Proxecto Epístola

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Amparo Alvajar (1916-1998)

Naceu na Coruña no berce dunha familia republicana. Casou con Arturo Cuadrado en Valencia durante a Guerra Civil. Exíliase en Bos Aires en 1939 onde está en contacto con toda a intelectualidade española exiliada. Morreu en Monçao (Portugal) en 1998.
Epístolas
25 Destinatario/a [5]
Remitente [20]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
2000-00-00 Remitente
de Amparo Alvajar, a Carmen Muñoz Manzano, a Rafael Dieste
Orixinal

Epístola de Amparo Alvajar, a Carmen Muñoz Manzano, a Rafael Dieste en 00/00/2000

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2000-00-00 Remitente
de Amparo Alvajar
Orixinal

Epístola de Amparo Alvajar en 00/00/2000

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1977-07-03 Remitente
de Amparo Alvajar, a Luís Seoane, a Maruxa Seoane
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola de Amparo Alvajar, a Luís Seoane, a Maruxa Seoane en 03/07/1977

Ginebra, 3 de julio de 1977

Queridos Maruja y Luis:

Recibí con mucha alegría la carta de Luis, porque hacía mucho tiempo que no sabía ni dónde estabais.
Os haré una brevísima descripción de mi vida, para teneros un poco al tanto. Desde hace cosa de un año que no paro. Primeramente, fui a Manila, a una conferencia del Grupo de los 77 (países insuficientemente desarrollados), preparatoria del cuarto período de sesiones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo. Luego (claro está que en todos los intervalos he seguido trabajando en las Naciones Unidas, sin un solo día de reposo, desde el día mismo del regreso) estuve en Kenya, en Nairobi, para ese período de sesiones. Luego vuelta a trabajar en Ginebra; luego, aprovechando mis vacaciones, para no perder contacto durante tanto tiempo con la Unesco, vuelta a Nairobi (aquí trabajamos en combinación con el Satélite Sinfonía) a la Conferencia General de la Unesco; vuelta a las Naciones Unidas a Ginebra, sin un solo día de intervalo; luego que las Naciones Unidas necesitan que vaya a Viena a la Conferencia sobre la sucesión de Estados en materia de tratados, de plenipotenciarios, para lo cual hicieron un extrañísimo arreglo administrativo que les permitió “despacharme” a Viena y traerme de vuelta para que continuara mi contrato aquí, que se dio por interrumpido y no cortado. Renuncio a contaros lo que me pareció Viena y lo que me pareció Austria, por falta de tiempo. Ya hablaré de cosas gratas en otra. Aproveché (era la primera vez que iba a Viena) para saludar a viejos compañeros que son ahora jefes en el Organismo Internacional de Energía Atómica, en la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial y en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Vuelta a Ginebra a las Naciones Unidas. En vísperas de mi salida para Viena llegó a Ginebra mi sobrina Marta, que tuvo que adelantar su viaje a causa de mi salida para Viena se adelantó en un día, y tuvo la suerte de que le ofrecieran en las Naciones Unidas un pequeño contrato de tres meses, como guía trilingüe, que le convenía mucho. Arréglalo todo, déjala instalada, y sola con su primer trabajo, que es bastante difícil. Vuelvo: que le prologan el contrato y que la asistenta me deja plantada de la noche a la mañana. Desde entonces friego, lavo, plancho, cocino, etc., porque Marta viene muy cansada y tiene que seguir estudiando en casa. Al mismo tiempo, la oficina Internacional del Trabajo me pide que les traduzca un libro. No puedo decir que no, por razones largas de explicar. Ya lo he hecho, levantándome a la una de la noche para trabajar, con dos horas de sueño, y con un trabajo en las Naciones Unidas durante el día verdaderamente agotador, porque lo que se está viendo este año no se ha visto nunca. Tengo forzosamente que cortar mi contrato (cuestiones de reglamento de personal) por un mes, en septiembre, y pensaba que podría tomar vacaciones. Imposible. Primeramente, cabe la posibilidad de que la tomen a Marta más permanentemente, pero no se sabrá hasta finales de agosto, de modo que tendremos que estar pendientes de eso. Segundo, el Organismo de Energía Atómica me mandó ya hace más de un mes un contrato por dos semanas para su Conferencia de Viena, y voy a ir (última semana de septiembre y primera de octubre). Lo mandó con tanta anticipación para estar seguro de que no decía que no a último momento. Por otra parte, el BIT me ha pedido que en septiembre les traduzca uno de sus manuales de educación obrera (que ni han tenido tiempo de decirme de qué trata, que lo mismo puede ser de contabilidad que medicina de trabajo) de 400 páginas, y tampoco puedo decir que no, de modo que me pasaré los días que me quedan libres trabajando 14 o 16 horas por día. Quieren que les traduzca otro a mi vuelta de Viena, e inmediatamente, pero es algo más corto. Me traje de Viena documentación sobre el Organismo de Energía Atómica, porque hace años que no trabajo en eso y hay muchas cosas nuevas, y aún no he tenido tiempo de leer un solo papel. Llevo tres meses sin poder leer más que el periódico. Además, por recomendación del jefe de la División Lingüística de la Oficina Internacional del Trabajo, me llamaron el otro día de la sección de asistencia técnica porque quieren iniciar un nuevo procedimiento de trabajo, que aún están discutiendo, para ver si a partir de octubre o algo así me puedo ocupar de los informes de la Organización sobre los programas de asistencia técnica para América Latina, trabajo que puede consistir en poner en castellano claro los informes de los expertos o en estudiarse expedientes de más de un metro de alto porque la Organización duda de la veracidad de los informes, lo cual significa que hay que hacer el informe. Será un trabajo que estará mal pagado, por comparación con el tiempo que va a llevar, pero les he dicho que en principio sí, porque es un trabajo que me interesa. Claro está que tendré que hacerlo en casa, después de la oficina, y calculan que cada informe lleva, por lo menos, 120 horas de trabajo. Pero esto todavía no está decidido, porque andan discutiendo internamente cuestiones de dinero.
He llegado en estos últimos tiempos a un grado tal de cansancio que a veces me encierro en la cocina y me pongo a llorar, de fatiga. He empezado a tomar un medicamento contra el surmenage que parece ir bien. No es el trabajo lo que me cansa, sino la dichosa casa, porque me hace daño ese tipo de movimientos y me ponen tan enferma que no puedo ni andar por la calle, de mareos y de vértigos. Estaba mucho mejor, porque he descubierto lo que me pasa y estaba tratando de no hacer las cosas que me ponen peor, pero con esta situación de la asistenta retrocedo a pasos de gigante y vuelvo a sentirme muy mal. No se resolverá hasta finales de agosto, y me pregunto si voy a poder aguantar hasta allá. Pero se trata del porvenir de mi sobrina y hay que resistir. La situación temporaria en que está no nos permite alquilar un estudio para ella, porque es muy corto su contrato y no se lo alquilan. Ahora estoy aprovechando que la han dejado libre este fin de semana para que fuera a Normandía en un viaje relámpago, al casamiento del hermano de su novio, para escribiros y escribirle a mi hermano, que hacía seis meses que no le escribía, y como he terminado el libro del BIT para ver si (aunque os parezca mentira) me puedo bañar como Dios manda, y no en cinco segundos, y echarle una mirada al Newsweek de hace tres meses, que lo llevo atrasado. Lo más probable es que sea hoy el único día de vacaciones que tenga, si se le pueden llamar vacaciones a preparar la comida para mañana y planchar ropa, que ayer fue el primer día que hemos visto aquí el sol, aunque no se sabe cuánto va a durar.
Estando en Viena, me enteré por Le Monde del asesinato de dos amigos en Buenos Aires y por el Herald Tribune International de la muerte de Policho Córdova Iturbara. No pude escribirle a Carmen en ese momento porque no tenía allí su dirección. Le escribí al volver a Ginebra. Con quien estoy en relativo contacto es con Clement Moreau. Hace cosa de un año me enteré de que estaban aquí. Nelly hace psiquiatría infantil en Saint Gall, de donde ella es, y Yup tiene cursos en St. Gall y pasa el resto de la semana en Zurich, porque colabora en varias revistas y hace no sé qué otras cosas. Han vuelto a publicar el libro de dibujos sobre Hitler que le costó la nacionalidad, y están preparando un libro de 300 grabados de él, que llevará un largo estudio de Fritz, el escritor suizo que es muy amigo de él y que lo admira mucho. Ha venido a Ginebra (yo no estaba en ninguna de esas ocasiones) para la preparación de algunas obras de Brecht que han puesto aquí. Desde hace un año cambiamos breves cartas y a veces nos hablamos por teléfono, pero todavía no me ha sido posible ir a ver a Nelly y a Tina, su hija, porque las cosas se complican, y ya dice Yup que está bien eso del amor platónico, pero que a ver si nos vemos.
¿Qué está haciendo Luis y cómo estáis vosotros? ¿Y los amigos? Mi hermano está ahora establecido en Tabeayo. Como hace siglos que no le puedo escribir a Quiroga, hacedme el favor de darles a él y a Aida un fuerte abrazo de mi parte.

Cien para vosotros.

Amparo

1977-05-24 Destinatario/a
de Luís Seoane, a Amparo Alvajar
A Coruña
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola de Luís Seoane, a Amparo Alvajar en 24/05/1977


La Coruña, 24 de Mayo de 1977

A Amparo Alvajar
Ginebra

Querida Amparo:

Te debemos carta desde hace meses, la última con la noticia de la muerte de Herrera que nos dolió a todos. Es, a juicio nuestro, una más de las vidas frustradas por el exilio, frustración que alcanza a los que hemos regresado y, por cuestiones distintas desesperamos con el regreso, aunque en nuestro caso, hasta ahora, mientras podemos, regresamos y volvemos. Pero no quiero hablar de esto. Algún día tendremos que renunciar a uno de los dos países. En éste estamos muy contentos con la compañía de los amigos anteriores a la guerra civil, tambien con los otros más jóvenes y que conocimos después, pero de éstos algo nos separa, quizás su indiferencia por el pasado que nosotros vivimos, por el exilio y por los muertos. Nos gustaría mucho que este verano, cuando tengas vacaciones, vinieses a La Coruña. Creemos que te sentirías a gusto y haríamos algunas excursiones por la costa, por las otras ciudades y visitaríamos juntos y con amigos comunes, iglesias y monasterios románicos, o lugares de leyenda como S. Andrés de Teixido, etc. Galicia es bellísima, pero es tambien un país donde no quedan jóvenes, que está políticamente convulsionado como consecuencia de la pobreza de su economía, de su subdesarrollo industrial, pero todo esto debes verlo y juzgarlo por tí misma. De Buenos Aires no queremos hablar, vive un tremendo período político y la muerte alcanza a la gente más insospechada. Pero ahí debes tener noticias constantes por funcionarios o familiares de éstos que acuden a Ginebra. Cuadrado estuvo aquí el año pasado, consiguió su jubilación y regresó a Buenos Aires, no sabemos desde que hemos llegado nada de él. Varela lleva meses en España y aspira a instalarse en París con su mujer, dedicándose a traducciones para editoriales españolas y americanas y a la colaboración en diarios. Yo pinto y grabo. Nuestra vida se repite en cualquier parte donde estemos.
Te recordamos siempre y agradecemos mucho tus cartas. Nos gustaría que vinieses.

Recibe un gran abrazo de Maruja y mío:

[Seoane]
A carta orixinal presenta arriba á dereita un labirinto celta que non se ve con nitidez. Seguramente está impreso por atrás, arriba á esquerda, e enxérgase na cara en que Seoane escribe.

1977-02-13 Remitente
de Amparo Alvajar, a Luís Seoane, a Maruxa Seoane
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola de Amparo Alvajar, a Luís Seoane, a Maruxa Seoane en 13/02/1977


Ginebra, 13 de febrero de 1977

Queridos Luis y Maruja:

Sin meterme en largos relatos, porque no sé si estáis ahí, os mando esos recortes. Herrera murió el 8. Llevaba años en muy mal estado de salud y en estos últimos había tenido ya varias cosas bastante graves. No sé si en los demás periódicos habrá salido algo. Por radio habló Haldas, escritor y poeta ginebrino que era muy amigo suyo, y creo que traductor de sus cosas, con mucho sentimiento y mucho elogio. De la televisión no sé. La iglesia, en el servicio fúnebre, estaba llena de gente, y vinieron de París algunos viejos amigos suyos. No fui hasta el cementerio porque no sé cómo se desarrollan esas cosas de cremación. Como sé que erais amigos de él, quiero enteraros.
Tenemos un año horroroso de trabajo; nunca se ha conocido un año igual. Ya veremos cómo lo aguantamos, porque se trata además de trabajos dificilísimos.
Mucho me gustaría saber por lo menos dónde estáis, pero supongo que habréis hecho algún arreglo para recibir la correspondencia.

Un gran abrazo

Amparo

[Manuscrito:] Un actor del teatro de Caronge leyó un poema de Herrera traducido al francés, que también fue leído en español. Es el que se llama algo así como La poesía en exilio.
Si me es posible, haré copias y las mandaré a La Coruña, por si acaso.
[Manuscrito na marxe esquerda:] Tuve que volver por segunda vez a Kenya a la Conferencia General de la Unesco. Estuve con Julio y Aurora Cortázar.

1975-07-15 Remitente
de Amparo Alvajar, a Maruxa Seoane, a Luís Seoane
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola de Amparo Alvajar, a Maruxa Seoane, a Luís Seoane en 15/07/1975


Ginebra, 15 de julio de 1975

Queridos Luis y Marujiña:

Quiroga acaba de escribirme desde “la aldea” y por él me entero de que estáis ahí, y de que Luis está con una ciática terrible que le impide hasta salir de casa. También yo la tengo. Durante cinco meses fue bastante furiosa, pero ahora es soportable, y aunque supongo que Luis está en buenas manos y sé lo buenos que son los médicos amigos, por si acaso, os digo que la mía proviene de la artrosis, que ha aplastado dos discos de la columna lumbar que pellizcan el nervio, por si no bastara con los seis de la columna cervical que me provocan dolores en el pescuezo y en el brazo. Esto se ha visto, claro está, en las radiografías. Y lo que verdaderamente han hecho soportables los dolores son los masajes que me da un masajista muy bueno, y sobre todo la natación, porque en cuanto la dejo se recrudecen. Os lo digo por si la información vale de algo.
Yo también estoy por el momento prácticamente recluida en casa. Estaba en una buena temporada; los vértigos que me traen constantemente a mal traer parecían desaparecer cuando estando con el automóvil parado vino otro de atrás y me dio un golpe. Como tenía las manos apoyadas en el volante, se produjo lo que los ingleses llaman backlash y los franceses corp du lapin, con una ligerísima conmoción, al parecer, porque el golpe no fue muy grande. Pero el resultado fue la reaparición de los vértigos, con dolores de cabeza. Tuve que quedarme en casa una primera semana, por orden del médico. Reanudé el trabajo, pero no lo pude resistir, y aquí estoy, de nuevo, en casa. Además, lo asustan a uno tanto relatándole las consecuencias a corto y hasta a muy largo plazo de una pequeñísima cosa de éstas que me tienen alarmada. Supongo que me concederán las dos semanas de vacaciones que he pedido luego de esta nueva semana de “permiso por accidente”. A ver si con eso basta. Para los vértigos y demás otros síntomas que me hacen la vida imposible, sigo con el tratamiento de apoyo psicoterapéutico, porque ninguno de los médicos de medicina general ni de los múltiples especialistas en toda clase de cosas que he ido a consultar encuentra nada físico.
¿Qué está haciendo Luis? ¿Cuánto tiempo pensáis quedaros todavía ahí?
Hacedme el favor de dar recuerdos de mi parte a todos los amigos, especialmente a nuestro ilustre Director de La Voz y a los Dieste. ¿Qué sabéis de Mireya? ¿Qué podéis decirme de Arturo? Sobre todo, no dejéis de ponerme aunque sea unas letras, para saber de Luis.

Mil cariños para los dos, de

Amparo

1973-11-12 Remitente
de Amparo Alvajar, a Luís Seoane, a Maruxa Seoane
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola de Amparo Alvajar, a Luís Seoane, a Maruxa Seoane en 12/11/1973


Ginebra, 12 de noviembre de 1973

Queridos Luis y Maruja:

Ayer recibí la carta de Maruja y ahora mismo os envío lo siguiente:
Dos postales con la fachada de la iglesia del Plateau d´Assy, con el mosaico de Léger; una foto del Cristo que está en el altar mayor de la misma iglesia y que no tiene letrerito ninguno; una postal con la pila bautismal del escultor Signori; una postal con el mosaico de Chagall que está en el baptisterio; dos postales con dos de los vitraux de Rouault; una postal con la tapicería de Lurcat que está al fondo del altar mayor; el tubérculo y el Cristo de Claude Mary que está en una capilla subterránea de la misma iglesia. Hay muchas cosas más, de las que va reseña en los papeles que están metidos en el plástico (el cual robé en la puerta de la iglesia).
De Escultura en la montaña:
El catálogo grande (no os dejéis engañar por el dibujito que tienen las tapas por dentro del recorrido que hay que hacer, porque cada escultura dista de la otra a lo mejor tres o cuatro horas de marcha a pie. Los poemas estaban pintados por el suelo o en las carreteras con colores. Veinte postales con fotos de las esculturas, que como tienen sus letreritos por detrás no las describo.
Va también un reportaje sobre el Chablais y sus esculturas.
Ahora a otra cosa, mariposa.
Vuestro accidente me recuerda el mío, que tuve la víspera de mi marcha de La Coruña a Madrid, antes de la guerra, y a consecuencia del cual me quedó rota la nariz. Como el shock me dio por reírme nadie me hizo caso ni quiso creer que me dolió horriblemente, y toda la familia se fue al cine. Iba con papá en el coche de un amigo, y esa lluviecita fina nos hizo también patinar, pero nosotros nos fuimos por un barranco y dimos varias vueltas de costado. Nos paró un pino. Tuve bastantes días toda la cara negra, como cuando te operan de la nariz.
Va a escribirle a Luis el chico de Díaz Edreira para pedirle creo que dibujos para un libro. Están editando aquí (pobrecitos, con el dinero de ellos, de unos cuantos jovenzuelos) libros que no se pueden editar en Galicia. Les he comprado seis de las xerografías de pintores gallegos que trajeron para exponer en la sociedad que van a inaugurar uno de estos días (están ellos mismos pintando el local y aún no está terminado), entre ellas una de Luis. Me parece muy buena esa señora o señorita DANS.
Seguiré con el estilo telegráfico porque tengo apenas unos minutos para escribiros. Estamos con un trabajo que es una barbaridad. Por si fuera poco, del BIT no me dejaron salir sin meterme debajo del brazo un libro de 350 páginas para traducir, lo que quiere decir que trabajo, además de todo el día, toda la noche y no paro ni lo fines de semana.
Está aquí Julio Cortázar, que se pasó el otro día cinco horas en casa charlando de lo divino y de lo humano. Os recordamos mucho. Está trabajando por dos meses en la Conferencia sobre la Seguridad Europea.
Ahora viene bastante teatro por aquí, para lo pequeña que es Ginebra. Hemos tenido recientemente un espectáculo de expresión corporal del Estudio 2 del Odin Teatre, que dirige Barba, el que trabajó durante tanto tiempo con Grotowski. Excelente: dos individuos y una sábana y maravilloso. El grupo Pão e Circo del Brasil que había venido al Festival de Nancy y pasó por aquí para poner la Boda en casa de los pequeño burgueses, de Brecht excelentemente y escandalosamente. Acaba de pasar el Bread and Puppet con sus enorme muñecos de seis metros de alto. Aprovechó, claro está, para hacer teatro también en la calle en contra de la guerra. Vendrá este año el Piccolo Teatro de Milán a poner el Rey Lear. Viene el espectáculo Fracasse de París, que es uno de los mejores del año. Mañana iré a ver Gospel por la compañía que lo ha estado poniendo en París. Pasó el Teatro del Ridículo, de Nueva York, que puso una especie de parodia de La Dama de las Camelias, en la que un hombre hacía el papel de Margarita Gautier saliéndosele todos los pelos del pecho por los monumentales escotes. Pusieron además otra obra que era una mezcla de Frankestein y Fausto, también caricatural en la que no faltaba ninguno de los elementos de las películas de terror y con un segundo acto que es la cosa más desvengonzada que he visto en mi vida, y eso que por aquí (sobre todo en la Sala Patiño, que es de la Ciudad Universitaria) ya hemos visto montañas de gentes más desnudas que Adán y Eva en el Paraíso Terrenal. Pero este segundo acto era genial. Resulta que el médico (alemán) que hace unas operaciones “tenebrosas” porque quiere crear un tercer sexo, decide casarse por un ritual sui generis con la dama de compañía de la joven a la que ha atraído arteramente para operarla. Le pone un anillo, dice dos o tres fórmulas mágicas, se aparta de ella, lanza un rugido y se vuelve a tirar encima de ella para arrancarle la ropa, dejándola solamente con una fajita negra que le cubre exclusivamente el estómago, las ligas que sostienen las medias negras bastante cortas y esas medias. De modo que la señora, gorda, blancuzca y celulítica, está en cueros justo por todas partes por donde debería estar tapada. Luego, dando rugidos, se arranca él toda la ropa, tira a la señora encima de una especie de cama o de diván ancho, se lanza sobre ella y comienza la sesión con todas las variantes imaginables y por imaginar y todas las expresiones de asombro y desconcierto y demás imaginables de la pobre señora. Verdaderamente increíble. Yo veía eso tal como estaba, en un escenario pequeño, pero me imaginaba al mismo tiempo un enorme público alrededor que acompañara la escena con rugidos, porque os aseguro que era una verdadera corrida de toros. El público suizo, de estudiante y artista, impertérrito.
Y así andamos por aquí. Hay, claro está, muchas otras cosas más que no os describo, entre ellas los espectáculos del Teatro Móvil que son muy de crítica y generalmente buenos.
Vi hace poco una película estupenda. Se llama El tren rojo y está hecha por un suizo. El tren rojo es el tren que toman los emigrantes italianos de toda Suiza para ir por un día a Italia, gastándose sus ahorros tan difíciles de juntar, para votar por el partido comunista. Banderas rojas, Internacional por todas partes, proselitismo, explicación de los males del capitalismo, etc. Todo esto en parangón y paralelo con la historia de Guillermo Tell representada en una representación campestre, en la Scala de Milán (la ópera) y por un grupo popular estilo commedia dell´arte italiano. Todo entremezclado. Lo que quiere decir el autor a los suizos es que ellos están muy orgullosos de haberse liberado de una tiranía y admiran mucho a Guillermo Tell, pero que estos otros señores que son los emigrantes obreros también están luchando contra un tirano que es el capitalismo y que son tan dignos de respeto como ellos. En el final, que es la representación en italiano, commedia dell´arte, de la historia de Guillermo Tell, el que hace de Guillermo Tell, que se ve que es un obrero, obligado y forzado a disparar contra su hijo (no tiene nada en las manos sino que “hace como qué”, pide que antes le permitan hablarle. Y en una escena estupenda, en primer plano, las caras de los dos de frente al público, empieza a predicarle la revolución violenta y el asesinato del tirano. Luego, efectivamente, dispara contra él la imaginaria flecha y esta vez lo mata, y entonces apuñala al tirano y termina la película dando vivas a la revolución. No me negaréis que para un suizo no está nada mal.
Se que se me quedan mil cosas en el tintero, pero siempre es así. Hay ahora una exposición de Leonor Fini y otra de Tapies, y no sé de dónde voy a sacar el tiempo para ir a verlas, dado mi programa de trabajo. Tengo sobre la mesa doce obras de teatro para leer, entre ellas una inédita de Araquistáin que me la dio Finky, su hijo, para que la leyera, aunque le falta el epílogo que su padre dejó sin terminar. No he podido empezarlas. Aún espero las de España, a ver si me las consiguen.
A ver si podéis poner unas letras antes de iros para acusarme recibo de toda esa postalada.

Mil abrazos

Amparo

Muchos cariños a todos los amigos y mil saludos a los conocidos.

1973-10-19 Remitente
de Amparo Alvajar, a Luís Seoane, a Maruxa Seoane
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola de Amparo Alvajar, a Luís Seoane, a Maruxa Seoane en 19/10/1973


Ginebra, 29 de octubre de 1973

Queridos Luis y Maruja:

Me había dicho Quiroga que os habíais ido a Buenos Aires, pero hace unos días recibí una carta suya diciéndome que su proyectado viaje a Ginebra quedaba en la nada y contándome que habéis tenido un accidente de auto y que Luis está todavía con una pata tiesa. Supongo que ya estará pasando todo, porque Quiroga no me lo cuenta con un aire de alarma demasiado grande.
Hace mucho tiempo que tenía que escribiros, y no lo hacía precisamente porque tenía que ser largo y no estaba ni en estado de salud ni con tiempo para hacerlo. Aprovecho hoy, día excepcional. Porque resulta que, renunciando a unas vacaciones que me hacían mucha falta y que tenía ya perfectamente programadas para Túnez, me vine a trabajar este mes al BIT para no perder completamente el contacto con ellos. Querían que viniera por más tiempo, pero no puedo porque tengo que volver a las Naciones Unidas el día 1. Dado que la gente aquí traduce seis páginas por día y que yo he estado haciendo un promedio de 30 diarias, me creo autorizada para robarles estos momentos y escribiros, guardándome un trabajo ya terminado para entregarlo por la tarde, y no por la mañana.
No podré explicar las cosas muy detalladamente, porque por carta no se entienden bien y me arriesgo a que me se dé una mala interpretación, pero trataré de resumir lo sucedido desde la última vez que supe de vosotros, que fue cuando Maruja me telefoneó. Ese mismo día, dos horas después, me tuvieron que llevar de urgencia al hospital, porque no podía dar un paso nin moverme. Estaba casi paralizada. Ni podía llegar al teléfono para pedir auxilio. Sólo arrastrándome. Me tuvieron un día entero en el hospital haciéndome toda clase de análisis, radiografías, exámenes, etc. El Hospital Cantonal de aquí es de lo mejor que existe. Los ricachones vienen de todos los países del mundo a que los examinen aquí, en el Hospital. Diagnóstico: el mismo de siempre, el que vengo oyendo desde hace ocho años a todos los médicos y especialistas que he recorrido. Usted no tiene nada, absolutamente nada. Parece ser que son síntomas simbólicos, de carácter neurótico, es decir psíquico. Y que esa última crisis fue provocada por la inminencia del viaje a España. Dicen los médicos y psicólogos que como a una persona que no puede moverse no se la puede hacer viajar, me defendía contra la enorme resistencia interior que tengo a volver a Galicia, el miedo enorme que le tengo psicológicamente a semejante shock, desarrollando esos síntomas simbólicos de imposibilidad de andar y de moverme. Bueno, el hecho es que la cosa fue muy seria y no me ha quedado más remedio que reemprender el tratamiento de apoyo psicoterapéutico, a ver si con paciencia logro vencer mis problemas interiores y sacarme de encima mil cosas que me hacen la vida imposible. Tuve que ir a París por un solo día a arreglar mis papeles, que caducaban. Mi hermano fue a buscarme al aeropuerto y a llevarme hasta allá nuevamente. Fui en agosto, antes no podía arriesgarme a hacer ninguna clase de viaje por obligatorio que fuera.
Ahora las cosas andan mejor. Ya puedo sentarme en una silla, trabajar y hasta ir al teatro. Pero estoy haciendo una vida de soldado. Primeramente, duermo muy mal. Me han prohibido terminantemente acostarme temprano, apago la luz a media noche o más tarde, y después de haberme despertado cinco o seis veces en la noche ya estoy de pie a las cuatro y media o a las cinco. Media hora d gimnasia fuerte. Todos los días que puedo, esto es, casi todos, media hora de natación por la tarde al volver a casa. Tratamiento médico dos veces por semana. Medicinas para poder resistir. Y trabajo, mucho trabajo. Ya veis que la cosa no es nada divertida. Pero veremos si con paciencia, como os digo, logro resolver dentro de mi misma, con ayuda del psicólogo que es un hombre, gracias a Dios, muy inteligente, multitud de problemas que se han ido acumulando a través de los años y que me hacen la vida muy difícil.
Quise mandarle una nota a Pillado sobre una cosa interesante que había cerca de aquí. Os explicaré lo que era, porque a Luis ha de interesarle, y por qué no puede hacer la nota. Hay aquí cerca, pero en Francia, en un pueblecito llamado Plateau d´Assy (más bien se llama así todo el lugar), una iglesia muy interesante. El cura, hace ya de esto bastantes años, decidió hacer algo distinto. En el frente hay un fresco enorme de Leger, dentro de vidrieras de Chagall, de Rouault, etc. Pinturas murales de Chagall y otros pintores. Una pila bautismal hecha por un judío, y todas cosas por el estilo. Es decir, que recurrió a artistas de distintas religiones. El Cristo del altar mayor despertó verdaderos escándalos, y durante cierto tiempo tuvieron que meterlo en una capillita apenas alumbrada, por lo moderno que era. Ahora lo han vuelto a poner en el altar mayor, pero no en el centro. Las tapicerías son excelentes. Este último año decidieron hacer en ese lugar una cosa que llamaron Escultura en la montaña. Diseminaron por los alrededores, en un paisaje verdaderamente maravilloso de montañas y bosques, toda una serie de esculturas. Desde Calder para abajo. Había dos de Otero, de Santiago de Compostela, y varias de un argentino que me parece recordar que se llama Fernández, que además pintó las carreteras de mil colores. También por las carreteras había pintada poesía. Me pareció que podía interesar una nota sobre eso, sobre todo habiendo mezclado en ello un gallego. Allá me fui, pidiéndole a una amiga que me llevara, porque yo no me atrevo a conducir por la carretera todavía, y sabe Dios cuándo volveré a largarme a mis antiguos viajes de kilómetros y kilómetros. Tengo miedo a los vértigos y miedo a los medicamentos que estoy tomando, de modo que sólo utilizo el automóvil en la ciudad. En el camino se nos echó encima una de esas tormentas de padre y muy señor mío que nos tuvo detenidas en un pueblo dos horas y media. Nos decidimos a seguir, a ver si más lejos hacía mejor tiempo. Efectivamente, mejoró, pero ya habíamos perdido la mañana entera. Al llegar allá nos encontramos con que, como os digo, las esculturas estaban en plena naturaleza y desperdigadas a la redonda en trayectos de treinta o cuarenta kilómetros. El auto de mi amiga era viejísimo y no quería subir esas cuestas empinadas. Preguntamos y nos dijeron que parte de las cosas podríamos verlas yendo a pie. Mentira podrida, como dicen los niños. Anduvimos horas y horas y lo que nos decían que estaba a media hora de distancia a pie estaba a dos o tres horas. Total, que lo que vimos fue lo que estaba en el pueblo mismo y algo de lo más cercano. En tales condiciones no se puede hacer ninguna nota, como os podéis imaginar. Me conformé con comprar fotografías y catálogo, que si le interesa mucho a Luis puedo enviarle. No tenéis más que decírmelo. Ya eran los últimos días de esa exposición, si queréis llamarle así, aunque quedarán algunas cosas, como creo que la puerta de Calder y alguna otra cosa más.
Yo, si sigo mejorando de salud o por lo menos manteniéndome, creo que voy a volver a dirigir teatro. Han dejado llegar aquello del grupo a un punto tan muertísimo que va a costarme mucho trabajo echarlo a andar nuevamente. Por otra parte, tanto ha cambiado el teatro en los últimos diez años que todo hay que encararlo de otra manera. Estoy con los preparativos que, como os digo, van a ser largos. He pedido a España que me busquen algunos textos (todos ellos inéditos) que parecen interesar. Habrá que buscar a los autores uno por uno y pedírselos, y todo esto tendrán que hacerlo otros por mí, y claro está que no le dedicarán todo el interés necesario. Será lento. Tengo pensado hacer una adaptación de La Celestina para hacerla estallar por las cuatro costuras, y eso me llevará sólo de preparación varios meses de trabajo. Tengo que ponerme en contacto con gente de teatro de aquí que yo conozco para ver salas, saber con qué puede contarse y con qué material cuentan esas salas mismas. Ahora es muy difícil. Cada vez hay más teatro y más manifestaciones culturales interesantes en Ginebra, y todo está ocupadísimo... Luego se presentará el problema de los colaboradores, actores, electricistas, etc., que como todos trabajan en otra cosa y además no se lo toman suficientemente en serio es una labor de gigantes. De hacer algo, quiero hacerlo bien. Sólo así compensará el esfuerzo enorme que significará para mí. Para hacer tonterías más vale que descanse y aproveche los pocos momentos que me quedan en el día para reponerme. Marta, mi sobrina, que felizmente es excelente y no me da quebraderos de cabeza, si que da trabajo, y como todo cuesta tan horriblemente aquí, no puedo dejar de trabajar porque se va el dinero que verdaderamente da espeluznos. Como no puedo además mandarla a un colegio público (por circunstancias de residencia aquí, etc.) todo me cuesta un ojo de la cara, y luego está lo de Madrid, el colegio de la otra chica y mil cosas más. De modo que no puedo hacer como otros compañeros que trabajan varios meses al año y se dejan otros varios para hacer sus cosas. A mí no me queda más remedio que seguir tirando.
Compré un piano, bueno, pero de segunda mano, para estudiar que es lo que me distrae. Hace cuatro meses que lo tengo, y sentarme a estudiar, lo que se dice sentarme a estudiar, no he podido hasta ahora hacerlo sino cuatro veces. Me descansa mucho y pienso que si algún día trabajo menos, me sería muy bueno haber hecho dedos cierto tiempo para poder estudiar o tocar algo. Pero creo que lo que me sucederá será lo que a otros refugiados que estaban en condiciones parecidas será lo que a otros refugiados que estaban en condiciones parecidas, que trabajaron hasta la víspera misma de su muerte y cayeron como quien dice fulminamos encima del escritorio.
En fin, ya veremos. Ya que estáis todavía por aquí no pierdo las esperanzas de que se os ocurra hacer un viajecito. A Ginebra, quiero decir. Ya sabéis que, aunque un poco apretados, podéis estar en casa.
Dad mil recuerdos a Rafael y Carmen de mi parte.
Cuando tengáis un poco de tiempo y ganas, escribid y decidme si le interesa a Luis que le mande las fotografías de algunas de las cosas de la iglesia de Plateau d´Assy, el folleto con fotos grandes de Escultura en la Montaña y fotos de las esculturas, que se lo mandaré con mucho gusto.
Mil abrazos a los dos, y a ver si algún día, resueltos mis problemas, se define esta situación y se sabe de una vez por todas si puedo o no puedo volver por ahí. Por el momento es no. Tanto el médico como yo lo consideramos un riesgo psicológico excesivamente grande como para andar haciendo pruebas, dadas las circunstancias de mi caso.

Amparo

1973-02-14 Remitente
de Amparo Alvajar, a Maruxa Seoane
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola de Amparo Alvajar, a Maruxa Seoane en 14/02/1973


Ginebra, 14 de febrero de 1973

Marujiña querida:

Ni bien hube echado la carta en que te decía que aún no había atrapado yo la gripe que por derecho correspondía, tuve que llamar corriendo al médico para pedirle un certificado para quedarme en casa, porque tenía 40 de fiebre. Así que antibióticos, pastillas para la tos, supositorios para la fiebre y toda la parafernalia de la gripe. Ahora ya va bien y mañana regreso a la oficina.
¿Cómo va tu flebitis? No me extraña que te haya dejado la gripe esa secuela, porque la que yo tuve hace dos años me dejó una neuritis en el brazo izquierdo que me pasé tres meses viendo y contemplando todas las estrellas de firmamento. Todavía que queda de eso un temblor en los dedos que a veces no lo puedo dominar. Espero que estés mejor.
Aún así me las arreglé para ir a ver a mi notabilidad de profesor Feldman, a causa de lo otro que es más importante. Al principio estaba un poco picado, porque después de todo yo lo había abandonado en el año 1967, y eso a nadie le gusta. Me dijo con un ligero retintín: “Yo pensé al ver que usted volvía: “Afortunadamente, Mme. Alvajar es inteligente y comprende”. Le contesté: “Dr. Feldmann, eso es lo que pensé yo: “Afortunadamente el Dr. Feldmann es inteligente y comprende”. La verdad es que uno tiene tendencia a suponer que todo médico, y especialmente todo psicólogo o psiquiatra, es un hombre inteligente y comprensivo, y yo te digo por experiencia que de los muchos que he visto ninguno me ha dado la impresión de una verdadera inteligencia, salvo éste. A pesar del fracaso de su tratamiento anterior, siempre he pensado en él como el único hombre inteligente que he visto aquí. Luego todo marchó muy bien, tanto que, ¡oh, sorpresa, sobre todo viniendo de un suizo!, al despedirse de mí hasta dentro de quince días me dio un tiernísimo beso en la mejilla, y aún no he salido de mi asombro. Comprendió muy bien todo lo que le expliqué, me dijo (lo que yo ya sabía) que desde el año 1967 en que yo había interrumpido el tratamiento con él hasta ahora la psiquiatría y ramas conexas de la medicina habían hecho enormes progresos, que había muchísimos medicamentos nuevos, que comprendía mi necesidad de recuperar la “joie de vivre” y de sentirme bien, que “qu´est que c´est que cette histoire de se coucher à sept heures du soir?”, etc., etc. Me dio dos misteriosísimos medicamentos, uno de ellos que fui a buscar en la farmacia, donde me contaron las pildoritas una por una y me las dieron en un frasco en el que no hay ni el nombre del medicamento, y otro que se sacó el mismo como quien dice del bolsillo del chaleco, y que debe de ser un medicamento que está todavía en experimentación, porque no viene de ningún laboratorio médico, sino de un instituto de investigaciones sobre Lípidos, y me dijo que volviera dentro de quince días. También me dijo, “Pero tiene usted una cara estupenda”, y le contesté: “Dr. Fielmann, esta cara que tiene usted delante tiene encima catorce colores mezclados, así que no le extrañe que el resultado sea decente”. Claro está que se echó a reír. Ahora hay que tener paciencia, porque estos medicamentos (que creo que son de los que llaman “imaos”) son de actuación lenta.
Ahora voy a ver si os digo todo lo que tengo que deciros, que siempre se me queda alguna cosa en el tintero.
Me contestó Anita diciéndome que os escribía directamente y que ya había recibido carta vuestra. Parece que vuelve a Buenos Aires en marzo, peor que antes pasará por aquí.
Recibí una carta de Aurora Cortázar, que debe de haber venido por sus propios pies, puesto que debe de ser así como mandan las cartas que no traen ni un solo sello, ni siquiera el nombre del remitente. Fecha de la carta: 11 de diciembre. Llegada: 10 de febrero. Todas las noticias que me da ya las había recibido, claro está, de los propios interesados, en cartas con sus debidos sellos, salvo la noticia del nacimiento de la niña de Arturo. Dice Aurora, entre otras cosas, que tenéis la intención de venir por aquí. Os quiero prevenir antes. Lo que está sucediendo en este país es un verdadero escándalo. De un día para el otro suben las cosas, a veces de repente un 230%, aunque parezca mentira. Tenéis que contar con que todo está por lo menos el triple más caro que la última vez que pasasteis por aquí. Y digo “por lo menos”. A mí me parece un verdadero disparate pagar estos precios. Mi casa es pequeña (no es la de las fotografías que mandé para Quiroga, que están tomadas en casa de los Fernández Buján, que él es de Corcubión), pero hay dos habitaciones, una de ellas con una cama grande. En la otra hay un sofá cama, donde yo duermo muchas veces y donde he dormido todo el tiempo que Aurora estuvo aquí. Trataría de no molestaros por las mañanas, porque me levanto muy temprano (a eso de las seis menos cuarto). Me voy a las ocho y no vuelvo hasta las seis o las seis y media. Tendríais la casa para vosotros, con absolutamente todo lo necesario para vivir. Las tiendas necesarias están cerca. Hay autobuses en la esquina que os llevan a todas partes de la ciudad. La Ciudad Vieja está a un paso, con las galerías de arte y los museos. Aunque no sea época de vacaciones de verano de Marta, la cosa tiene arreglo. Viene los jueves a bañarse y arreglarse y a asistir a sus clases de latín, solfeo y guitarra, y ese día tampoco duerme en casa. Sólo duerme aquí los sábados, y los Fernández Buján están encantados de tenerla con ellos ese día, tanto que tengo a veces que pelearme para que me la dejen en casa. Sonia, su hija, es muy amigota de Marta y les gusta mucho estar juntas. Me gustaría mucho que las conocierais, porque tiene excelentes cualidades, y además hace mucho tiempo que tengo ganas de hablar con vosotros acerca del porvenir y los estudios de esta niña, porque creo que Luis puede darme buenos consejos. No entro ahora en el asunto porque pienso que de una manera o de otra os veré pronto.
La Galería Kreuger sigue mandando las invitaciones para los “vernissages” a nombre de Luis acá a casa. Medio se disolvió. Tiene fama de ser un hombre muy competente en lo suyo y honrado, pero insoportable en el trato con sus asociados. Una socia de él, una italiana casada con un suizo sobrino de Le Corbusier, llamada Ana María no sé cuantos (he estado buscando los catálogos donde está su nombre, pero me los debe de haber robado Marta, que es museómana y galeriómana) acaba de abrir una galería nueva que se llama Arte Moderno, aquí cerca de casa. Está en un piso alto, y son dos “dúplex” unidos, una casa lujosísima. Inauguró la galería con una exposición de Fernando Maza, que al llegar aquí lo primero con que se encontró fue con mi nombre en la lista de invitaciones a los “vernissages”, claro está que a casa de Luis. El ya traía mi dirección, que se la había dado su madre; llamó en seguida y pasamos varios ratos juntos. Acababa de exponer en la Bienal de Venecia, con mucho éxito, y ahora tiene una exposición en París y otra creo que en Turín. Aunque está separado de su mujer, que es norteamericana, pasa largas temporadas con ella y con su hijo en un pueblecito que está a unos kilómetros de Palma de Mallorca, un pueblecito muy sencillo, poblado de artistas, al parecer. Me ha invitado a ir allá, pero dudo de poder hacerlo.
Sigo recibiendo La Voz de Galicia, que está mucho mejor informada que La Tribuna de Ginebra o cualquier otro periódico de aquí, y sobre todo trae muchas noticias de Buenos Aires y Chile. Hace unos días sacaron una fotografía del Perón con un aspecto de apolillado que da miedo, diciendo que se va a Rumanía a hacerse un tratamiento gerontológico, lo cual no deja de ser una especie de “pajueranada”, porque el tratamiento de la Dra. Aslam nos lo estamos haciendo todos desde hace mucho tiempo, a título preventivo, porque tan apolillados todavía no estamos. Hace más de veinte años que tengo yo correspondencia con ellos y de vez en cuando me hago el tratamiento, y también Aurora lo emprendió, aunque con pildoritas, porque le tiene verdadero pánico a las inyecciones. También otra vez sacaron como gran novedad una fotografía de una pianista que se acababa de hacer un lifting, una “cara nueva”, como ellos decían. Supongo que sacan esas cosas cuando no encuentran otras con que rellenar un hueco, pero no dejan de asombrarte.
Me tienen prometidos para el sábado los dos discos de que os hablé. El de Grassens es el último y estaba agotado. Así pasaron la canción de los reyes por radio un par de veces, y luego no volvieron a pasarla más, porque como tienen tanto miedo de ofender a los jefes de Estado de otros países... Tanto que está seriamente penada cualquier ofensa pública a cualquiera de ellos. El otro resulta que es de Juliette Greco, cosa rara, porque esa mujer se ha dedicado a cantar las mayores estupideces del mundo desde hace varios años, de modo que no respondo de la clase de canciones que hay en ese disco, a parte de la que se llama “Mon fils, chante”. Os lo mandaré por correo la semana que viene.
Ahora os dejo, porque aprovechando estos días que he pasado en casa me estoy haciendo un pijama “serio”, es decir, sencillo. Todo lo que se encuentra por aquí está lleno de froufrous y de chichis, y no comprendo por qué razón hay que vestirse de idiota para meterse en la cama. Ya veremos lo que sale, porque hace muchos años que no coso en serio.
Y ahora dejo de daros la lata. Ya me avisaréis cuando recibáis los discos, para que me quede tranquila y sepa que no os los robaron por el camino.
Saludos a Rafael y Carmen. Ya sé que estuvo aquí Mireya, porque me escribió. Le contesté, pero no sé si mi carta llegó a tiempo, porque estaba a punto de volverse a América.

Saludos igualmente a Pillado y mil cariños para vosotros.

Amparo

1973-02-04 Remitente
de Amparo Alvajar, a Maruxa Seoane
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola de Amparo Alvajar, a Maruxa Seoane en 04/02/1973


Ginebra, 4 de febrero de 1973

Querida Marujiña:

Recibí tu carta. No te molestes en certificarlas porque llegan todas y ninguna se pierde. Además, como no hay nadie en casa no las dejan, y te ponen un papelito para que vayas en el término de tantos días (pocos) a buscarlas al correo. Si no vas a tiempo, las devuelven. Y nuestro horarios, que casi coinciden con las del correo, no nos permiten la mayor parte de los días llegar a tiempo.
Antes de pasar a contestar tu carta, y para que no creas que soy como aquel individuo que el día del cumpleaños de sus amigos les regalaba una fotografía de él, te diré que esas fotografías son para que se las hagáis llegar a Domingo Antonio Quiroga Ríos, que tanto os adora y admira, que no pasan quince días sin que se ponga a hacer loas de vosotros por correspondencia. Si no lo veis con frecuencia, las podéis dejar a su nombre en La Voz de Galicia o dárselas a Pillado para que se las pase a él. En el momento que más cómodo os venga. Reconocerás, Maruja, el vestido que me compré en Buenos Aires. El otro está hecho con dos pedazos de trapos de colgar en la pared que vendían en una tienda de cosas típicamente bolivianas que pusieron en el lugar donde estábamos trabajando en Chile y que me costaron cuatro perras. Tienen muchos más colores que los que se ven en las fotos: azules y morados, por ejemplo. Lo negro es un albornoz árabe. Las mando porque son las primeras fotografías de mi vida donde no estoy espantosa, y como los Quiroga “nos ponen en álbum”...
Ahora paso a tu carta, empezando por decirte que cada día estoy más admirada de las cosas que hace la gente ahora a las edades de tu suegra. Es estupendo. En cuanto a lo tuyo, te diré que la gripe de este año agarra generalmente fuerte, con mucha fiebre y secuelas de todas clases. Especialmente deja muy agotada. Yo, por ahora, no la atrapé. Lo que sí atrapé fue un ataque de reuma en el brazo derecho que no me deja ni levantar un cenicero o una taza de café. Felizmente me permite escribir a máquina. Pero, en fin, no me preocupa mucho porque supongo que es cosa pasajera. Otras cosas más permanentes me inquietan más. Ya llegaremos a eso.
Le he escrito ayer a Anita transmitiéndole detalladamente todo lo que me decías en tu carta. Espero respuesta, pero además le he dado vuestra dirección en La Coruña por si quiere, además, escribiros.
Asunto viaje a La Coruña. Excuso deciros cuánto os agradezco la hospitalidad, y sobre todo la buena voluntad, porque ya sé que lo hacéis pensando hacerme bien. Es decir, que es una invitación “activa” y no “pasiva”. Por el momento no puedo contestar concretamente. Pasa esto. Sigo mal, con mi famosa enfermedad, que empezó hace siete años y no quiere dejarme. Va mejor, pero no bien. No empiezo a explicárosla porque se necesitan cinco volúmenes para relatar mis peregrinaciones de médico en médico (que sostenían que no tengo absolutamente nada), y luego de psicólogo en psiquiatra, porque, como no tenía nada, tenía que ser psicólogo. Ahora parece ser que han descubierto que casi todas estas cosas tienen, como yo he sostenido siempre, un origen orgánico, y no psíquico. Parece ser que se trata de depresiones endógenas. Las células de la corteza cerebral se ponen de repente a producir no sé que cosa que anula la acción de no sé qué otras dos, necesarísimas. Los médicos mexicanos, tratando de encontrar un remedio para la tuberculosis, descubrieron unos medicamentos que la tuberculosis no la curaban, pero sí lo otro, y los tuberculosos de las clínicas se sentían de repente animados, vitalizados e inclinados a la organización de terribles bailongos. Desde entonces, tanto en América (Estados Unidos sobre todo) como en otras partes, están utilizando estos medicamentos con gran éxito. Otra de las cosas que da resultados muchas veces, sin que se sepa por qué, es el agua litinada (los antiguos litines), que estoy tomando a litros. Los otros medicamentos no me atrevo a tomarlos sin vigilancia médica, porque tienen efectos secundarios fuertes. Tengo los medicamentos, porque una amiga me los ha dado, pero no los tomo. Mi médico actual se puso furioso cuando le hablé de emplear medicamentos para hacer desaparecer lo que resta de mi enfermedad, porque dice que “está absolutamente seguro” de que lo mío es de origen psicológico: sentimiento de inseguridad, etc. En fin, mentalidad de refugiada. En vista de eso, pedí hora con una delas notabilidades de aquí con la que ya he estado en tratamiento hace años, cuando más grave era la cosa. Pero aunque pedí hora hace tres meses no he podido conseguirla antes del lunes próximo. Iré a verlo, porque es un hombre en cuya inteligencia confío y que tiene todas las calificaciones necesarias para el caso: médico general, neurólogo, psiquiatra y psicólogo, profesor de la Universidad, etc. Claro está que la última cuenta que le pagué cuando estuve en tratamiento con él ( que no pensó para nada en cuestiones psicológicas) fue de cinco mil francos, pero la salud es ante todo. Voy a pedir su opinión y su consejo, y luego obrar en consecuencia. En mi estado no me atrevo a hacer planes de viajes, porque hay días y temporadas largas en que no puedo ni andar, y simplemente me arrastro para venir a la oficina y apenas me las arreglo para seguir trabajando. No digo nada a nadie, pero paso por un verdadero infierno. Cuando fui a Chile lo pasé muy mal; no así en Buenos Aires, donde sólo tuve dos días malos. Durante mucho tiempo he tenido que trabajar sentada en el suelo, disimulando y haciendo pasar eso por una originalidad, porque no me tenía en las sillas. En fin, para que seguir...
Espero, pues, la opinión de Feldmann, aunque esa opinión me cueste un ojo de la mismísima cara. Luego está, además, la cuestión de mi trabajo. En principio, debería seguir trabajando hasta eso del 19 de mayo, y luego tendría que interrumpir un mes, en el cual tengo forzosamente que ir a París por unos días para renovar mis papeles, que caducan. En ese momento, de estar bien, me quedaría cierto tiempo para ir a La Coruña, si vosotros pensáis estar ahí y en ese momento no os estorbo. Vosotros me lo diréis. Si es posible pronto, para poder hablar con mi jefa de estas cuestiones de trabajo y saber con un poco más de seguridad si interrumpo en mayo o si tengo que interrumpir antes (cuestiones reglamentarias largas de explicar). Así que cuando tengáis un momento, contestadme dándome una idea de esto.
Uno de estos días en que me siento mejorcita (hay veces, como os digo, en el que no puedo andar a causa de los vértigos) quiero ir a buscaros dos discos que creo que os gustarían: una canción de Brassens sobre todos y cada uno de los reyes que quedan en el mundo, y otra que me gusta mucho, aunque ésta no sé cómo se llama ni de quién es la mujer que canta, pero estoy segura de que os gusta. Si los encuentro, os lo mandaré.
También, de ir allá, quiero que me digáis si queréis algo de aquí, para buscarlo con tiempo. Pregúntale también a Pillado si quiere o necesita algún libro que pueda llevarle o mandarle, y saludadlo de mi parte.
Espero respuesta vuestra para ir tomando las disposiciones necesarias por si llego a encontrarme bien, y digo “por si” porque ya os imaginaréis lo que es para mí la idea de encontrarme en un aeropuerto sintiendo que me caigo y que, cueste lo que cueste, tengo que aguantar, retirar mis maletas o facturarlas, llegar a donde sea, etc., etc. Os pido información con tiempo porque, dadas las condiciones en que trabajo en las Naciones Unidas, necesito preparar las cosas con bastante anticipación, para que no digan que les creo problemas.

Mil cariños a los dos y muchas gracias.

Amparo

1972-10-22 Remitente
de Amparo Alvajar, a Luís Seoane, a Maruxa Seoane
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola de Amparo Alvajar, a Luís Seoane, a Maruxa Seoane en 22/10/1972


Ginebra, 22 de octubre de 1972.

Queridos Luis y Maruja:

Sigue la marea de trabajo, en forma tal que no me queda tiempo para descansar. Pero debo escribiros, aunque la carta será menos personal que imaginarse pueda, por lo que a continuación veréis.
Sale en estos días para Buenos Aires Anita Neugebauer, periodista y fotógrafa de Basilea. Hace tiempo vivió en la Argentina durante años, pero se ha quedado completamente desvinculada ahora. Una gran revista de la Suiza alemana le reserva varias páginas para publicarle un reportaje sobre la vida cultural de Buenos Aires. Es mujer muy vinculada con el teatro. Ha estado y sigue estando vinculada con galerías de pintura de Basilea, y en una de ellas está su hijo. Esta mañana de domingo, sacando tiempo al tiempo, me he sentado a escribirles a algunas personas para ver si la pueden orientar. Yo sé que vosotros pensáis como yo que Buenos Aires no está muerto, sino todo lo contrario. Muchos hay por aquí que andan diciendo que todo eso se acabó, que no se hace nada interesante, etc., etc., y para mí que confunden los sentimientos políticos con otras cosas que nada tienen que ver con ello. Yo me paso el tiempo discutiendo con esa gente, porque opino lo contrario, y en el poco tiempo que ahí estuve, saqué una impresión muy diferente de las cosas, de manera que me tomo un interés casi personal, por el cariño que le tengo a esa ciudad que tanto ha sido para nosotros, en ese reportaje. Os ruego que la orientéis. Tal vez podríais explicarle lo que se está haciendo ahí en todos los aspectos. Habría que decirle entre otras cosas dónde están los murales de los grandes pintores argentinos, no sólo en edificios oficiales sino en galerías comerciales y casas de departamentos. La última exposición de Luis. Lo que se hace en teatro. Tal vez, en poesía, podríais ponerla en contacto con Girri, que también le podría explicar algunos de los programas de radio que se están haciendo por Radio Municipal. En fin, mil cosas, que vosotros sabéis mejor que yo.
Quisiera tener tiempo para comentar detalladamente con vosotros la representación aquí de Hair por la gente de París, y sobre todo el paso muy reciente del grupo argentino TSE, que hacen cosas verdaderamente interesantísimas. Todo esto me llevaría el día entero, y bien lamento no poder pasármelo relatándoos lo que creo que os interesaría.
Veré a Anita el miércoles, día en que pasará fugazmente por aquí. Y no tendremos ni una hora para charlar de Buenos Aires antes de su marcha. Ella tiene que volver a Basilea esa misma noche y yo tengo que pasarme el día en la oficina. Desde que llegué, no he hecho más que trabajar, tanto en la oficina como en casa, porque no puedo decir que no a los trabajos que me ofrecen, para no desvincularme de otras organizaciones y por deber para conmigo misma de no rechazar trabajo. El caso es que estoy cansadísima, porque ya llegué cansada de Buenos Aires y del viaje posterior, y no he tenido ni un día de descanso. Parece ser que dentro de tres o cuatro semanas podré contar con cuatro o cinco días para mí, pero es demasiado poco para irme a una playa a tenderme al sol, de modo que me quedaré en casa y trataré de dormir. Estoy en pie a fuerza de vitaminas, tónicos, reconstituyentes y estimulantes cerebrales, pero me pregunto cuánto tiempo se puede o es sensato vivir a base de eso. Miro las pildoritas y pienso con ansiedad cuándo será el día en que desaparezcan de la mesa de la cocina en que me esperan todas las semanas, pero materialmente no puedo prescindir por el momento de ellas. ¡No saben Rafael y Carmen la suerte que tienen pudiendo vivir en Rianjo! Además, el clima de Ginebra es desvitalizador en grado sumo, y es verdaderamente necesario cortar de vez en cuando todo esto para marcharse al mar, que es la única forma de poder luego resistir otros cuantos meses, y yo pocas veces puedo hacerlo. Siempre hay algo urgente o necesario, o algo que te retiene aquí, o tienes unos cuantos días en el momento más inoportuno del año, cuando llegar al sol te cuesta tanto dinero que es verdaderamente insensato.
En fin, no hay que quejarse, porque lo principal es tener trabajo y fuerzas para hacerlo. Le he escrito hoy a Arturo, porque non lo había hecho desde que salí de ahí, y ya sé que se casó de verdad, porque me lo dijo Aurora, que ha pasado un mes aquí en casa. Ahora está en París y volverá a Buenos Aires a finales de año.

Os recuerdo mucho y os abrazo muy fuerte.

Amparo

1972-08-13 Remitente
de Amparo Alvajar, a Luís Seoane, a Maruxa Seoane
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola de Amparo Alvajar, a Luís Seoane, a Maruxa Seoane en 13/08/1972

Ginebra, 13 de agosto de 1972

Queridos Luis y Maruja:

Hasta ahora no he tenido tiempo para poneros unas letras y deciros que recibí una carta de Sargadelos y los catálogos hace tres o cuatro días. Todavía no he podido a los directamente interesados, pero quería que supierais que ya llegó todo eso.
Está aquí Aurora, aunque supongo que ya lo sabéis, puesto que me dijo que había cenado con vosotros poco antes de salir para Buenos Aires. Está viviendo en casa. Pasará aquí un mes y luego irá a París.
Tampoco he tenido tiempo de escribirle a Mireya, pero pienso hacerlo el sábado o el domingo que viene, que son los días en que me queda un rato, aunque el sábado suele ser también un día de mucho atacamiento. Es el único que nos queda para hacer las compras necesarias y todo lo que no se puede hacer durante la semana.
Uno de estos días le mandaré también a Pillado una revista que le había prometido, donde hay textos importantes sobre el movimiento de liberación de la mujer, que al parecer le interesa.
Estamos pasando unos calores que se hacen tremendos a causa de la mucha humedad, pero no hay casi sol.
Aurora os manda grandes saludos. Come bien, duerme mejor y está espléndida. Yo, como siempre.

Mil abrazos

Amparo

Ya están enmarcados y colgados los ángeles de Luis.

1972-07-17 Remitente
de Amparo Alvajar, a Luís Seoane, a Maruxa Seoane
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola de Amparo Alvajar, a Luís Seoane, a Maruxa Seoane en 17/07/1972


Ginebra, 17 de julio de 1972

Queridos Luis y Maruja:

Ya ha empezado de nuevo esta marcha normal de la existencia, aunque costó trabajo reorganizarse. Llegué muy cansada y me encontré aquí con el fin de curso de mi sobrina Marta, las fiestas de colegios y conservatorios consiguientes, su viaje inmediato a España, a pasar las vacaciones con su madre, la asistenta que se fue de vacaciones, montañas de trabajo en la oficina, etc., etc. El caso es que yo llevo aquí casi cuatro semanas y aún no he podido empezar a ocuparme de los asuntos grandes o serios. El mes de agosto será todavía peor, porque se va de vacaciones el jefe de la división lingüística de otra organización y me deja todo el trabajo de la sección española para hacer por las noches en casa, y, como os digo, es enorme el trabajo que hay en la oficina y vuelvo bastante cansada.
El resto de mi viaje fue muy bien. En cuanto llegué a Lima me di cuenta de que los limeños, poetas y escritores compañeros míos aquí (¡parece mentira!) me habían dado una clase de información que no correspondía a la verdad. Me habían dicho que para ver Lima sobraban dos días. Estuve tres y no vi ni la décima parte de lo que hay que ver. Pero no bien me di cuenta de eso, decidí no llamar ni ver a ningún conocido y dedicarme a los museos y a la ciudad, de la que he quedado verdaderamente enamorada. Corrí por todas partes. Fui a Cuzco, que no me impresionó tanto como esperaba. Sí, en cambio, el paisaje que rodea a Machu Pichu. Volví a Lima y salí por Quito. Allí llamé solamente a un amigo, gran poeta y escritor, compañero nuestro, que ha sido secretario de Relaciones Exteriores en Ecuador y que no me dejó sola ni un instante de los tres días que pasé allí, con un taxi a la puerta del hotel y recorriéndolo todo el día entero en taxi, y sin dejarme pagar nada. Se portó muy bien, puesto que no tenía por qué hacer tanto. Tengo en Quito otros amigos, entre ellos el actual Presidente de la Corte Suprema, que era Embajador de su país y en uno de esos cambios políticos en que lo pusieron en la calle pasó durante cierto tiempo a trabajar con nosotros, aunque yo ya lo conocía de Nueva York. Ni le hablé por teléfono, porque el otro no me dejó ni a sol ni a sombra, con su ansia de hacerme conocer su pueblo, como él le llama.
En el viaje compré varias cosas bonitas o curiosas, tanto para mí como para mis múltiples niños. Todo tuvo un gran éxito.
Cuando llegué aquí me encontré con que A Nosa Galiza que es aquella asociación que quería representar la obra de Castelao, había habido los acostumbrados e inevitables líos internos, y el proyecto se ha quedado en el aire. En cambio, el grupo Artístico Hispanoamericano que es el que yo dirigí in illo tempore y que ahora está dirigiendo (desde el punto de vista escénico, se entiende, porque hay una comisión directiva que es la que al fin y al cabo decide). Sara Ventura (una argentina que es ayudante de dirección en el Gran Teatro de aquí y que monta ella a veces como directora tales o cuales óperas) había decidido poner Fuenteovejuna. Fui a una reunión de los “cabecillas” en que se trataba de la obra y me di cuenta de que esta mujer (que es amiga de amigos míos de ahí, entre ellos Emma González Ledo) no sabe un carajo del teatro clásico español, un pito de Lope y medio pito de Fuenteovejuna. Los otros que allí estaban, incluso un amigo que sí había estudiado la obra y llevaba preparado un plan de adaptación bastante bien hecho si se reduce la obra al punto de vista anecdótico, se pusieron a hablar mal de Lope y del pueblo de Fuenteovejuna (chupacomedias del rey, acciones paralelas en la obra “que (según ellos) no vienen a cuento”, que si escenas inútiles que son un verdadero tostón, etc.). Yo iba dispuesta a callarme la boca, porque la verdad es que no me había puesto a estudiar el asunto en serio, pero en vista de eso no me quedó más remedio que rebatir todas esas estupideces y decirles que había mucho que estudiar la cosa si se quería actualizar la obra, darle el sentido revolucionario que tuvo en su tiempo la propia idea de la monarquía, pensar en el nacimiento de las nacionalidades, no suponer que la toma o no toma de Ciudad Real no tiene un pito que ver con el asunto, porque sí lo tiene, y que una vez estudiado todo eso se podría ver de universalizar y actualizar lo revolucionario de la obra entera, y no solamente tocarle el corazón al público con la anécdota visible, que esa sí que no es más que un pretexto. En vista de lo cual, no se pondrá Fuenteovejuna este año, sino más adelante, y el caso es que me he quedado yo encargada de buscar material, estudiar la obra y discutir la cosa con Sara Ventura (que al parecer no piensa darse ni el mínimo trabajo de esos y esperará a que le den las cosas masticadas) y otros. He pedido algún material a España y yo tengo varias cosas que pueden ayudar, pero me pregunto cuándo y de dónde voy a sacar el tiempo para eso. El caso es que Fuenteovejuna me interesa y prefiero que hagan algo más “consciente”, aunque mi nombre no figure para nada. ¿No os parece?
Además de saludaros y deciros que os tengo mucho cariño, “ésta” tiene otro objeto y ahí va.
Hay aquí unos gallegos que tienen un taller mecánico en el que hacen cajas de relojes finos (oro y piedras preciosas) y otras cosas por el estilo. Es gente de bien, muy gallega y muy obrera , además, de hacer dinero. Tienen también una sociedad de importación y exportación. Hablé con ellos y se mostraron muy interesados en vender aquí y en Francia cosas gallegas, empezando por los productos de vuestras fábricas de cerámica. Respecto de las demás cosas, habría que darles ideas, y yo le he oído a Luis interesado, y mucho, en el fomento de la artesanía y la industria gallega con un sentido moderno y que haga ganar dinero a la gente de allá. Se trataría, si vosotros estáis de acuerdo en vender lo que sea, con buena propaganda, en casas buenas y caras y no en bazares al por mayor o menor. Si vuestras fábricas tienen catálogos con reproducciones o cualquier otro material de propaganda, todo el que sea, y si el asunto os interesa, ¿podríais hacérmelo llegar lo antes posible? Si os interesa el asunto y Luis ve otras posibilidades para Galicia, os pongo en contacto con esta gente, que ha llegado el caso bien puede ir allá, y a lo mejor la cosa marcha bien. Contestadme algo a esto, porque esa gente va a andar preguntándome a todas horas, qué hay de ello.
Decidle a Marika, la mujer de Lorenzo, que pasé dos veces por Guermantes para saludarla y que las dos veces lo encontré cerrado. Después no pude ya volver.
¿Se casó Arturo? Todavía no he podido ocuparme de la separación de bienes, que según me dicen no es cosa tan sencilla en matrimonio ya contraído. También tendré que mandarle copia de esa sentencia de divorcio, pero antes tengo que averiguar si basta una copia fotográfica o si tiene que ser un documento legalizado por el Consulado argentino. Como mi horario de trabajo es el de todo el mundo, no llego a tiempo a ningún sitio, y hasta comprar leche o pan se convierta en un problema. Y luego, con mi sobrina aquí, pese a que está en el colegio, se complican las cosas, porque tengo el triple de trabajo. Aprobó el bachillerato elemental francés (en su examen, de 600 alumnos, franceses en su mayor parte, sólo aprobaron 100), el examen de francés para extranjeros y tuvo 2º premio en matemáticas y en guitarra.
Por favor, contestadme a lo de la exportación, aunque sea para decir que no interesa, y decidme vuestros planes, si ya están más cuajados. Uno de estos días (cuando pueda) le escribiré a Pillado, al que quisiera encomendar un par de artículos. ¿Podré? Aquí seguimos prácticamente en invierno. Tiempo de perros.

Amparo

1972-05-08 Remitente
de Amparo Alvajar, a Maruxa Seoane, a Luís Seoane
Santiago de Chile
Transcrición

Transcripción da epistola de Amparo Alvajar, a Maruxa Seoane, a Luís Seoane en 08/05/1972


Santiago de Chile, 8 de mayo de 1972

Queridos Luis y Maruja:

Disculpad la brevedad y el papel. Pienso llegar a Buenos Aires el sábado 20, por la tarde, si no hay nada que lo impida. Os llamaré por teléfono. Voy al hotel Carsson (Viamonte y casi Florida), que me recomendó Aurora Cortázar.
Tengo cierta urgencia en hablar con vosotros y con Arturo (y me interesaría que fuera juntos), dado que sólo podré quedarme tres semanas y quisiera llevar resueltas algunas cosas. Dada la inercia de Arturo, considero útil hablar con él delante de vosotros, porque me parece que así se sentirá como comprometido a hacer las cosas, que de otra manera no las hará. Aunque no tengo vuestro número de teléfono, supongo que está en la guía. Si por casualidad tuvierais algún recado que dejarme porque os fuerais de ahí o algo por el estilo, podéis llamar a Pitusa (Consuelo Dolores) Marmolejo, Libertad 982, cuyo teléfono (44-7074) está en la guía.

Espero veros pronto. Un abrazo.

Amparo

1972-02-19 Remitente
de Amparo Alvajar, a Maruxa Seoane, a Luís Seoane
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola de Amparo Alvajar, a Maruxa Seoane, a Luís Seoane en 19/02/1972


Ginebra, 19 de febrero de 1972

Queridos Luis y Maruja:

Recibí la carta de Luis del 11 de enero con las diapositivas de las máscaras. Mil gracias.
No escribí hasta ahora esperando a saber con más certeza si iba a Chile o no, y hasta ahora no he tenido el contrato en firme. Ahora ya puedo deciros que, si no sucede nada que lo impida, iré a Chile a principios de abril y a eso del 20 de mayo a Buenos Aires por un par de semanas. Me gustaría veros en seguida, y supongo que vosotros podríais darme un teléfono con que comunicarme con Arturo, ya que tengo una dirección que no sé si seguirá sirviendo, pero no tengo su teléfono. Si lo veis o le habláis, anunciarle mi viaje, por favor.
Dada la proximidad de la visita, no me extiendo mucho en ésta, porque como voy a hacerme antes una pequeña operación, estoy terriblemente atacada, y la presencia aquí de mi sobrina no hace sino aumentar mis trabajos y mis obligaciones.
Ya hablaremos pronto. Cuando sepa en Chile la fecha exacta de llegada a Buenos Aires, escribiré. Si es que se puede saber algo seguro, porque en último momento pueden prolongar la conferencia y pedirle a uno que se quede algunos días más.
Espero que hasta pronto.

Un abrazo.

Amparo

1972-01-11 Destinatario/a
de Luís Seoane, a Amparo Alvajar
Bos Aires
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola de Luís Seoane, a Amparo Alvajar en 11/01/1972


Buenos Aires, 11 de Enero de 1972

Sra. Dña. Amparo Alvajar
Ginebra

Mi querida amiga:

Te envío las diapositivas de las caretas de Castelao que me las enviaron a Buenos Aires en lugar de hacerlo directamente a tí como les había pedido. Creo que están muy bien. Estamos aquí desde hace un mes y nos toca un verano como parece no hubo otro desde hace medio siglo. Estuvimos con algunos de los amigos comunes, aún no con todos, y, en general, perdieron toda esperanza. Galicia está cada vez más abandonada. La gente joven marcha. En las aldeas apenas quedan hombres y mujeres de 18 a 45 años y crecen en las huertas y prados los tojos y las retamas. Aumentan los lobos y caballos salvajes. Un sociólogo italiano la da como un país europeo moribundo, al igual que Irlanda y Sicilia. Un país moribundo maravilloso de paisaje, con ciudades que se modifican por el giro del emigrante. La Coruña es otra, y Vigo y Santiago. Pero no se trabaja la tierra, la explotación pesquera está en quiebra y no hay apenas otras industrias fundamentales. Debemos coincidir en La Coruña el año próximo. Yo trabajo lo que puedo, pinto, grabo, hago porcelana y monté un Museo, el Museo Carlos Maside, con Díaz Pardo, que es un éxito de público. Está a 15 kilómetros de La Coruña, en El Castro, ayuntamiento de Sada.
Estuvimos con Domingo Quiroga, con los Dieste, ya coruñeses, los Martínez Barbeito, etc. Hablamos de tus artículos de La Voz, debías continuar escribiéndolos. Hace falta que la gente que está fuera ayude a quienes como pueden hacen algo en Galicia. Todos estaban contentos con tu colaboración. Bueno, Amparo, te escribo de prisa. Quiero que esta carta salga hoy con las diapositivas. Un gran abrazo de Maruja y mío. Escríbenos.

[Seoane]

1971-11-05 Destinatario/a
de Luís Seoane, a Amparo Alvajar
A Coruña
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola de Luís Seoane, a Amparo Alvajar en 05/11/1971



La Coruña, 5 de noviembre de 1971

Sra. Dña. Amparo Alvajar
Ginebra

Querida amiga:

Nos llegó tu carta hace unos días cuando, por indicación de Domingo Quiroga, pensábamos escribirte. Marcharemos dentro de pocos días para Buenos Aires y no volveremos hasta dentro de algo más de un año. Nos hubiese gustado haberte encontrado o visto en La Coruña, pero para el próximo viaje trataremos de ponernos de acuerdo contigo para que así ocurra. Por Quiroga o por algún amigo común, sabrás lo que Díaz Pardo y yo hemos hecho en estos últimos tiempos: una fábrica de porcelana en Sargadelos, cerca de Vivero en la provincia de Lugo, donde hubo una famosa de loza y un gran complejo industrial a fines del XVIII, y un Museo, el Museo Carlos Maside, en El Castro, al lado de Sada, a 15 kilómetros de La Coruña. Este es ya un centro cultural muy importante el más dinámico quizás ahora en La Coruña pero situado en una aldea de muy pocos vecinos y donde hay otra fábrica de porcelana fundada por Díaz Pardo. Todo esto, la fábrica de Sargadelos y el Museo nacieron en Buenos Aires con una institución que Díaz Pardo y yo fundamos con el nombre de Laboratorio de Formas y que hubiésemos llamado Laboratorio de Iniciativas si no nos hubiese parecido muy chestertoriano el título. En el Museo hay ya alrededor de 200 obras en las paredes y unos 1500 dibujos y grabados en el archivo, conseguidas a base de donaciones. Yo traje muchas obras de Buenos Aires y compré algunas aquí. Todo esto es muy largo para contártelo por carta. Ya hablaremos con calma en cualquier oportunidad, quizás en Ginebra en 1973. De cualquier manera, no queremos, de momento, dejar Buenos Aires. Es la ciudad en que más nos gusta vivir. La Coruña sigue el destino tremendo de Galicia entera. No quedan gentes de 18 a 45 años. Amamos el mar de la ciudad y la ciudad, cada año sin embargo más desfigurada, pero nos faltan muchas cosas, desde luego la inquietud anterior a la guerra.
En cuanto a lo que nos pides, se van a encargar de enviártelo desde El Castro, se encarga de ello Díaz Pardo. Van a hacerte las fotos y te mandarán las de las caretas de Castelao y las de las que hice yo para una agrupación de teatro de estudiantes de Coímbra, dirigida por el director catalán Ricart Salvat, y que por razones policiales, expulsaron a Salvat de Portugal, no pudo estrenarse. Es seguro que todo esto puede serviros. Las caretas pueden hacerse remodelando caretas corrientes de cartón y pintándolas nuevamente. Por mi parte lo había hecho así y quedaron bien. Muchas veces nos acordamos de tí. No escribimos por esta maldita pereza en escribir cartas que en España se hereda de padres a hijos. Supimos que habías estado en España, al menos en Madrid, y los Dieste lamentaron que no hubieses venido a Galicia. A mí es ya lo único que me interesa de la península aparte los monumentos y las obras de arte. Quizás tambien Barcelona para alcanzar una vida cultural más completa que la de aquí, pero nada más. La gente aquí continúa siendo estúpidamente bondadosa. Ojalá fuese esta una tierra capaz de organizar “La mano negra” o cualquier maffia que la defendiese. Pero no, la gente emigra. Y cada vez más los prados y las huertas se convierten en tojales y proliferan los funcionarios, los caballos salvajes y los lobos.
No te doy más la lata. Escríbenos a Buenos Aires. De aquí te enviarán todo lo que necesitas.

Un gran abrazo de Maruja y mío:

[Seoane]

La dirección de Buenos Aires: Montevideo 1985, piso 13, Dto 68. Bs. As.


1971-10-17 Remitente
de Amparo Alvajar, a Maruxa Seoane, a Luís Seoane
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola de Amparo Alvajar, a Maruxa Seoane, a Luís Seoane en 17/10/1971


Ginebra, 17 de octubre de 1971

Queridos Luis y Maruja:

Acabo de recibir una carta de Quiroga, de Torremolinos, en la que no da esa dirección aproximada vuestra y me dice que pensáis iros a Buenos Aires a principios de noviembre, por lo que me apresuro a escribiros, claro está que interesadamente. Comprendo que con el viaje tan cerca (¿hasta cuando estaréis en Buenos Aires?) no estará Luis para ocuparse mucho de las cosas de los demás, pero tengo que aprovechar esta última oportunidad y darle la lata, mal que me pese.
Se trata de que quisiera poner en escena, en los gallegos de aquí, Os vellos non deben de namorarse, de Castelao: He leído hace poco que las máscaras de la obra están ahora en el Museo Maside. Supongo que se conservarán los dibujos de los decorados y de los trajes. Me interesaría mucho conseguir buenas fotografías en colores de las máscaras y copias de los dibujos. ¿Cabe esa posibilidad? Correría la cosa “cierta” prisa, no excesiva, y pienso que a lo mejor Luis podría hacer algo o dejárselo encomendado a alguien. Necesitaríamos unos vente ejemplares de la obra (yo tengo uno y el grupo tiene otro, y nada más), y desearía saber si se los puede conseguir allá o si tengo que ponerme urgentemente a copiar el texto, lo que sería un trabajo monstruoso, puesto que también tendré que “sacar” cada papel, ya que los demás no saben hacerlo, y es muy poco el tiempo que me queda y mucho el trabajo.
¿Podríais contestarme con cierta rapidez, para saber con qué puede contarse? No quisiera que los demás perdieran el entusiasmo, como suele suceder cuando se pasan meses hablando de una cosa y no se hace nada.
Veo con mucha frecuencia cosas de Luis en La Voz de Galicia.
Cabe la posibilidad de que dentro de unos meses vaya a Buenos Aires. Se celebra en Chile una gran conferencia a la que irá gente de aquí, y tengo esperanzas de que me manden, aunque son esperanzas y no seguridad. Si me mandaran (que sería en abril y mayo), me quedaría luego, a la vuelta, en Buenos Aires tres o cuatro semanas, siempre y cuando no me resultara ruinoso. Quiero decir, que no influyera en mis posibilidades de trabajo para el resto de año. Me gustaría, pues, saber cuáles son vuestros planes.
Os ruego que me respondáis a lo de Castelao para no tener durante mucho tiempo en la incertidumbre a la gente que trabajaría conmigo. Ya sabéis lo difícil que nos resulta una cosa así en Ginebra.
Supongo que estáis bien, ya que no veo motivo para que no lo estéis.
Saludad a los Dieste de mi parte, y mandadme la dirección de Mireya, que no sé si recibió la carta que le escribí, puesto que ella me hablaba vagamente de sus planes, sin darme fecha ninguna, y le escribí a Buenos Aires sin saber si seguiría allí.

Mil cariños.

Amparo

1969-12-30 Remitente
de Amparo Alvajar, a Luís Seoane, a Maruxa Seoane
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola de Amparo Alvajar, a Luís Seoane, a Maruxa Seoane en 30/12/1969


Ginebra, 30 de diciembre de 1969

Queridos Luis y Maruja:

Después de cuatro años de infierno que he pasado con mis vértigos y mis enfermedades “despistantes” para los médicos, las cosas van mejor y ya puedo escribir, cosa que hasta hace poco me era casi imposible. Parece haberse tratado de una cosa psicosomática que necesitó la ayuda de un psicólogo para uno de los llamados hoy “tratamientos de apoyo”. Todo parece ir mejor.
Hace mucho que no sé nada de vosotros ni de Mireya y Antonio. Les he mandado una tarjeta de año nuevo a La Rioja, porque supongo que siguen allí.
En el mes de octubre pasado fui por vez primera a España después de más de treinta años. No estuve más que nueve días en Madrid, conociendo a mis sobrinos y viendo a mis hermanas. Es bastante probable que para dentro de unos meses me traiga para acá a una de mis sobrinas, a que continúe sus estudios aquí. No os hago comentarios acerca de España porque sería un prodigio de inconsciencia querer dar impresiones tras sólo nueve días d presencia allí. De los españoles y su ambiente sigo pensando lo mismo, y, claro está, de la situación política. Pero la verdad es que no sentí ni la menor emoción al encontrarme en eso que llaman “mi patria”, posiblemente porque soy poco madrileña y muy gallega.
Sigo en Ginebra, trabajando como siempre, sólo que en las Naciones Unidas desde hace ya cinco años.
Me gustaría saber si tenéis el propósito de volver por acá. Si tenéis unos minutos, ponedme unas letras diciéndome qué hacéis, y dónde están Antonio y Mireya.
De Arturo también hace más de un año que no sé nada, pero supongo que está bien, ya que es inmortal e invejecible.
No quería dejar pasar estos días sin deciros que os recuerdo mucho y con mucho cariño y que os deseo un inmejorable 1970.

Un fuerte abrazo de

Amparo

1964-01-27 Remitente
de Amparo Alvajar, a Maruxa Seoane
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola de Amparo Alvajar, a Maruxa Seoane en 27/01/1964


Ginebra, 27 de enero de
¡1964, ay!

Querida Marujiña:

En este momento recibo tu carta, y no me lo creerás, pero “ayer” por la noche pensé: “A Maruja se le debe de estar terminando el Té Midros , y te iba a escribir preguntándote si lo necesitabas y querías que te lo mandase o si tenías hasta tu “hipotético” paso por aquí, que todos deseamos.
Como me interrumpieron, sigo hoy, día 29. Ya te compré el té, que tuve que encargar porque, como ya sabes, no suelen tener cajas de las grandes. Hoy me lo han dado y mañana saldrá. Te lo mandaré por avión. ¿Cómo no me lo dijiste antes? ¡Eres más tonta...! Va por avión, no por la prisa, sino porque es más conveniente y más seguro. No quitaré la caja, si no hay inconvenientes en el correo, porque va más protegido, y si realmente pasa un kilo el contenido sólo con el papel de embalar pasa y tienes lo mismo que llenar formularios para que pase por los servicios de aduana, así que no se gana nada. No me mandes los 23 francos con que me amenazas, en primer lugar, porque no son 23 francos sino mucho menos y, en segundo lugar, porque es más el trabajo que te daría a ti que me daría a mí que lo que vale la cosa. Además, no habiendo en España cambio libre, no creo que te vendan francos y, verdaderamente, Maruja, sé sensata: no vale la pena. Como no veo muestras de que aparezcáis por aquí, te digo “desde ya” que, siendo probable que en todas las cosas que tenéis que arreglar en Buenos Aires os gastéis más tiempo del que vez desearíais, me recuerdas por anticipado que te lo siga mandando de manera que no te falte nunca. Ya sabes que no me cuesta nada hacerlo, mientras siga aquí, y aunque me vaya a París, siempre se lo podré encargar a alguien.
¿Venís o no venís? Ya me han traído casi todos los muebles del dormitorio y tenéis una cama de un metro cuarenta, que supongo que os bastará. Ya os he dicho que el sofá de la sala es también cama o puede serlo y que yo tendré sitio.
Hace unos días llamó por teléfono una amiga vuestra para saber de vosotros. Me dijo su nombre, pero ya sabes lo que te pasa con los nombres que te sueltan de repente: que los entiendes mal y los olvidas pronto. Por la voz, estoy casi segura de que era aquella chica que os llamaba de Juterlaken , y el propio hecho de haberme llamado lo confirma. Dijo que se iba pronto para Buenos Aires y que si no llegabais casi en unos días ya no tendría oportunidad de veros. Le di las noticias, un poco vagas, vuestras (me refiero a vuestros proyectos) que por entonces tenía.
Me alegro muchísimo de que lo de Bandi haya sido una equivocación. No recuerdo si la noticia de la muerte de Cholo os la di yo misma o no, porque en esos días estaba bastante mal. Lo que tuve era pasajero aunque muy doloroso y, muerto el perro se acabó la rabia. Quiero decir que son esas cosas como las gripes y tal, que una vez que se van las olvidas y no las puedes llamar enfermedades serias, aunque te joroban de mala manera durante unos días. Dicen, sin embargo, que pueden requerir una intervención quirúrgica, y en otros casos, se pueden reproducir varias veces con unos días de intervalo. No me ha hecho ninguna de esas dos formas. Y ya es la tercera vez que me pasa. ¡Santa Penitencia, ora pro nobis!
¡Os envidio, malvados gallegos! Eu ben quixera ter unha leiriña, botar unha parolada co meu amigo Carrê na súa casa do Ponte do Pasaxe e aínda un sono na praya de Santa Cristina. Pero son deseos momentáneos, es morriña pura, que casi me enfermó en Buenos Aires, un sentimiento vegetal, si así se puede decir, de árbol desarraigado. La verdad es que no quiero ir a España, y cuando digo “no quiero” no hablo con la cabeza, sino con las ganas. Más aún, quiero no ir. No solamente por las razones que cualquiera que no fuerais vosotros supondría. La única forma de expresar mi manera de sentir es esa, que no es muy explicativa ni muy matizada: “quiero no ir”. Lo cual no quiere decir, etc., etc.
El otro día recibí una carta que dice textualmente: “Conocí a Maruja. ¡Hermosa mujer, vive Dios!” Y agrega luego que, dicho sea sin malos pensamientos de ninguna clase, sólo “por amor” de admiración, en lo que coincido. Es de Quiroga, el padrino de mi hermano, a quien yo quiero tanto y que ahora está en Ecuador, me dice también que le fue imposible ir a la inauguración de la exposición de Luis (supongo que la de La Coruña) por un impedimento que surgió a último momento, y que lamentándolo, tuvo que irse sin veros de nuevo.
Luis: ¿No me podrías mandar los catálogos o lo que sea de tus exposiciones en España?
Y ambos a dos: ¿No me podríais dar vuestra nueva dirección en Buenos Aires, que no la tengo? Esto en previsión de que no paséis por aquí.
No olvidéis que si vais a París no tenéis más que avisar, o no avisar. Tienen las llaves de mi casa mi hermano Javier y mi cuñadísima, Mary Castelo, que viven en 17, Quai aux Fleurs, Paris IV, y siendo vosotros mi necesidad hay de prevenirlos. Obrad con toda confianza y seguridad. Y que esos queridos tontos os calienten la casa, etc., etc.
Por si os vais directamente y no tenéis tiempo o ganas para escribir:
Cariños a los amigos, y si veis a Arturo, un gran abrazo y que escriba:
Mandadme vuestra dirección; que Maruja me avise para que le mande una tonelada de Té Midrós, y aquí estoy “para lo que queráis mandar”.
Ojalá vinierais. Si tardáis algún tiempo, ya os mandaré fotografías, no mías (líbreme Dios) sino del departamento. No sé si os he dicho que pedí una plaza que quedó vacante en la Unesco, pese a que ya llevo metidos en este apartamento, aunque parezca mentira, más de 16.000 francos. Como la han pedido muchos (París, je t´aime) no creo que me la den, sobre todo porque quieren que se traduzca del ruso y yo lo tengo bastante abandonado a causa del dichoso teatro, y luego porque desean “formación técnica o científica”, y resulta un poco feo decir que los documentos económicos o científicos de la Naciones Unidas me los daban a traducir a mí, porque los economistas y otros “titulados” lo hacían muy mal, y los trabajos de revisión y edición que estoy haciendo en el BIT me lo han casi impuesto porque hay una cantidad de publicaciones técnicas, pseudo científicos y económicos que con gran sorpresa para ellos corrijo, rehago, publico mucho mejor que los hombres que tienen allí para hacer eso, doctores de toda clase de cosas, pero que no saben traducir, no saben trabajar. Bueno, estoy hablando tonterías.
Escribí a Antonio Baltar con mucho retraso, porque esperaba tener datos más concretos, y me temo que con excesiva prolijidad. No sé si después de esa carta no me odiará, pero, como yo, cuando me vine de Buenos Aires, no había tenido ni siquiera la idea de que las organizaciones internacionales eran algo en donde no podía trabajar. Tengo un “despiste” no tan grande, pero sí despiste en los demás. Si está enfadado, por favor, “desenfadádmelo”, que tanto él como Mireya son dos seres “à aimer”, y yo, que no sé decirle a la gente que la quiero, cuando la quiero, meto mucho la pata.
Mil cariños. ¡Noticias! ¿Qué vais a hacer? ¿Venís o no venís? Bastan dos palabras y vuestra dirección en Buenos Aires. “And so, to supper and talk” como diría Samuel Pepys.
Me olvidaba de deciros, por si Núñez Bua sigue con su proyecto, que los muebles que he comprado ahora son de madera de teca, como los que tiene la Boutique Danoise que tanto le entró por el ojo. Que la casa que me los ha vendido, sin tener una tienda tan visible, sigue un poco el mismo procedimiento. Principalmente muebles, que se fabrican en la Suiza alemana; luego “algo” de lámparas, de adornos, de jarrones, de alfombras, de colchas, etc.; lo suficiente para ayudar al cliente con ideas, pero no como para competir con las casas que sólo venden una de esas cosas. Sé ahora también otros detalles que le podéis decir a Núñez Bua (en primer lugar, que de su ahijado “nunca más se supo” y que si sigue interesado en venir a Suiza, no tiene más que escribirme): la casa Altamira vende, por ejemplo, con el cuádruplo de su precio los mantos de Lorca que utilizan aquí como alfombras (y bien bonitos), una de las cuales nos prestaron (que utilizamos como mantel) cuando hicimos El mejor alcalde. Que casi todas las cosas que tiene esa casa son simples imitaciones (hablo de muebles); te lo demuestra que para esa misma obra nos prestaron (gracias a los buenos oficios de condesa de Cabarrús) cuatro o cinco “viejas” sillas, que a una, porque evidentemente en de madera “fresca”, se le rompió una pata, que yo, personalmente, aunque no era culpa mía, le dije a la gente del grupo que, costara lo que costara, yo pagaba la silla, y que esta gente de Altamira dijo que (al parecer la dueña o la encargada general) ya la arreglaría y que no tenía importancia... Amigos míos se han traído de Madrid imitaciones mucho mejores. No sé si recordaréis un mueble de esquina que salió en Las cartas boca abajo. Fue el único mueble de esquina que pudimos conseguir. No era absolutamente necesario, pero yo había montado los movimientos de la obra pensando en que un mueble de esquina era fácil de encontrar, y no. Y todo estaba prendido con alfileres y la gente que trabajaba en la obra estaba haciendo, durante todo el tiempo de los ensayos, dobles jornadas de trabajo, por una u otra razón. Mejor que cambiar movimientos era buscar el mueble. Bueno, pues el mueble, “soi–disant” español, tenía todas las apariencias de un mueble portugués y además “no iba”, pero no había otro. Pues, ese mueblecito de nada, que parecía hecho en cartón piedra, y no en madera, tenía como precio en Altamira 4.500 francos, si he de creer a Aída Cabarrús que mentir no miente, pero que, a veces, te dice y augura cosas que te hacen dudar de todo. Ella lo consiguió, y ella previno, puesto que o no nos hacen un seguro por esas cosas que tenemos en préstamo para el hecho o no sé qué otra dificultad hay.
A parte de eso, “he renunciado a las tablas”, como una vedette cualquiera. No me gusta hacer las cosas mal. Y no puedo ser el hombre orquesta. Si mi sueldo, por importante que sea, no me da con holgura para satisfacer las necesidades de otros, que tienen que ser satisfechas, tengo que renunciar a hacer “mal y en malas condiciones” una cosa que me gusta, para hacer otra que es necesaria hacer. No es sacrificio; no quiero ponerlo así. Siempre me ha jorobado eso tan español de “la intuición”, el, llamémosle talento personal. “Yo” estoy por los oficios, por el conocimiento lo más profundo posible de la profesión que uno ejerza, y no por “moralismo”, sino por placer. Sólo se gusta de lo que se conoce. Y cuanto más se lo conoce, tanto mejor.
Cuando me vine de Buenos Aires, quise hacer algo en París, seguir cursos de dirección escénica, etc., pero empecé a trabajar inmediatamente y ya no pude, porque me tuve que venir a Ginebra, ¡Qué se le va a hacer!
No dejéis de mandarme vuestra dirección en Buenos Aires ni de avisarme si queréis algo.

Mil cariños.

Amparo

1963-11-15 Remitente
de Amparo Alvajar, a Luís Seoane, a Maruxa Seoane
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola de Amparo Alvajar, a Luís Seoane, a Maruxa Seoane en 15/11/1963


Ginebra, 15 de noviembre de 1963

Queridos Maruja y Luis:

Espero que esta “tercera” carta no se traspapele. Al recibir la vuestra de Galicia tuve que hacer un rápido viaje a París. El mismo día que volví, se me presentó la oportunidad de alquilar un departamento que me convenía y tuve que ponerme “en danza” inmediatamente, de un lado para otro en mis pocos momentos, porque todos tienen los mismo horarios de trabajo que yo y además no es tan fácil que “te den” un departamento. Lo conseguí (pagando 3.000 francos por algunos muebles que en él había y de casi todos los cuales ya me he deshecho), me mudé, y ya sabéis lo que son las “pequeñas” mudanzas, que crees que puedes hacer tú sola en el auto y luego resulta que es un pequeño mundo , y luego, suponiéndoos ya en Madrid, escribí, y al mismo tiempo a otros amigos que tienen en Madrid una dirección parecida. La libreta de direcciones estaba en un cajón cerrado, porque en la casa todavía no había una biblioteca ni un mueble con cajones, y confiando en mi memoria, puse las direcciones equivocadas. Mis amigos recibieron “su” carta, no sé cómo, porque son personas conocidas en Madrid. La vuestra todavía no me la ha devuelto el correo. Todo esto llevó su tiempo, y me preguntaba si realmente estaríais en Madrid, cuando mis amigos me advirtieron del error. Os escribí enseguida, y os envié, como veis, la carta que iba para mi hermano y mi cuñada, que a lo mejor recibís por intermedio de la hermana de Maruja, porque resulta que mi cuñada Mary ha vivido en casa de Maruja y que Maruja y yo resultamos parientes por “interpositísimas” personas, puesto que el difunto marido de su hermana la viuda por primo de mi cuñada y Mary tiene veneración por la madre de Maruja.
Os decía en las “perdidas” de las cartas que no recibía noticias de Núñez Bua, que me encargaba cosas, le contestaba y se quedaba mudo. Ahora escribió, y me decía que sabía que estabais en Madrid. Que la mujer de Tchamig me había telefoneado para preguntarme con ansia por vosotros e invitarme a cenar; que con la mudanza me había quedado momentáneamente sin teléfono y la había perdido “de oídos”, y luego que había cenado con ellos en su casa, estando también invitado Roque, el único argentino de la obra, y que resulta que vivimos a 200 metros los unos de los otros; que no había recibido los libros de Luis pero que suponía que no habías tenido tiempo de mandármelos, que qué pensáis hacer, etc, etc.
Otrosí; mi casa de París ya tiene las cañerías arregladas, y Mary, que tiene la llave, estará “encantada” de prepararla para vosotros, si vais. La de Ginebra ya está a medio poner. El sitio es precioso; hay una entrada grande (para ser entrada), una cocina muy buena, dos habitaciones grandes, un buen cuarto de baño y un balcón terraza andar de cerca de once metros de largo. Por el momento, una cama pequeña en una habitación y otra un poco más grande (disfrazada) en la otra. Esto por lo de dormir. Y hasta lo necesario. La cama pequeña desaparecerá pronto y será sustituida por una verdaderamente grande. Las dos habitaciones, que se comunican con puertas correderas grandes, quedan, si se las cierra, absolutamente independientes, y cada cual con su paso al cuarto de baño. Esto es para deciros que si venís y queréis quedaros aquí, esta es vuestra casa, francamente. No está lejos del centro, y en la esquina hay un autobús que en 5 minutos deja en el centro de la ciudad. Hay mucha luz y un sol directo, y nadie enfrente; una gran explanada. Este barrio, que ahora está en Ginebra, hasta hace un año estaba “en Suiza”, lleno de quintos , de árboles grandes, de grandes parques particulares, y algo de eso queda.
No contestaba a lo que me decíais de la gente de La Coruña porque habría sido muy largo. Y la causa de estos trastrueques de cartas es el excesivo trabajo que he tenido esta temporada. Falta de tiempo. Ya otra vez me pasó algo parecido. Recibí una carta con un sobre de la Unesco en la que me encargaban una serie de cosas que ya le habían encargado a otro amigo de aquí y no había hecho. Escrita a máquina. La leí rápidamente, se la atribuí a un amigo, hice las cosas, respondí, y resulta que era una amiga la que me escribía. Felizmente se conocían; el que recibió la carta la comentó lleno de asombro y todo se arregló.
Magnífico lo de la exposición de Luis. Ya sé que para él lo de las exposiciones es pan de todos los días, pero es una vuelta a España y es, de todas manera, algo sentimentalmente diferente.
Si tenéis tiempo, decidme que pensáis hacer. Los Tschumig os quieren mucho y no hacen nada más que hablar de vosotros. La mayorcita de las chicas recuerda mucho a “Maruxa”, como ella la llama, y al parecer Maruxa es cosa de todos los momentos, porque ella leva a Maruxa de vacaciones, y cuando juega, juega con Maruxa, habla con Maruxa, y todo el día así.
No he recibido nada de las obras de teatro de vuestro amigo. Creo que Víctor de la Serna, al que parece que entusiasmó la representación de Buero Vallejo, le escribió a éste elogiándola. Decidle a vuestro amigo que yo, personal y humildemente, querría leer sus cosas, que no tengo nada que ver con las representaciones (y cada vez menos), y si podéis conseguirlas, me gustaría que me las mandarais.

Y cierro, aunque queda mucho por decir, con un abrazo.

Amparo

Y aunque es de noche y llueve, salgo a echar la carta, porque “parece que andan meigas” en este asunto. No se vaya a meter en otro sobre.

[Escrito na parte superior:] El teléfono, ya puesto, es el mismo:35-89-14
Mi nueva dirección:
15, avenue Krieg, 1er étage, ap. 12-Genève.
Basta 15, av. Krieg. Genève–Suisse, o, como siempre, “Bureau du Travail- Genèveetc.

1963-09-14 Destinatario/a
de Luís Seoane, a Amparo Alvajar
A Coruña
Transcrición

Transcripción da epistola de Luís Seoane, a Amparo Alvajar en 14/09/1963


La Coruña, 14 de setiembre de 1963

[Manuscrito:] Amparo Alvajar

Estimada amiga:

Te debemos una larga carta hablándote de España, de Galicia, de nosotros. Llevamos aquí en La Coruña, mejor dicho en El Castro de Sada, dos meses, yendo y viniendo, eso sí, a La Coruña, en donde estoy actualmente exponiendo con mucho éxito grabados en su vieja Asociación de Artistas. España está desde nuestro punto de vista, el que tu conoces y compartes, mejor de lo que sospechábamos en nuestros diálogos de Ginebra. Se encuentra mucha gente optimista, yo pienso que con fundamento aunque no tenga razones de orden práctico, pero lo noto en las gentes, en las conversaciones que escucho, en el aire, y Galicia está maravillosa como siempre, indiferente, pobre, abandonada, pero maravillosa y en la gente joven vuelve a nacer la esperanza en un futuro próximo. Creo que deberías viajar a España. Ninguna carta ni experiencia ajenas puede ofrecerte una impresión de lo que aquí está renaciendo. En La Coruña cambiaron muchos barrios y la ciudad creció. Da la sensación de ser más grande que Ginebra, desde luego más bella pero sus gentes parecen las mismas en su aparente despreocupación, en su elegancia natural y en su humor. La Coruña es la ciudad liberal de siempre, a pesar de todo lo que se le impone. Nosotros nos sentimos muy a gusto en ella y lamentamos tener que marcharnos a Madrid. Conocimos a mucha gente nueva, a un pariente tuyo, Molina, que es canciller del consulado uruguayo y hombre preocupado por cuestiones de cultura, que siente una gran adhesión hacia tí y ex-compañeros tuyos de bachillerato que te recuerdan con aprecio, Fernando Mon, ahora crítico de arte, y González Garcés, poeta y crítico literario. Por nuestra parte les hablamos de tu labor de directora en el Teatro Hispanoamericano de Ginebra, de tus obras de teatro en Buenos Aires. Yo he publicado aquí, en este tiempo de estancia en El Castro dos álbumes de grabados: El toro Júbilo y O Meco, que tienen como tema una fiesta castellana y una leyenda gallega. Están impresos en Moret, imprenta que tu recordarás. Creo que si volviésemos todos podríamos hacer muchas cosas, la lástima es que algunos como yo mismo tienen una vida realizada fuera de aquí que debemos decidirnos a abandonar. Ahora tenemos que regresar a Buenos Aires, una ciudad que en estos meses sólo recordamos por los amigos que allí viven.
Nos gustaría que nos escribieses. Te estamos muy agradecidos por todo lo que hiciste y haces por nosotros. Debemos regresar a Ginebra, pero no tengo ganas de salir de España por ahora. Tengo en noviembre una exposición [en Madrid.

Recibe un gran abrazo de Maruja y mío:]

[Seoane]
Falta a despedida da carta orixinal (só se dispuxo da cara dianteira do orixinal fotografada). O texto restante pódese enxergar nesta cara ás avesas e reproducímolo entre corchetes, aínda que sería necesario confirmalo.

1963-06-22 Destinatario/a
de Luís Seoane, a Amparo Alvajar
Madrid
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola de Luís Seoane, a Amparo Alvajar en 22/06/1963


Madrid, 22 de junio de 1963

Sra. Amparo Alvajar
Ginebra

Querida Amparo:

Debimos haberte escrito hace unos días, pero desde que llegamos todos fueron, como se dice, de locura. Hemos andado hasta ayer de restaurant en restaurant y entre parientes, acompañando a nuestro tío que vive en Méjico, que tiene 82 años y volvió a España a pasar una temporada. Madrid confirma la impresión de nuestras conversaciones de Ginebra y las gentes rebosan en general simpatía. Es cordial y amable en la calle y en cualquier parte y dan ganas de quedarse a vivir para siempre en un país de gentes como estas. No olvides nuestro tiempo y causa de ausencia y toda la grosería ambiente soportada en Buenos Aires durante muchos años. Italia y España creo que son los únicos sitios donde nosotros viviríamos a gusto. En otro orden que no sea el estrictamente popular se confirman tambien nuestras presunciones. Pero no es de España de lo que quiero ahora hablar. Te estamos profundamente agradecidos Maruja y yo por todas las atenciones que tuviste con nosotros y por el tiempo que te hemos hecho perder. Yo creo que no perdí el mío en Suíza. Tengo que hacer el mural para Zurich, se confirmó en encargo en las horas que pasamos allí antes de embarcarnos para Madrid. No sé aún dónde lo ejecutaré, si aquí en España o en Suíza pues voy a hacerlo de hierro y bronce o en duroaluminio, pero, con cualquier procedimiento, tengo libertad para su ejecución, debo entregarlo en setiembre. Volveré seguramente por esta fecha a Ginebra y Zurich. El envío de los cuadros desde ahí resultó en cambio una complicación. Ayer me enteré que están todavía en Port Bou y que no los tendré seguramente hasta mediados de la semana que viene. Casi un mes desde Ginebra a Madrid y la culpa no es exclusivamente española. Este retraso nos hace perder mucho tiempo. En la próxima semana iremos a visitar a tu hermana. Perdóname que no lo hubiésemos hecho hasta ahora pero los días pasados hasta ayer fueron disparatados. Para matar nostalgias “americanas” Madrid está lleno de marisquerías gallegas y para nuestro caso de familiares. El departamento que tenemos es suficiente para nosotros de momento, pero preferíamos el de Ginebra en el que podía trabajar con más holgura aún siendo éste de Madrid quizás mayor. Bueno, estas son simplemente unas letras de saludo. Marcial Suárez te va a enviar sus obras de teatro. Hablé con él de vuestro esfuerzo. Contéstame. Un abrazo de Maruja y mío:

[Seoane]

Te agradecemos el envío de las cartas, que recibimos.

1955-04-16 Remitente
de Amparo Alvajar, a Luís Seoane
París
Transcrición

Transcripción da epistola de Amparo Alvajar, a Luís Seoane en 16/04/1955

París, 16 de abril de 1955

Querido Seoane:

Me ha sido imposible escribirte antes, porque nada había podido hacer de lo que me encargaste. Estoy tratando de arreglar la documentación para poder quedarme aquí y de solucionar de manera efectiva el futuro problema económico. Eso y las naturales primeras visitas a la familia me tuvieron ocupada. Resumo las novedades para pasar luego a lo serio. Me encontré a mi padre casado; vive en la misma dirección porque tienen el departamento de al lado del piso en que él vivía. Es buena casa y amplia. Su mujer es secretaria del primer matemático de Francia, y su consuegro es el decano de la Facultad de Ciencias de la Sorbonne. El hijo de esta señora es Jefe de Investigaciones Científicas allí mismo y creo que futuro candidato al Instituto. Lamentablemente es una persona enferma y no sé cómo andarán las cosas, a pesar de que tiene muy buen ánimo y sigue trabajando. Es buena persona y atentísima con nosotros. ¡A tout seigneur, tout honneur!
También mi hermano Javier está aquí. Por fin pudo salir de España y venirse con su mujer. Trabaja y sus cosas van progresando. No se puede pedir más dadas las circunstancias. Tuvieron mucha suerte.
Otra de las cosas que me robó tiempo fue el haber tenido la suerte inmensa de conseguir un departamento. No te cuento la historia porque creerías que es una novela. Aquí estoy, encimita del Sena, dos habitaciones muy grandes, una cocina id. y un váter donde el día de mañana, si me dejan tranquila (porque toda transferencia es ilegal y puede surgir inconvenientes), se puede instalar un bañito. Dirección: 17, Quai aux Fleurs. Paris, IV. ¿Recuerdas dónde es? A un paso de Notre Dame. Alquiler, 8.000 francos. Te lo digo, porque sé que conoces los precios de aquí y verás que tuve que arriesgarme a ocuparlo e a pagar la seña que me pidieron, y que es la quinta parte o menos de lo que vale, e instalarme aquí.
Acabo de recibir una carta de Fernando Birri. (Dirección Piazza di Spagna 9, Scala B, Int. I., Roma). Me manda la carta de Ugo Guanda que te incluyo. Y añade él, en cuanto a este asunto, como aclaración al párrafo segundo de la carta de Guanda: “Es decir, que costará 330.000 liras la edición de cada volumen, de cien páginas cada uno. Guanda da la dirección y traducción a Darío (PUCCINI, de quien te hablé) y a mí, si tu vienes puedes colaborar. Además del interés que representa para Botella al Mar tener al lado como pie de imprenta italiano el de “Guanda”, me parece que la cosa funciona económicamente dentro de cifras aceptables: cada librillo le costaría al Editor aproximadamente unas 600 liras, lo cual permitiría su venta al público a un precio todavía “comprable”. Guanda lo distribuiría en su circuito, y sobre el precio de venta Seoane percibiría el 40% de utilidad por cada libro vendido”. En la carta de Guanda tienes la dirección. En tus manos dejo el asunto Italia, porque yo no sé cuando podré volver allá. Es decir, si te interesa. En cuanto a París, mañana voy a ver una imprenta a la que estoy recomendada, que tiene linotipistas españoles y franceses y puede hacer la cosa, para que me den un presupuesto. En cuanto lo tenga, volveré a escribirte. Es decir, que si tienes dudas con respecto a lo de Guanda, espera a recibir los precios de París. En este caso tendría que hacerlo yo (es decir, organizarlo yo, puesto que no es un editor, sino una imprenta), y ver la cuestión, distribución y todo lo demás.
Dentro de un par de día me voy a Suiza a trabajar durante unos quince. Es una tentativa que si sale bien puede solucionarme las cosas para el futuro. Trabajaría entonces allá un par de meses y pasaría aquí otros dos o tres. Ya veremos qué sale de ahí. Pero puedes escribirme lo mismo dándome indicaciones, o diciéndome qué decides, porque me mandarán las cartas y sólo será un retraso de unas horas. Como te digo, te haré llegar los datos de Francia inmediatamente.
Dile a Arturo que no le he escrito porque no sé de donde saco tiempo ni para dormir, pero que no por eso me olvido de que existe. ¿Qué hay de la editorial? ¿Habéis cambiado de dirección o seguís en Piedras? ¿Quieres decirme si Aznar se llama Luis o Manuel? Un abrazo a Maruja y un apretón de manos para ti.
No tengo ningún número de Galicia Emigrante. ¿Puedes mandarme? Te enviaré las cosas para la Revista tan pronto. Ahora estoy medio organizada y todo marchará.

Amparo

[Manuscrito na marxe esquerda:] Bmé. Mitre, 3793, 2ºF.

Remitente
de Amparo Alvajar, a Luís Seoane
Xénova
Transcrición

Transcripción da epistola de Amparo Alvajar, a Luís Seoane

Génova, 6 de febrero, aproximadamente

Apreciado Seoane:

Desde mi salida de Roma es ésta la primera oportunidad que tengo de ponerte al tanto de lo poco que con respecto a tus encargos he podido hacer hasta ahora. No sé si sabías el itinerario mío. Te lo resumo. Santos, Río, Las Palmas, Lisboa, Barcelona (donde no bajé, por supuesto), Génova, Alejandría, El Cairo, Beiruth, Damasco, Atenas, Nápoles, Roma, Florencia, Venecia, Milán, Génova y de aquí a Francia, sin contar lugares menores como Asís, Verona, etc. Esto te dirá que hasta Roma nada pude hacer, y de Roma aquí anduve corriendo. Vamos al grano.
En Roma, donde estuve solamente tres días, puedo decir que aproveché el tiempo. La misma tarde que llegué le daban un banquete en el Círculo de la Prensa al director de la Casa de Descanso del Actor, con motivo de un premio recibido. Es comediógrafo y escritor. Me invitaron y comí con un grupo bastante grande de autores italianos. Al día siguiente me puse en campaña para hablar con Fernando Birri, para quien tenía dos cartas, una de Arturo y otra de Omar del Carlo que es muy amigo de él. Ya con Alessandro di Stefano, autor muy vinculado con el teatro y el cine, y también con la televisión por intermedio de su hijo que es director en esto, había hablado el día anterior acerca de las posibles ediciones, etc., pero naturalmente no veía la manera de informarse de modo concreto en tan poco tiempo. Felizmente di con Fernando que vino a buscarme al hotel. Le dije que me interesaba tener un punto de vista general con respecto de la posible edición de Botella al Mar en Italia, precios, etc., que me diesen una primera idea antes de averiguar en París, y luego, al volver a Italia ir al detalle. Fernando me dijo que hace cosa de un año había estado en Roma una muchacha Marta no sé cuantos, que publicó en Botella al Mar y que es amiga suya, con el mismo encargo de Arturo. Que él la puso en contacto con Darío Puccini, traductor de casi todo Alberti y del Canto General de Neruda, y que dirige para una de las editoriales romanas una colección de novela. Esta muchacha le dejó a Puccini la colección de Botella al Mar, habló del asunto muy en serio, y desde el momento en que se fué “no se supo más”, cosa que al parecer le dio a Puccini la impresión o de una falta de seriedad o de que no supierais muy bien qué era lo que queríais hacer. Fernando trató de que yo viera a Puccini, pero fué imposible por falta de tiempo. Tanto Fernando como el otro trabajan como negros. A Birri le premieran dos películas, una de ellas con el primer premio en el Festival de Bruselas (son cortos metrajes), trabaja como director y ahora también como actor. Te doy aquí las direcciones de ambos, por si quieres en algún momento, y puesto ya en antecedentes, escribirles tú. Fernando Birri: Piazza di Spagna 9, Scala B, int. 1. Darío Puccini: P. Clodio 29. F.
Ahora bien: me parece que esta muchacha cuando habló con Puccini no supo explicarle muy bien de qué se trataba y hay aquí un equívoco. La impresión, tanto de Puccini como de Fernando Birri, era la de que vosotros queríais que un editor de Roma tirase aquí Botella al Mar con su sello editorial, o con el de él y el vuestro, en edición bilingüe, para vender aquí, o aquí y en Buenos Aires. Lo que yo te entendí es que queréis hacerlo aquí, pero poniéndose uno en contacto directo con el impresor y no entregando la colección en manos de otro editor, que naturalmente se llevaría su parte. Además habían entendido que se encargaría de la Colección Puccini (creo que es muchacho serio y de valor, de familia vinculada desde hace mucho con la literatura). También asegura todo el mundo que si en Buenos Aires se vende poca poesía, en Roma y en general en Italia no se vende ninguna. Tal vez poniendo la colección en manos de Puccini, que la haría prologar por altísimos representantes de la poesía italiana y traducir por gente responsable, tendría cierto interés para la crítica, pero ven un inconveniente en el hecho de que la calidad de las cosas publicadas en la colección decae a ojos vistas. Como te digo, no pude ver a Puccini; dejé los datos necesarios en manos de Birri, diciéndole que lo necesitábamos primordialmente, antes de hablar para nada del asunto, ni en serio ni como proyecto, eran precios; precios de imprenta, encuadernación, etc., y de traducción. También las condiciones en que otro posible editor se haría cargo de la colección. Espero respuesta de Fernando en París, de acuerdo con lo que le diga Puccini. Me resultó muy difícil aclarar las cosas, en especial la interpretación de Puccini acerca de lo que queréis hacer con la colección, puesto que ellos toman la cosa tal como la planteó la señorita Marta X, y yo no estaba segura de haberte interpretado bien. Dejé, pues, las cosas sin aclarar, puesto que nada se pierde con tener los datos que Puccini dé y yo no tenía tiempo de encontrar otro por mis propios medios. Como sabes, las imprentas están en provincias; en general los editores de Roma imprimen también en provincias. La búsqueda directa de datos requeriría un tiempo que yo en Italia no tuve, pero que si vuelvo (cosa, como ya te dije, probable) tendré. Puccini, te repito, tiene la impresión de falta de seriedad, y creo que a eso se debe que no haya buscado un minuto para hablar conmigo, sacándolo de donde fuera.
En cuanto a esa recopilación sobre cine italiano y francés, de que también me hablaste, puede hacerse. Tanto Birri como Di Stefano, que es amigo mío de Buenos Aires, hombre serio y con muchas amistades aquí, me prestarían toda clase de colaboración. Ambos (cada cual por razones distintas) consideran importante comenzar lo referente a Italia con una reseña, aunque sea breve y crítica, de la época de pre-guerra (llamémosla así). La Cinemateca de Roma, me dijo Birri, es bastante mala. Pero, naturalmente, estas son cosas para concretar cuando yo haya visto el panorama francés y averiguado qué demonios puedo hacer y dónde podré encontrar un trabajo que me permita vivir. No puedes imaginarte la enormidad de dinero que cuesta la vida aquí. Todos mis cálculos se han venido abajo y cada día surgen nuevas circunstancias que me desbarajustan el presupuesto. Es posible que Birri vaya pronto a filmar a París, donde volvería a verlo. Quedó en escribirme, de todas maneras, por el asunto de Botella al Mar, y de estar pendiente de cualquier oportunidad de trabajo que pueda surgir para mí en Roma, donde sí podría asistir a los cursos del Seminario de Arte Dramático y a los de la Escuela Cinematográfica, que con respecto de la de París tiene la ventaja de la práctica prevaleciendo sobre la teoría, que prima en la de París. En cambio la Cinemateca francesa es importantísima. Todo puede hacerse. Conversando con Birri, llegamos ambos a la conclusión de que si bien en lo relativo al cine italiano todavía está sin “explotar” la “documentación y la información”, ambas abundan en lo referente al cine francés, y que posiblemente tuviese interés tocar el cine italiano de la manera en que hablamos en Buenos Aires y el francés haciendo un resumen crítico, trazando un panorama general y situando todas las corrientes de los últimos años para recogerlas en su actual desembocadura. Te escribiré acerca de todo esto desde París. De momento estoy preocupada por el aspecto monetario de la vida. No olvides que si comenzáis a editar cosas “de interés general” o a traducir nuevos autores franceses o italianos, yo puedo ponerme en contacto con ellos e incluso traducirlos. Hay teatro nuevo que tal vez conviniera tomarlo a tiempo. Tengo entendido, por ejemplo, que unos jóvenes de Buenos Aires solicitaron de Prevert permiso para traducir su poesía, y Prevert, muy asombrado de que en Buenos Aires se interesasen por él, les mandó el permiso a vuelta de correo. Hace de esto un año, y “nunca más se supo”. Está el teatro de Prevert, está el de Ionesco y otras cosas que tal vez no hayan tomado aún las demás editoriales. En novela sucede lo mismo. Piensa en el asunto y contéstame. Aclárame si yo había entendido bien tus proyectos sobre Botella al Mar. Si vuestra nueva editorial marcha con comercial normalidad, puedo haceros de agente y comprar derechos antes de que sean acaparados por los agentes de Buenos Aires. Pero te vuelvo a repetir que la experiencia de la gente de aquí es que las cosas en Buenos Aires nunca terminan de hacerse y no toman muy en serio lo que uno les diga. Si se quiere lograr algo hay que demostrarles serenidad, resolver el problema del pago regular de derechos de autor y desarrollar las relaciones a un ritmo normal. Luchan mucho por la vida y cuando piensan que se les hizo perder tiempo, no es que se incomoden, pero tratan de no seguir perdiéndolo. Esa es mi impresión, y tú serás el primero en comprender que así son más difíciles las cosas. En cuanto encuentre un alojamiento en París comenzaré la campaña de Francia, sin abandonar las relaciones con la gente de Italia.
Contéstame de momento a la dirección de mi padre: César Alvajar. Para Amparo Alvajar, 78, Rue d´Assas. París VI. No dejes de escribirme para poner al día tus proyectos.
Dile a Arturo que al fin y al cabo no me despedí de él y que lo siento mucho. Dale un abrazo. Que me escriba.

Saludos cariñosos a los Baltar, un buen recuerdo para ti y para Maruja un gran cariño.

Amparo

En estos días ando con una borrachera de escultura y sobre todo de pintura. Por si algo faltaba, vi en Milán cien cuadros del Museo de Arte Moderno de Sao Paolo. Tengo la cabeza como un punching ball.

Luís Seoane.
Bartolomé Mitre 3793, 2º, F.
Buenos Aires.