postre, cuando me despedí de ella en la parada del bulevar España, no supe lo que realmente me había dicho y ahora me es imposible enterarles de lo que pretendía esta exuberante amiga.
¿No creen Uds. que todo esto sea más divertido que los ejercicios espirituales en el Parral o Pardal de Segovia?
Sin embargo, reconozco que hay a favor de Vds. una producción y exhibición cinematográfica que aquí no tenemos, pues siempre faltó la primera, y en cuanto a novedades, pocas y caras nos llegan. Ni siquiera discos del auténtico folklore español, como los que V. posee y que me han hecho recordar ahora a Jacinto Almadén, que yo tanto les encomiaba, y que acaba de triunfar nada menos que en el teatro de la Comedia.
Hace varios meses que no voy por el Banco de Galicia porque durante el invierno sólo disponíamos de media hora para comer y no me daba tiempo. Luego me he encontrado solo con los Departamentos VII y VIII, mientras Herrero ha estado mes y medio de viaje en dos períodos y hace poco regresó del segundo. Uno de estos días iré a arreglar la libreta.
No me dice Vs. sí recibe "Marcha". Supongo que se la enviarán, pues está pagada la suscripción hasta el 10 de mayo. Y aunque últimamente aumentaron el precio del ejemplar a 4 pesos, sí lo disponen también para la exportación, espero que me pasarán el recibo.
Nuestro amigo Coello está pasando una mala etapa. El mal sigue su curso y aunque el alarmante síntoma de la hemoptisis ha cesado por el momento, le vienen en cambio crisis de arritmia que lo asustan. Además no tiene apetito; más bien le hace ascos a la comida. Enflaquece y pierde fuerzas. Está angustioso y desanimado.
Por mi parte, le he puesto a tratamiento de Libruina y Marplant. Espero los primeros resultados para fines de la semana entrante. Anteayer que fui a llevarle las muestras, me entregó Julia la pastilla de jabón que me regala Constanza, la cual le pago con un beso grandote y con lo que ella quiera que le mande de aquí.
Espero continuar nuestra correspondencia menos espaciadamente y mientras tanto consérvense buenos, alegres y felices. Y reciben el invariable afecto de este tozudo desterrado.
Virgilio [sinatura autógrafa]

1966-10-16 Mencionado/a
Carta de Virgilio Garrido a Lois Tobío Fernández, 1966.
Montevideo
Madrid
Orixinal Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Virgilio Garrido a Lois Tobío Fernández, 1966. en 16/10/1966

Montevideo 16 de octubre de 1966

Querido Tobío: Contesto a sus dos cartas del 16 de agosto y del 30 de septiembre que me han causado gratísima impresión. Ha conseguido usted con su aguda modalidad de sentir las cosas y el apropiado estilo al describirlas, darme de mi tierra que tan íntima y avaramente llevo conmigo, una de las más sencillas, reales y, por lo mismo, esplendorosas imágenes, que me haya sido posible aceptar. Se lo agradezco y me alegra que vuelva usted –y toda la familia!– prendados de esas montañas, ese mar y ese cielo que afinaron mi sensibilidad. Con ésta logré, en trueque, a María que convertida en Ariana, me hizo conocer su tierra, para la que no hallé suficientes palabras con que alabarla; pero la amo entrañablemente.
Si me dejase llevar ahora por mi estado de ánimo, esta carta que he tardado tanto en escribir, por la indolencia a que nos lleva el mal clima, las enfermedades que éste acarrea, y el trastornado panorama humano del contorno, se empañaría de un matiz elegíaco que no quiero darle.
Y ya que tampoco me es posible describir las peripecias de un viaje turístico, lo haré a través de las personas que usted conoce y que recientemente se han movido más que yo.
No sé si la señora Olden le habrá escrito últimamente. Por lo que ella me ha dicho, su visita a Alemania, Paris, Basilea y Venecia, fue como una nueva aunque tardía luna de miel que no llegó a gozar por completo, pues le faltó llegarse a Londres. Cuando se disponia a cruzar el Canal, se vio impedida por el cúmulo de pasajes que tenían prioridad a favor de la muchedumbre que iba a asistir al Campeonato de Fútbol. Nuestra amiga ha sentido también mucho no disponer de tiempo para detenerse en Madrid un par de días, saludar a usted, y posiblemente a alguno de mis familiares que no hubiesen marchado aún de veraneo.
Aquí se encontró con la tarea diaria que desborda siempre para todos, de las ocho horas, y ya hace semanas que la veo ojerosa. Pierde demasiado rápidamente ese color de Primavera que le dio fama y que solo en raras ocasiones, después del reposo, la provéen de un faústico lustre.
Hace un mes se inauguró en la galeria Moretti la exposición de obras de Yepes. Me llegué a verla una tarde al salir de la oficina y encontré al autor tan gris de la cabeza a los pies y tan impasible que parecía una estatua más. Sin embargo, se sonrió al verme, pero no apartaba los ojos de un cura con solideo rojo que en medio de un grupo de jovenzuelas hablaba con voz baritonal de algo portentoso, en un italiano a la Zacconi en 'Morte civile'.
Dejé de oirle y me dediqué a apreciar el retrato de Susana Soca, de Batlle y la erizada figura de un fraile en barro cocido –no somo nadie!– con sayas cenicientas, rostro descarnado y flequillo a la moda.
En creciente admiración por aquella mojama de hombre hallabame, cuando su plasmador me susurro al oído: 'Es un San Francisco hecho de encargo'.
'Qué imaginería!' –exclamé en la confusión, pues quise decir: 'Me lo imaginaba!' y enmendando el resbalón, me disponía, –yo también– a lucirme para que me oyesen aquellas ninfas extasiadas, perorar sobre el Giotto y Zurbarán, ensalzando al 'Poverello' a Santo Domigo de Guzmán –no el cubano– y si me sobraba aliento, propagando las excelencias del café con leche, bautizado en Italia como capuchino. Mas no tuve oportunidad. Se nos acercó el orondo sacerdote y con la untuosidad ecuménica de los vaticanistas, felicitó al inspirado escultor, que no supo responder más que presentándonos: El Nuncio. El doctor Garrido.
En su turbación había invertido el orden. O quiza me haya considerado el más importante de los dos, por mi edad, mi amistad y mi solidaridad en el campo contrario. Bendito sea!, el madrileñito creador como el Padre Eterno, de maravillas de barro. Desde este taburete en que describo la escena, le envío mi laica bendición.
Y a todos ustedes mi invariable afecto con apretados abrazos
Virgilio [sinatura autógrafa]

1967-09-03 Mencionado/a
Carta de Virgilio Garrido a Lois Tobío Fernández, 1967.
Montevideo
Madrid
Orixinal Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Virgilio Garrido a Lois Tobío Fernández, 1967. en 03/09/1967

Montevideo, 3 de septiembre de 1967
Querido Tobío: No tengo otra razón para excusarme ante la tardanza en responder a su carta del 8 de mayo (!) que la de no contar con noticia agradable que comunicarle. Sin duda, la tormentosa situación nacional influye en los ánimos de todos y aunque ya nada tenga de qué admirarme a esta altura de mi vida, –ni tampoco temer– no soy insensible al malestar general. Esto unido a que mi hermano falleció el último día de junio, víctima de un infarto cardíaco que se lo llevó en 24 horas; que llevamos muchos meses en que las condiciones atmosféricas se presentan con adverso carácter al que convendría para el medio de personas, animales y plantas; que diversos brotes epidémicos de los más irreductibles virus –ya se están resistiendo hasta a las paternales amonestaciones del Presidente quinquenal de la República– hacen estragos incluso entre los médicos –yo tuve una especie de "garrotillo" que me obligó a recurrir al lenguaje de las manos– y si la lectura de "Marcha" no les mejora el cuadro, comprenderá que éste no es el Uruguay que Vds. conocieron.
Y, no obstante, quiero borrar la impresión que este negro brochazo puede producirles, porque pronto mejorará la temperatura soportada estos dos últimos meses, volverán los días de playas, la fruta y verduras; se votarán las leyes promisorias de la reconstrucción nacional; los jugadores nacionales de futbol, los profesores universitarios y los novillos serán exportados en canal y el peso merecerá este nombre, dejando de ser ingrávido.
Otras noticias subdesarrolladas son que mi sobrino Hugo Rocha, empleado actualmente en las oficinas de la ONU, en Nueva York, estuvo por aquí días pasados y me dijo que con él trabajan algunos españoles que son personas de trato agradable, muy superior al que conceden los americanos. Uno de esos compatriotas procede del Ministerio de Estado (Pl. de Sta. Cruz) y le habló de que su jefe había sido Alvaro que en la actualidad ocupa un puesto importante en esa dependencia gubernamental.
Me alegro que nuestro amigo haya encontrado la paz espiritual de sus ansias y desvelos, tras esos recios muros donde otros ilustres ciudadanos alcanzaron la paz eterna.
Otro inquieto idealista que marchará en breve –si no se ha ido ya– para Europa es Gurewitsch. Y como esta vez piensa visitar el Museo del Prado, ya que en el viaje anterior desdeñó por completo enfrentarse a las obras de los pobres pintores del pasado, me ha pedido su dirección, que no he vacilado en dársela, pensando que a Vd. quizá le distraiga lo que pueda contarle de la crónica menuda del país.
Espero que hayan pasado Vds. las vacaciones de verano con toda felicidad, en cuyo caso le agradeceré que me cuente por dónde anduvieron. Y así podré imaginarlos divirtiéndose por pueblos, riberas y montañas, si los paisajes de su elección son conocidos; puesto que, en mis tiempos, recorrí con María la mayor parte de la península.
También desearía saber a qué distrito han ido Vds. a habitar. No conozco esa calle y como no poseo ningún plano de Madrid, no tengo la menor idea de si pertenece a la Corte de Répide [?] y de mis años de Facultad o a este otro de aumento periférico y rectilíneo que causa la admiración de los uruguayos, a quienes no les agrada la lepra de los siglos sobre las mansiones históricas.
En fin, para no aburrirle con estas naderías del artificio epistolar, terminó por hoy y espero recibir pronto sus interesantes noticias que me sacudan de esta suspensión mental que con frecuencia me abate. Les llega "Marcha"?
Mis cariños a María del Carmen, a Miguel y Constanza, con un fuerte abrazo para Vs.
Virgilio [sinatura autógrafa]

1974-01-22 Mencionado/a
Carta de Virgilio Garrido a Lois Tobío Fernández, 1974.
Montevideo
Madrid
Orixinal Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Virgilio Garrido a Lois Tobío Fernández, 1974. en 22/01/1974

Montevideo, 22 de enero de 1974

Querido Tobío:
Con gran retraso llegó la tarjeta participando el casamiento de Miguel. Yo esperaba contestarla en la correspondencia de fin de año; pero el infausto ambiente que me rodea no se prestó a alejar el desaliento, y pasan los días sin que me decida a contestar la copiosa correspondencia ultimamente recibida. El 30 de este mes termina mi licencia anual, por lo que, sacudo la pereza, y doy comienzo con esta carta a las respuestas comprometidas.
Nada bueno puedo contarle, salvo que mi salud va afirmándose después de las flaquezas sufridas el invierno. No obstante las cuales, puedo trabajar en la oficina sin faltar un solo día. Bien es verdad que mi tarea es de cuatro horas, que cumplo totalmente, sin permitirme la más ligera distracción, fuera de la labor que me atañe. Ha disminuido la correspondencia a médicos –por acortamiento del territorio– pero quedan a mi cargo todavía las respuestas a los informes de ciclo, los extractos de trabajos originales en idiomas latinos, la revisión de textos y "ainda mais". El jefe de propaganda es un inteligente y simpático médico uruguayo, al que ayuda mi estudiante de medicina que está para recibirse: buen chico. El Dr. Batre [?] y estos compañeros me tienen en consideración, lo que me estimula para acrecentar mi actividad en el despacho. Voy camino de los 83 y esta mañana nadé casi una cuadra en las saladas, limpias y tranquilas aguas de la bahía de Pocitos.
Aunque tiene Vd. bien ganada la jubilación, lamento que deje de pertenecer a la gran familia Roche. ¿No sería posible que continuase en forma oficiosa o como asesor en la oficina de Traducciones? Y no sé si cuentan ahí con personas que puedan sustituirle; pero dudo que otro traductor redacta unos textos tan claros, castellanamente correctos y tan fieles a los conceptos científicos. Para mí fue un placer y una enseñanza leer sus originales.
¿Seguirán Vds. viviendo en Madrid? Me gustaría recibir sus noticias que me informan mejor que las de mis familiares, en lo referente a la situación general de nuestra patria.
Dias pasados recibí una tarjeta de Mariano Conte (Pez Austral, 12-50 - "B", Barrio de la Estrella, Madrid 30) con la vista de la Plaza de la Paja. Me causó impresión porque fue allí donde nació Maria, en forma accidental, ya que su madre se encontraba en la capital asistiendo a su marido, gravemente enfermo. Pronto la enviaron con el ama a Santiago donde se crió en casa de su abuela y tías.
El 12 del corriente se casó María de los Angeles, que creo es la última hija de los Couceiro. Se me ha pasado el felicitarlos porque nunca estuve más atareado que ahora durante las vacaciones, a causa de mi familia de aquí y de ahí. No obstante disminuyen mis relaciones sociales. El invierno y la primavera pasados han fallecido: primero Elena Lasserre; a poco, Julia, y en el intervalo dos sobrinos de ésta: el único varón y su hermana mayor. Murió también el Dr. Cancela y otros amigos médicos, de los más íntimos. Quedamos estrechamente relacionados, Morató y las hermanas Campos, a quienes veo casi diariamente. No así a Julia Coello ni a Pepe Luis que han desaparecido de mi vista como fantasmas.
Y ahora, hago mutis por el foro y reapareceré en cualquier otra ocasión, si –como decía mi abuela– Dios me ayuda. Les abrazo, cordialmente
Virgilio [sinatura autógrafa]

1982-07-28 Mencionado/a
Carta de Xosé Neira Vilas a Lois Tobío Fernández, 1982.
A Habana
Madrid
Orixinal Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Xosé Neira Vilas a Lois Tobío Fernández, 1982. en 28/07/1982

Habana, 28 de xulio de 1982
Sr. D. Luis Tobio
Madrid

Meu estimado amigo:
Ben me recordo de vostede, como se fose hoxe; daqueles dias do Congreso da Emigración (Bs. As. 1956), e do noso encontro na casa de Maria Valverde, en 1958. Leo os seus traballos, ás veces en "Grial", e sei que dende fai uns anos reside en Madrid. Eu andiven por ahí en setembro do 81, e supen de vostede por Inés Canosa, a través de quen lle envio a presente.
Veño a molestalo por esto: estou preparando un traballo sobre o Himno Galego (de Pondal e Veiga). Quixera facerlle a vostede algunha preguntas, como:
1.- Cando recorda teña sido primeira vez que o escoutou, que o cantou que soupo del (ano, circunstancias).
2.- ¿Recorda se o cantaban os estudantes universitarios da sua xeneración compostelana? ¿En que ano?
3.- Nas Irmandades da Fala, no Seminario de Estudos Galegos, no Partido Galeguista, que vixencia tiña? ¿Cantábase como Himno Nacional propiamente, ou como unha canción máis ou menos patriótica? ¿Con qué frecuencia e en qué circunstancias?
Amáis deso, toda outra información que vostede considere de utilidade arredor do tema.
E nada máis. Agardo noticias de vostede, o antes posible. Perdoe a molestia.
O meu enderezo postal: Apartado 4269
La Habana-4
Cuba

Reciba unha forte aperta
de seu amigo
Xosé Neira Vilas [sinatura autógrafa]