PROXECTO EPÍSTOLA

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TEMÁTICA: Misións Pedagóxicas

As Misións Pedagóxicas foron un proxecto educativo español creado polo Museo Pedagógico Nacional e inspirado na filosofía da Institución Libre de Enseñanza. Deron comezo en 1931 e remataron coa guerra civil en 1936. O seu principal cometido foi o de fomentar a cultura xeral entre a poboación.
Epístolas
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Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
1974-01-31
Carta de Seoane a Díaz Pardo. 1974
Bos Aires
Sargadelos
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Seoane a Díaz Pardo. 1974 en 31/01/1974

Buenos Aires, 31 de Enero de 1974

Sr. D. Isaac Díaz Pardo
Sargadelos

Querido Isaac:

Recibí tu carta el 20 de este mes, y, como escribes habitualmente, “tomo nota de todo lo que me dices”. También recibí tus notas y cartas anteriores acompañadas de distintas fotocopias, entre ellas la de la carta de Patiño referida al fallecimiento de Lugrís y la del artículo de Corredor Matheos sobre mi pintura publicado en Bellas Artes, cuyos envíos te agradezco. Recibí asimismo una carta de Villafranca agradeciendo mi recuerdo sobre su labor de diseñador en Compostela, en Comunicacións mesturadas, y refiriéndose a Lugrís. Quizá de los que quedan en Galicia, aparte de Villafranca que no sé hasta qué punto le conoció en Madrid, el que mejor puede hacer algo sobre él es posiblemente Rafael Dieste, pues fue colaborador de éste en la empresa más importante en que participó seguramente Lugrís, las “Misiones Pedagógicas”, y gran amigo de él. Yo le debo un bello poema que me dedicó con motivo de la exposición de grabados de La Coruña. Por mi parte me alegro mucho de haber hecho en su momento un canje con Patiño de un cuadro mío por un “collage” suyo y quizá algún día escriba algo sobre él. Desde luego lo haré en la monografía sobre Maside que publicaré aquí este año. De momento no puedo hacer nada más, mi homenaje sería personal. De Patiño recibí varias cartas con anécdotas de él y noticias de su entierro. Sobre mi pierna puedo deciros que estoy totalmente restablecido y, en cuanto al calor, como ocurre siempre con el clima de Buenos Aires, varía por días. Estamos pasando un verano bueno, alterándose tormentas con jornadas de lluvia torrencial, días frescos y otros de calor. Por aquí estuvieron Costa Clavell y Fernando Mon casi al mismo tiempo, y estaban sorprendidos del buen verano de Buenos Aires. Las consideraciones sobre el clima de un país también resultan ser personales. El día peor de nuestra vida resultó ser, para Maruja y para mí el que pasamos en Lestedo, cerca de Santiago, y desde luego el calor de Río en Brasil que supera cualquier calor. Esta vez en Buenos Aires lo sufrimos dos o tres días, los de nuestra llegada y alguno más entre tormentas, como dije, y días agradables. Últimamente pasamos unos diez días en Tortuguitas, en una finca de Sofovich y regresamos el lunes día 28. Gozamos de una lluvia torrencial e hice bastantes dibujos.
En este momento resulta una sorpresa el movimiento cultural veraniego de Mar del Plata. Exposiciones de arte, estrenos cinematográficos y más de ochenta espectáculos, muchos de ellos, teatro, que funcionan en carpas inflables, climatizadas y trasladables, una novedad extraordinaria iniciada en Buenos Aire y que se instalan en plazas públicas o en terrenos baldíos. En cuanto a todo lo otro con un año económico que anuncian bueno, está transcurriendo tal como lo preveíamos. Se repite la historia. Desde Madrid me llegaron dos notas en fotocopia, sobre José Suárez, publicadas en La Región de Orense. Una de J. Vázquez Jimeno bastante buena, muy personal, y la otra, de Segundo Alvarado, más referida a su actividad y fallecimiento. Sospecho que se suicidó. Había intentado hacerlo cortándose las venas hace un año o poco más en un sanatorio de Orense y trató esto mismo, dijeron, de perderse entre la nieve de los Pirineos. En el segundo tomo, si lo hago, de Comunicacións mesturadas incorporaré una nota que hice sobre su labor a raíz de su vuelta del Japón.

Un gran abrazo de Maruja y mío para Mimina y para ti.

Seoane

1978-04-05
Carta de Seoane a Dónega. 1978
Bos Aires
A Coruña
Orixinal Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Seoane a Dónega. 1978 en 05/04/1978

Buenos Aires, 5 de Abril de 1978

Sr. D. Marino Dónega
A Coruña

Querido Dónega:

Recibimos a tua carta do 7 de Marzal. Enchéunos de contento o recibila, e de ter noticias vosas e de algúns amigos. Nos estamos preguiceiros para escribir cartas e xa matinamos con ledicia nas respostas que recibiremos con novas noticias. Alegréime moito do ingreso dos novos académicos, pois os tres, por distintas razóns, merecen a designación. Tiven noticias da designación de Rosón para Presidente da Xunta de Galicia e perdín xa calquer clase de fe no porvir desta. Sempre pensei que os parlamentarios galegos, por moi romos que fosen, serían capaces de xunguirse para designar unha persoalidade do seu país. García Sabell ou Ramón Piñeiro tiñan de ser, ó meu xuicio, os candidatos mais claros, entre os poucos que pode contar a Galicia de hoxe, con unha conducta de moitos anos ao servicio dos ideales galeguistas. Alegreime tamén da noticia de que de vez en cando ves a Dieste, tan xenerosamente comunicativo do seu grande talento e intuición. Cando chegou a Buenos Aires deslumbróu ao público dunha sociedade cultural de aqueles anos, polo 1939 ou 1940, coas suas conferencias encol de Velázquez e Edgar Poe. O análisis da pintura de un e o desmiuzamento de técnica narrativa de Poe, foi extraordinaria. Causou sorpresa, como anos mais tarde a que pronuncióu encol da laboura das Misións Pedagóxicas durante os anos da República. Dieste é un dos mais grandes exemplos do inxenio galego, e, tamén o é da disipación dese talento en conversas con amigos e tertulias. Moita xente débelle moito. Moitos que hoxe trunfan en Madrid ou en México, ou en Buenos Aires. Un dos seus grandes méritos é a xenerosidade. Estimulóu a moita xente para que escribisen ou pintasen. Débenlle moito os pintores, mais tamén bastante os escritores dos que foi amigo.

De Isaac non sei nada dende fai un mes aproximadamente. Debe estar moi ocupado. Eu estou matinando publicar unha nova revista semestral, Cuco Rei que siga a de seis páxinas feita xa fai moito.

Cóntame do viaxe a Salamanca e dime si pode haber convivencia en España de culturas.

Unha gran aperta para Fernanda, Milagro e Fernando, e para tí de Maruxa e miña:

1978-11-28
Carta de Pilares a Luís e Maruxa Seoane. 1978
Madrid
Bos Aires
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Pilares a Luís e Maruxa Seoane. 1978 en 28/11/1978

Madrid, 28 de noviembre del 78

Para Maruja y Luis Seoane
Buenos Aires

También fue una dolorosa y cruel sorpresa para nosotros, para cuantos tuvimos la suerte de conocerle. La noticia nos la dieron, a primeras horas del sábado, Inesita y Marcial...
Vosotros sabéis que, últimamente, ese gran hombre que era Lorenzo Varela solía beber bastante, aunque nadie le podía acusar de borracho. Yo, la última vez que lo vi fue en Sargadelos. Observé que, al igual que en ocasiones anteriores, parecía estar muy lejos de sí mismo, como si quisiera verse libre de los reproches que su inteligencia y su sentido mítico pudieran hacerle, como si pretendiera juzgarse con la liberalidad que suele dar la distancia, como si hubiera renunciado a regresar de un exilio aún más duro que el político y el sentimental. Y como si a pesar de lo claro de tus razones y lo equilibrado de su cerebro tuviera un supremo desdén para cuanto le obligara a trabajar. Era capaz de realizar grandes obras. Y como lo sabía, las daba por echar . Por eso, cuando me dijeron que atribuía a un catarro, a una gripe el cansancio físico que le obligó a consultar a Caldar sobre sus sofocos –y contra el diagnóstico de Caldar– renunció a dudar de la fortaleza de su corazón, y se negó a ser tratado del corazón; comprendí, disculpé y perdoné su última noche...
¡Querida Marujina, querido Luis! Vuestro amigo y hermano en tantísimas penas y alegrías, pasó esa noche sentado en un sillón, sin querer acostarse, mirándose desde todos sus años y todos sus pensamientos y todos sus sueños, escuchando los tenues, los lentos, los últimos latidos de su corazón. Su esposa había luchado por hospitalizarle. Pero él, él ¿cómo podía desconfiar de un corazón que siempre le había servido con tanta fidelidad? Y fue al amanecer cuando cedió, cuando el cerebro le dictó que pidiera una ambulancia. Y en la ambulancia falleció. Hubo que hacerle la autopsia. Fui a verle al depósito, en el siniestro caserón de las cercanías de Atocha, el domingo por la mañana. Allí estaba la dulce y bella Inesita, y un hijo de Marica...
El lunes, hacia las dos, le enterraron. No pude ir. Pilar me contó que estaban los amigos comunes, que Díaz Pardo –llegado en avión– compró una cámara para hacerle fotos... Todo muy triste, muy penosísimo...
Os escribo así porque pienso que es imposible que pueda causaros más dolor del que tenéis. Y porque temo que el veneno de la literatura pueda amargaros más. No he visto desde hace días a los Marciales. No quiero salir. No puedo borrar de mis pensamientos a ese hombre sentado en la última noche de su vida, y me lo imagino rebobinando sus recuerdos, en los que, sin duda alguna, vosotros ocupabais un preferente lugar, en los que tantos caminos, peripecias, estancia y huidas tuvieron señales indelebles de poemas, conversaciones, copas.
Por lo poco que le he podido tratar y por lo mucho que vosotros le habéis tenido, siento lo terrible que será vuestra pena. Porque la mía es y será profunda.
Perdonadme ahora. Sabéis que en la antigüedad se solía castigar ferozmente a los mensajeros que traían malas noticias. Yo he querido, egoístamente, cobardemente, llegar a vosotros después del telegrama fatal, de ese telegrama que nadie quería firmar jamás.
Es tarde, muy tarde, muy noche. Y estoy sentado en otro sillón, oyendo como late mi vivo corazón, en redoble por Lorenzo, por todos. Y estoy temiendo que vuestro perdón venga con lágrimas por mí. Porque ni las merezco, ni las quiero, aunque también las necesito, Marujina, Luis, hermanos del camino y de la posada

Abrazos.

Manuel Pilares

[Anexo.]

Entierro del poeta gallego Lorenzo Varela
Los restos mortales del poeta y crítico Lorenzo Varela, fallecido el pasado sábado en Madrid a consecuencia de un infarto de miocardio, recibieron ayer sepultura. El gran poeta gallego había regresado del exilio hace tres años. Celso Emilio Ferreiro y Varela eran las dos figuras cumbres de la poesía gallega contemporánea. Lorenzo Varela nació en La Habana, en enero de 1915. Estudió bachillerato en Lugo y luego vino a Madrid, donde se incorporó al movimiento de innovación poética y político de los primeros años de la República. Colaboró en la revista Pan, en el diario El Sol. Trabajó en Misiones Pedagógicas con Luis Cernuda y Antonio Sánchez Barbudo. Durante la guerra civil fue redactor-jefe de Claridad, órgano de las Juventudes Socialistas, y colaboró en la fundación de la revista Hora de España. Durante el exilio en México, y luego en Argentina, creó revistas y editoriales. Entre sus obras más importantes cabe señalar Torres de amor, Lonxe y Canción a Picasso. Fue un agudo crítico de arte en el periódico La Razón, de Buenos Aires. Con el gran pintor Luis Seoane crearon un grupo poético-político que influyó decisivamente en las nuevas generaciones gallegas.
El País, 28-XI-78