PROXECTO EPÍSTOLA

----

TEMÁTICA: Galerie Drouant-David

Epístolas
2
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
Carta de Serrano Plaja a Seoane. Sen data
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Serrano Plaja a Seoane. Sen data

Querido Seoane:

Cuando recibas estas línea, debes de estar por llegar de regreso ahí, Carlisky. Supongo que te irá a ver, sin contar las propias razones que él tenga, para hacerlo, de mi parte, y para dos cosas.
Una, la primera, es para entregarte el texto de un libro mío de poemas. Y con relación a esto quiero especialmente hablarte. El libro en cuestión es una especie de antología que yo he hecho de mis poemas escritos hace unos diez años y sólo publicados, algunos de ellos, en revistas, aquí y allá –nunca mejor empleada la expresión– y que hoy desearía recoger en un libro. Como ves, poco fruto para tantos años, y menos mal si aún se pudiera decir, poco y bueno. En fin, ese libro, que de pronto, por no sé que ansias, que espero a pesar de todo que no serán mortales, se me aparece ahora como de urgente e impostergable publicación (me refiero, claro está, a mis intenciones de hacerlo así), lo he mandado también a México.
Por una serie de razones entre las que se cuenta que nunca he publicado allí nada y el proyecto que alimento (ya te habrás dado cuenta de que todo proyecto necesita ser alimentado, como cualquier hijo de vecino) aunque no estoy seguro de que no se muera –y sería de hambre, en ese caso– antes de ponerle en práctica, de ir allí, a México algún día, con lo cual tengo la ilusión –un tanto cándida, es cierto– de que tener publicado ya un libro allí, me facilitaría las cosas. Releo el párrafo y veo que ha salido de un barroco casi incomprensible, de modo que le traduzco a lenguaje más llano. Digo que he mandado el libro a México con intención de que se publique allí, si es posible. Al parecer, por lo menos, no es imposible. Y por las razones apuntadas arriba, yo lo desearía así. Pero...
Pero, suponiendo que no cuaje mi proyecto mexicano, y tras de habértele expuesto –así como también las razones de mi preferencia en principio– te quiero someter el libro en cuestión, para preguntarte: ¿Hay ahí alguna posibilidad de publicarle? ¿Te parece publicable –total o parcialmente–? ¿Sería posible para ti en Botella al mar, hacer algo por mi libro? Por el momento, y por las ya repetidas razones de que estoy esperando a saber que pasa en México, no quiero más que preguntarte la cosa, así, en principio; porque, en principio, para lo de México, tengo buenas esperanzas –que algo es algo–. Mas supuesto que fracasaran ¿crees tú que se podría hacer algo ahí? ¿Crees tú que un prefacio que hiciese Bergamín facilitaría la publicación?
De otro modo, ¿sería posible publicar una parte del libro como la plaquette que vosotros mismos me hicisteis de Phokas el Americano? ¿El hecho eventual de hacerla ilustrar por alguno de los pintores de aquí añadiría alguna facilidad? De manera más precisa, si lo posible fuera sólo parcial, me gustaría, particularmente, que se publicase ante todo el poema que verás incluido y que se titula Lo que le sobra a la sepultura, muertos desconocidos y españoles vivos de hambre. Ha sido ya traducido en francés y en italiano, pero no sé si políticamente cabría hacerlo ahí. En fin, con respecto a todo esto, si tienes tiempo y ganas de contestarme, te lo agradecería muchísimo. Cualquiera que fuese tu contestación, naturalmente. Porque incluso si hubiera de ser por completo negativa, para mí sería útil en el sentido de intentar por todos los medios conseguir lo de México; por contra, si tú me dices que algo o todo podrías hacer ahí –independientemente de la fecha– me dejaría más holgura para tratar de resolver lo de México, puesto que siempre podría contar contigo. Repito, pues, que, por el momento, tu sola contestación de principio –y, por supuesto, sin que signifique ningún compromiso para vosotros, tendrá ya muchísima utilidad para mí y, en consecuencia, te ruego que lo hagas. Creo –y es un dato que te doy pensando que acaso pudiera facilitar la cosa– creo, digo, que Seghers va a publicar aquí una parte del libro en edición bilingüe. Aunque con estos cabronzuelos nunca sabe uno a que atenerse. Dejémoslo, por el momento, en que creo.
De la otra cuestión de que supongo que te hablará Carlisky, es lo siguiente: él tiene la intención de volver y la necesidad, para hacerlo, de ganarse aquí la vida. Me propuso hacer algo así como una academia para la enseñanza del español y, eventualmente, la literatura española, con algún punto de vista que quizá sea útil; por mi parte, hablando de todo ello, saqué yo a relucir el que fue un día proyecto nuestro, que algo se podría hacer que permitiese luego la edición de autor, etc. Como tú eres viejo experto en la materia, yo le recomendé que hablase contigo y hasta que vieseis si de algún modo pudiéramos trabajar en colaboración o cosa parecida. Él, Carlisky, parece persona muy práctica y eficaz en todo lo administrativo, de modo que yo creo, aunque moderadamente, en el tal proyecto. Con todo, si una vez que hayas hablado con él acerca de esto, me quieres escribir también, cuando tú puedas decirme (y si lo consideras necesario, en un plano puramente confidencial) tendría para mí importancia de consejo mayor, y creo que, muy de verdad, decisivo para lo que a mí respecta. Mas acaso, paradójicamente, por lo mismo que esto tiene aire de ser cosa práctica e inmediata, me interesa menos o menos urgentemente, que tu contestación a todo lo que te pregunto acerca del libro.
Tú lo verás todo. (Ah, y entre paréntesis, de no ser vosotros, ¿crees tú que hay alguien a quien yo pudiera proponer el libro en cuestión ahora en Buenos Aires?)
Que quedo esperando tu carta, ni necesito decirlo. Más de una vez alguien me ha dicho que estáis pensando volver por aquí. Supongo y espero que aún no habrá nada de cierto, ya que de otro modo me habrías escrito para decirme algo, ¿no? De todos modos, dime lo que haya de esto, aunque sea en estado de proyecto. Ultimamente tuve ocasión de recordarte particularmente, con motivo de un viaje aquí, de Rossi, que estuvo unos ocho o diez días. Sé que sigues pintando cada día más y que, por lo tanto, cada día pintas más, también, en Buenos Aires. Tal vez sería el momento para darte otra vuelta por aquí a ver si tienes la suerte que ha tenido últimamente Clavé que hizo una exposición en Drouant David y el mismo día de la apertura, el muy animal, había vendido todo, teniendo en cuenta además que casi todos los cuadros eran grandes! No sé si tanto éxito será bueno para él; quizá no. En todo caso, como tú sabes que yo tengo mucho aprecio por él, me alegré y de veras. Aquí veo de vez en cuando a Colmeiro, que sigue lo mismo que siempre. Dime de los amigos de ahí y, para empezar, de vosotros. Saluda cariñosamente a Maruja y tú recibe un buen abrazo, como siempre, de

Arturo Serrano Plaja

1954-01-11
Carta de Serrano Plaja a Luís e Maruxa Seoane. 1954
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Serrano Plaja a Luís e Maruxa Seoane. 1954 en 11/01/1954


11-1-54

Queridos Seoane y Maruja:

Si yo no tuviera una confianza ilimitada en vosotros, creo que no me atrevería ni a escribirles. Mas como sí que la tengo, abuso de ella, viniendo así a ser esta carta un verdadero abuso de confianza. Lo peor de todo es que ni siquiera tengo una excusa para presentar por haber dejado de escribir durante tanto tiempo. No me ha pasado nada, no me he muerto ni he tenido cálico biliar, ni me han metido en la cárcel ni nada. Nada.
¿Qué, pues, deciros, a más de desearos y de muy verdad –aunque tal vez ya vosotros no creáis en verdad ninguna que venga de mi parte– que os vaya lo mejor posible en 1954? Bueno, sí, algo más puedo deciros –siempre con la intención de justificarme, si es que puede, ante vosotros y que será algo vago, pero que me permitiréis que lo deje así: digamos que he estado tan aburrido de mí mismo durante tanto tiempo que ni siquiera por correspondencia me atrevía yo a exponer a mis amigos al contagio de enfermedad que tan pesada resultaba ya para mí mismo.
En fin, yo pensaba ya escribiros estos días, de cualquier modo. Pero la puesta en marcha, o si queréis, el acicate para hacerlo de una vez ha sido la llegada, ayer, de una tarjeta postal de Schoemberg. Sí, figúrate tú, Luis, de él mismo. De manera que casi me dan ganas de sacar a relucir lo de los escondidos caminos de la Providencia, etc. Claro está que tú has comprendido ya y entonces no te extrañará mayormente: la dicha tarjeta era tuya, en el sentido de que era la reproducción de algo tuyo. Te aseguro que cuando he dicho antes lo del acicate, casi tiene un sentido literal, porque al verlo fue como si de verdad la vergüenza me diese un formidable espaldarazo para decirme: “de hoy no pasa”. Y aún con todo, pasó de hoy, ya que esto fue ayer. Pero al fin y al cabo aquí estoy. Y no sólo para escribiros y deciros que os deseo muy buen año y alegrarme de que os vaya lo mejor posible, y recordaros mucho más que mejor, sino también con la formidable pretensión que sigue: yo quiero saber que, a pesar de todo, no estáis enfadados conmigo. Lo cual quiere decir que, aun reconociendo que tendríais más que derecho a ello, yo os ruego que no sea así; y que si lo era, que me perdonéis y que tal manera de perdonar se manifieste aunque no sea más que en dos palabras –literalmente, dos palabras– pero que me lleguen pronto. Ale, sed buenos y hacedlo, pero ahorita, ya mismo.
Las tales dos palabras es lo que podríamos llamar la ración mínima; peor no está de ninguna manera prohibido que se multipliquen, como los panes y los peces. Ni –tampoco– que fueran para anunciarme o, mejor, confirmarme el anuncio que algunos amigos me dieron de que pensáis volver por aquí. Esa, por ejemplo, sería una excelentísima manera de desearme buen año para el 54.
De mí, no sé bien que podría contaros. Vivo, que no es poco, aunque como antes os decía, por momentos soportándome apenas, lo que es más que mucho, como pesadez. Escribo, no mucho, algunos poemas como resultado concreto. En prosa, tengo comenzadas tres novelas que han sido otras tantas derrotas para mí ya que ninguna he conseguido terminar. En los momentos de optimismo me da por echarle la culpa a Francia o, con más precisión, a mí mismo por seguir viviendo aquí. Pero ya digo que se me ocurre en los momentos de optimismo. Por lo demás, y por lo que sé de los amigos míos que andan por ahí (y ahí es desperdigados por América) parece que tampoco se sienten contentos, y entonces yo trato de consolarme con ello, por lo mal de muchos, consuelo de tontos, pero consuelo al fin. De vez en cuando traducen por aquí alguna cosa mía. Y en estos últimos meses que acaso siento una mejoría en el sentido de que me siento con mayor acopio de energía (que me da de sí por lo menos para tratar de escribir a los amigos de quienes me acuerdo con simpatía) me he hecho algunas promesas solemnes de las que no me atrevo a hablar, porque yo mismo no estoy muy seguro de cumplir. Por de pronto, hace algún tiempo mandé una novela mía a México donde, al parecer, la van a publicar. Pienso hacer otro tanto con algunos poemas. Leo lo que puedo. Voy a las exposiciones (a propósito, la última de Clavé que yo no sé si es buena o mala, aunque a mí me parece que es buena, ha tenido un éxito sin precedentes: el mismo día de la apertura, en Drouan David, había vendido todo) aunque no a todas. Alguna vez veo a Colmeiro, muy de pascuas a ramos y para jugar una partida de ajedrez que le gano invariablemente lo que le da una furia realmente divertida y me hace unas teorías formidables para demostrarme que, aunque yo le gano, él juega muchísimo mejor que yo. Es un tipo de lo más curioso aunque excelentísimo. Ya le conocéis.
Últimamente, estas Navidades he tenido dos buenas cosas: una, la visita de mi hermano que, al cabo de los años, ha conseguido un pasaporte y ha estado pasando unos días con nosotros; otra, que por esos mismos días cayó por aquí Rossi. Yo no sé si vosotros le teníais el mismo aprecio que yo, mas como el mío es grande, por eso digo que su venida, con su mujer, fue una buena cosa para mí: venía a organizar la Trienal de Milán y le estuve sirviendo de intérprete con mucha gente absurda, pero nos reímos mucho y lo pasamos bien. Él acaba de organizar en Milán la exposición de Picasso que quizá es la más importante que se ha conseguido hacer en los últimos treinta años picassianos, ya que ni en Roma, poco antes, consiguieron como logró Rossi presentar, simultáneamente, a más de los cuadros de aquí el Guernica del Metropolitan, y varios de los Picassos que están en Moscú. En consecuencia, el éxito ha sido fabuloso: 185 mil visitantes y 65 millones de liras. Y, en consecuencia, también, para Rossi un éxito de organización que cotiza, creo, en forma de autoridad y respeto.
¿Qué más? Yo creo que, de no ponerme a escribir un libro de memorias, así, en carta, no me queda más por decir. Ah, si: el chico este año es el primero de la clase por dos meses seguidos y, como yo, en general, nunca conseguí ser si no el último o poco menos, estoy de un orgullo paternal formidable; aunque en el fondo, en el fondo, casi desconfiado e inquieto: eso, ser el primero, me parece a mí tan anómalo que no sé, no sé...
Y termino. Recibid un abrazo mío bien fuerte y bien verdadero, como quisiera dárosle materialmente. Dad saludos de mi parte a los amigos que supongáis que los apreciarán como recuerdo y vosotros sed buenos, no me toméis en cuenta el que haya dejado de escribiros durante tanto tiempo y contestad. Por mi parte, prometo solemnemente que si veo que lo hacéis, es decir, que lo pasado pasado, me portaré como persona seria. Otro abrazo

Arturo Serrano Plaja