Proxecto Epístola

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Antonio Pérez Prado (1926-2009)

Fillo de emigrantes galegos de Lugo foi un médico e escritor defensor dos principais sinais de identidade de Galicia.
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Destinatario/a [3]
Mencionado/a [8]
Remitente [5]
Data Título Orixe-Destino Relación [ O. ]
Data Título Orixe-Destino Relación [ O. ]
1975-09-02
Carta de Pérez Prado a Seoane. 1975
Nova YorkBos Aires -
Remitente Transcrición

Transcripción da Carta de Pérez Prado a Seoane. 1975 en 02/09/1975


Buenos Aires, 2 de septiembre de 1975

Mi querido Seoane:

Hace ya largo tiempo recibí su carta. Hoy, como en aquella mía que usted contesta, vuelvo a mis tribulaciones cinematográficas.
Con mil inconvenientes, con periódicas glaciaciones, con prolongadas y vociferantes sequías, con desalientos aluvionales y con varias y firmísimas determinaciones –por cuenta de Prelorán y por mi humilde cuenta– de plantar, abandonar y entregar, quizá con un suspiro de alivio, todo el material filmado, seguimos adelante con nuestro Castelao. Y ahora y aunque parezca mentira –a mí me parece un sueño– estamos ya en la última etapa y es más fácil terminar la obra que dejarla morir nonata. La filmación que resta será la de algunas fotografías que aparecerán en nuestras excavaciones de periodismo arqueológico; unos segundos más o, como diría nuestro barbado Prelorán, algunos pies de film y listo. Tenemos lo suficiente para cien minutos de proyección; el material desechado no es mucho: quizá otro tanto. Esa relación de 2 a 1 es muy económica y debemos agradecérsela a Jorge quien ahora es medio gallego y del todo galleguista. Él supo disparar su cámara con acierto sobre los documentos que allegamos entre todos, batiendo la selva de papel. El ojeador más fértil, Roberto Rodríguez, encargado de la biblioteca del Centro, mostró un ansia venatoria indeclinable.
Yo soy el autor del libro, según rezan los carteles. Mi oficio, sin embargo, tiene más requilorios y fue más complicado; pues debí meter en el asunto a Prelorán, adobar y condimentar a nuestro gusto la marmita, luchar en dos frentes principales y en multitud de secundarios y demostrar, en fin, que la raza de los Gondomares dura tanto como nosotros. A veces, lamento no haber escrito un diario, un journal de la película; otras creo que hubiera sido casi imposible derramar en papeles tantas incidencias y tantas malas sangres, fatigosas dialécticas y tornadizas meteorologías. Pero no sé si alguna vez, con más recuerdos que documentos, no me pondré y, al volar de la máquina, no dejaré crónica del periplo. Le aseguro que tendría su interés y, por lo menos, justificaría tal cual defecto o exceso.
Castelao irá en dos grandes rollos: primera y segunda parte. En 35 mm lo común es tener dos proyectores a mano; en 16 mm eso no suele ocurrir. Hay que contar con un intervalo, pues, que sería brevísimo en caso de no rebobinar enseguida. La banda sonora es del tipo llamado internacional, para distintas versiones. Por ahora grabaremos dos: castellano y gallego.
El orden que sigo en el relato es el lineal y cronológico, casi siempre. Fotografías de Castelao, sus dibujos, las fotografías de personajes o sucesos que fueron importantes en su vida y en lo que más importó a su vida; algunos metros de película que nos lo muestran en viajes, inevitables banquetes y hemerotecas. Ese material gráfico es la imagen que apoyan meses de librerías, archivos y principales: la de Castelao y la del relator; muchas otras, diversas, recitan los famosos epígrafes. Si estuviéramos filmando un libro mío cualquiera, previo y completo, las cosas me resultarían menos inquietantes. Yo sería el autor de unas letras y Prelorán buscaría los señores que las pronunciaran y los escenarios en que lo hicieran. Pero nuestro camino discurre exactamente al revés. Encontramos las escenas, los documentos gráficos y debemos armar –y modificar continuamente, sin perder el norte– la historia para sacarles provecho y ensartarlos como perlas. Imagine mis piruetas.
Después de no pocas escaramuzas iniciales y de un paciente trabajo doctrinario que me dio al fin sus frutos en Prelorán, conseguimos armar una estructura con ritmo cinematográfico –a pesar de la sofocante mayoría de escenas fijas– y, creo, eficaz. Quiero decir que cualquier persona de mediana sensibilidad y completa ignorancia en la materia puede tolerar sin fatigas esa hora y media y ya no puede ignorar quien fue Castelao y cual su lucha y cuales los problemas de nuestra patria gallega.
La película empieza con fotografías de la niñez de Castelao y con su voz. Todos los parlamentos que dice esa voz en primera persona están sacados textualmente de sus obras: libros, discursos, papeles diversos. Yo traduje con fidelidad y recorté con intención y de la manera que convenía según nuestro propósito y las posibilidades de imagen con que contábamos. Prelorán fijaba los estrechos límites temporales. Así Castelao, con fragmentos de su obra, nos cuenta su vida y explica lo que mostramos ayudado por el relator. Pero esa estructura debía contener su mensaje patriótico en forma clara y agónica, dramática. Y yo tenía que hallar la manera de representar o encarnar de algún modo la tontería centralista, la españolada de chafarrinón, el menosprecio de corte. Y entonces, y para los años que llegan al advenimiento de la Segunda República, elegí como figura contrapuntística a don Alfonso XIII. Con la imprescindible y santa pequeña injusticia y perdonable malicia que tienen inevitablemente estas cosas, elegimos entre sus muchas fotografías aquellas que lo muestran en sus diversos años y en su constante bobalicón perfil. Atusándose el bigote en una, vestido como un polista británico en otra, al comando de un luciente automóvil en esta, empingorotado y con charrateras; en un sarao, en un arenal de Marruecos o dando limosnas; en una corrida de toros, en el palacio, en el hipódromo. No es mucha imagen real en total computable, pero cada una de las veces en que interrumpiendo el relato aparece Su Majestad unos compases de pasodoble torero añaden su bronce y su chunga al contrapunto. El ser contemporáneos, tocayos y el haber coincidido etapas importantes de sus vidas en fechas muy cercanas (y el tener muchas fotografías del Borbón, claro) me incitó a brindar a nuestro paisano tan elegante partenaire. Conseguí además, espero, gracias al rey y a sus veleidades, sus tropiezos en Marruecos, sus lances políticos y su política de reinado, mostrar con cierta agilidad esa historia que vivió España y el mundo en los años que van desde Rianxo a esa primavera del 31. Después, apoyo mi contrapunto en los grandes acontecimientos y en algunos de sus protagonistas; el relator apostilla las imágenes del bienio negro, de los estatutos y del Estatuto, la Guerra de España, la Guerra Mundial y el triunfo, la postguerra y la derrota.
Prelorán grabó muchas voces buscando a la de Castelao, que no se pretendía omitir y ni siquiera evocar. Quería un hombre viejo, que no fuera ni se creyese actor, ni locutor. En la del señor Baltar –quien ya dijo todo el texto de Castelao– cree Prelorán haber hallado lo que buscaba. El relator debía ser más joven, con voz y acento diferentes. Luis Medina Castro fue el elegido y ahora ensaya mi texto. Luego, como dije, muchos anónimos cuyo timbre o estilo encajan en los epígrafes. La banda sonora –que incluye música– es cosa de Prelorán y del asesoramiento que me permita.
La tarea de Prelorán ha sido –y es– formidable. No puedo imaginar a nadie tan atrapado por una vida de la que no tenía sospecha y hasta por un país en cuyas venturas y desventuras lo introdujeron no hace mucho mi librito y nuestras charlas. Sus ahogos económicos –aún los domésticos– fueron muy grandes en estos malos tiempos y, con la inocente blandura que usted diagnosticó, Jorge fue lastimado muchas veces por las actitudes del entorno que usted, asimismo, tan certeramente pronostico. En gran cariño y respeto trabajamos durante meses con algunas crisis de su parte. Hace unos días, y sin que esto lleve relación directa con nuestro trabajo, pero sí en forma de bienvenida compensación y alivio, Jorge acaba de ganar (por segunda vez) la beca Guggenheim. Tratará de cumplir la mayor parte de su término en la Argentina.
Quizá, luego de los primeros y muy difíciles momentos, los inconvenientes más grandes que tuve con Jorge fueron debidos a un violentísimo celtismo que contrajo en las páginas de Castelao. Su parte de sangre irlandesa entró en ebullición y pronto mostró un fanatismo digno de cualquier troglodita de la Cova Céltiga. Y hasta con la ayuda de Simón Feldman imaginó una serie de mapas animados con los más peregrinos desplazamientos de las célebres tribus. Llegamos a una etapa en que los celtas y su influencia parecían bastarle para explicar todo y a mis violentos contraataques respondía con santa indignación, hoscos silencios y renovadas guerras y guerrillas. En su casa de él y en la de Simón o en cualquier lado mientras filmábamos –él por los celtas y yo aliado a cualquier otro pueblo histórico que me viniese bien o sólo, a pie firme– luchábamos con denuedo y sin cuartel. Temía yo y temo, pues Jorge me parece incurable celtómano y didactomaníaco, que se malograra nuestro esfuerzo y en especial su magnífico esfuerzo al seguir cualquiera de las teorías históricas más o menos tópicas que luego pasan o pasaron de moda, amén de aguar el mensaje y ablandar el carozo. Y, mañosamente y sin que me faltara razón, le decía que una cosa es el celtismo –actitud emocional y hasta postura existencial muy digna y aún política, si a mano viene– y otra son las precisiones eruditas sobre temas que ni él ni yo dominábamos y sobre los que, para colmo, no había acuerdo. Y que si todo lo que sabemos o podemos llegar a saber sobre los misteriosos celtas y los indudables romanos y los suevos y todos los que usted quiera se demostrara falso o cosa de fantasía y sueño, no por eso iban a terminar o torcer su modo esas injusticias que denunciábamos ni desaparecería con un suspiro esa nación que defendíamos. En verdad, creí muchas veces haber derrotado a los queridos celtas y otras tantas volvían ellos y acometían mandados por el barbado Prelorán (¿No será Breogán?) y hasta por Simón quien armó con su entraña pétrea un inesperado celtismo. Créame Seoane que si los celtas hubieran tenido tanta resistencia e insistencia como la de estos buenos amigos en el día de hoy y en nuestra Galicia no hablábamos ningún latín corrompido sino algo así como el gaélico.
Prelorán es, como usted sabe, muy trabajador, muy ingenuo y hasta inocente. No puede ni pretende usufructuar grandes lecturas ni mayores erudiciones, pero cuando se le mete una idea entre pelos y barbas es de ver como echa luego raíces y lo mueve a lecturas atragantadas, y florece y frutece y vierte por fin sus jugos en una suerte de breves trabajos cuidadosamente mecanografiados y sometidos, con toda gravedad, a mi crítica. ¡Y menudas angustias las que me dan esas prosas! Esas afirmaciones impávidas que debo atenuar para eludir el traspiés o los azotes de cualquier crítico; esas detonantes ingenuidades quizás inofensivas en un cine-club, pero suicidas frente a otros públicos más sólidos y esos crasos errores que debo tratar suavemente con injertos, barroquismos y sutiles alquimias y procurando no lastimar... Y no hay más remedio que hacer la cirugía porque los trabajosos trabajos de Jorge son la base o el texto mismo que imagina para comentar su lenguaje cinematográfico, sus escenas filmadas, expresión ésta sobre la que reina con absoluto imperio y de la que es más celoso que Otelo. Con aparente docilidad y sin tontas veleidades literarias (Jorge carece –¡felizmente!– de cosquillas) Prelorán acepta mis recortes o mis rechazos y ortopedias, pero vuelve luego con otro texto y torno yo a mis cosméticas y podaderas. El proceso tiende a repetirse y adquirir la mecánica del cuento de la buena pipa y, en cuanto me descuido, de sutil contrabando y con nuevas ropas trata Jorge de volver a pasar un argumento que le suena bien o un clan entero de celtas.
Este didactismo de Prelorán me saca el sueño y me hace temer empresas tan gratuitas como las de explicar que el Mediterráneo está rodeado de tierra y, para colmo, relleno de agua y otras enfadosas disgresiones. Como Prelorán no andaba muy enterado de las andanzas de todos esos iberos, celtas, romanos y bárbaros, moros y cristianos, Prelorán cree su deber exponer el asunto a la manera audiovisual para beneficio y remedio de quienes padezcan esa misma falta. Y como Prelorán no conocía nuestra tierra, sus gentes y su drama, él cree lícito admitir en ambas primitivas inocencias un nexo causal. Y –repite– para conocer Galicia es necesario saber que es Galicia (lo que en su idioma significa tener una idea de su historia... si fuera posible con mapas animados por el amigo Feldman). En fin, que termino usando contra todos aquellos pueblos la energía con que luché contra nuestros celtas. Pero no será fácil impedir algunos mapitas –temo– y haré lo que pueda por evitar que nos den al traste con el esfuerzo y terminemos provocando la zumba de los inteligentes y el aburrimiento de los simples. ¡Qué falta me hace usted, Luis, en estos momentos! Estoy solo en la parte que de verdad interesa y soy el único que puede manejar el negocio y salvar nuestras almas y llevar las aguas discretas a nuestro patriótico molino.
Seoane: quisiera lograr una película rescatable, eficaz, decorosa, permanente; y lo quiero sobre todo por usted y también por Eduardo quienes, en estos Buenos Aires me desbravaron un poco en galaicología y me abrieron generoso crédito de amistad y confianza. Entiendo que nosotros, los hijos de gallegos que llegamos a su lado, tenemos el deber de retornar una obra que justifique tan altos magisterios. Y si meu señor Sant-Yago me da forzas, como a Gaiferos, llegaré, no al Pórtico de la Gloria, pues no tengo para el pasaje, pero sí quizás a salir del anónimo etcétera y ser nombrado en la Enciclopedia Gallega (ver art. sobre Alén Mar...)
Un gran abrazo. No gaste su tiempo en contestar, salvo para ordenarme lo que fuera o para darme un consejo sobre toda esta lata. Quiero decir que mucho quisiera unas líneas suyas, pero no me atrevo a pedirlas.

Cariños a todos y muy especialmente a Maruxa.

Pérez Prado

P.S. Si todo anda bien, creo que la película podría verse allá en noviembre. (Prelorán insiste en procesarla en el exterior, para mejor calidad; eso puede demorarnos, pero no creo que más allá del citado mes).
Salta 760, 3ºB

1975-04-28
Carta de Seoane a Pérez Prado. 1975
Madrid - Nova YorkBos Aires
Destinatario/a Transcrición

Transcripción da Carta de Seoane a Pérez Prado. 1975 en 28/04/1975

Madrid, 28 de abril de 1975

Sr. D. Antonio Pérez Prado
Buenos Aires

Mi querido amigo:

Debo respuesta a dos cartas suyas. Debo respuesta a otras cartas de otros amigos míos en ésa y unas líneas primeras de llegada a todos. Pero desde que llegué, no hice más que sentirme confuso, desorientado y trabajar para una exposición que se inaugura mañana. Tengo todo el material para concretar una monografía sobre el gran dibujante satírico de este siglo, el catalán Bagaría, y aún no pude empezarla. Por vez primera, dudo de todo y noto algo que cambia en mí y creo se lo debo a las circunstancias de que escribía Ortega. Todo es largo de explicar. Yo que odio la soledad me la estoy explicando en aquellos que la aman y la gozan. Me explico al ermitaño y al pescador de caña. En cuanto a ustedes comprendo por todo lo que pasan con motivo de la película sobre Castelao. Sobre todo lo que debe pasar Prelorán, tan ajeno a nuestro modo de ser, tan sin defensas para las sutilezas de las gentes gallegas. Cuando me escribió la primera carta, imaginé que ocurriría algo así, que todos tendrían ideas para que las desarrollasen Prelorán y usted y que lo que tenían que dar, dinero, lo harían discutiendo y muy mezquinamente. De Castelao en Buenos Aires no se puede hacer, pienso, película alguna. Sólo de su obra, la de Buenos Aires y la de aquí. Ni siquiera los emigrantes de que se podría sacar partido son los que Castelao estimó más. Aquellos que salían de Galicia hacia lo desconocido de cualquier muelle de los puertos gallegos. Perplejos ante el porvenir, temerosos y esperanzados a un tiempo, deseando romper con el pasado, con su país y no deseando dejarlos. Aquel, repetido hasta el infinito, convertido repitiéndose en multitud, que embarcado, apoyando su cabeza en los brazos le hace decir a Castelao: “Deixa raíces na terra. Voltará”. No, esos con quienes Prelorán y usted se comprometieron y discutieron no son los emigrantes que Castelao quiso y queremos nosotros. Éstos están en sus casas amorriñados, sin esperanzas, solos, con los recuerdos de sus casas de Galicia. No son los transformados en aventureros, los corrompidos por la lucha de muchos años para sobrevivir, los que están dominados por el deseo de mandar en otros, los que sustituyeron las normas morales heredadas por otras más elásticas que les sirvan para acomodarse al medio en que viven. Hablan de Castelao y no lo leyeron. Les gusta el Castelao de los chistes. Qué chistoso es Castelao, me dijo un día un directivo del Centro Gallego y no supe qué decirle, o sí supe y no me atreví. Al anunciarse la ida de Castelao a Buenos Aires, Cuadrado y yo decidimos publicar Cincuenta homes por dez reás como homenaje a su llegada y publicamos Cincuenta hombres por dos pesos. Se pusieron a la venta en un banquete de más de mil personas que organizó el Centro Gallego para su recibimiento. La venta la efectuaban muchachas de los coros gallegos vestidas con los trajes regionales ofreciendo el libro de mesa en mesa. Vendimos siete ejemplares. Se trataba de un número cabalístico. Resultó entonces que los chistosos fuimos Cuadrado y yo. El libro terminó como otros libros de Hórreo, Dorna y Camino de Santiago, en las librerías de la Calle Corrientes incluido en los paquetes de a tantos pesos el lote. Allí se agotó.
En cuanto a conocimiento de la colectividad, creo ser un sabio. La defiendo porque creo que en sus deformaciones tienen que ver esas circunstancias a que antes me referí y que acompañan al hombre y, porque en ella, o en sus gentes aisladas, continúa existiendo cierta ingenuidad saludable. A mí, después de todo lo ocurrido conmigo, de sabotear mis libros, de silenciar cualquier noticia sobre mí, me escriben para que envíe una colaboración sobre Castelao. Así mismo invitaron a alguna otra gente de Galicia. Por mi parte, no contesté para no agriar más las pocas relaciones que existen entre los actuales dirigentes del Centro Gallego y yo, consistentes en las que puede mantener cualquier asociado. Por todo esto, comprendo lo que les ocurre a ustedes, a Prelorán y usted con ese hueco, megalómano señorito de aldea que es Pampillón.
Trabajo bastante. Mañana, ya la dije, inauguro una exposición aquí en Madrid. En septiembre, tengo otra en La Coruña y debo hacer un álbum de grabados para una editorial de jóvenes de Madrid e ilustrar con grabados también Los sueños de Quevedo. Aparte, publicaré otro álbum de dibujos el mes que viene. Haré lo posible para que lo que me rodea influya lo menos posible en mí. También ahora empezaré a escribir cartas a mis amigos y familiares. Las primeras que escribí no llegaron en general, no sé por qué. Tuvimos que llamar a mi hermano por teléfono, pues no sabíamos qué ocurría, no sabemos qué ocurrió con ellas. Con Díaz Pardo, organizamos la inauguración de la Galería Sargadelos de Madrid, equivalente a la de Barcelona. Constituyó un éxito. Exposición del libro gallego, de grandes fotografías sobre Galicia, de ejemplos prehistóricos prestados por la Universidad, azabaches, mapas, etc. Una idea bastante completa de Galicia colgada de las paredes y en vitrinas. Hasta ahora se pronunciaron dos conferencias, una de Ramón Piñeiro y otra de García Sabell, extraordinarias las dos. Faltan, serán a fines de mayo, otras dos, de Rof Carballo y Rafael Dieste.
Traté de contestar a sus cartas, en realidad, no las contesto. No sabría qué decir a la primera, por la segunda le felicito, huelga cualquier comentario. Se trata de una carta de justiciera.

Con saludos a su madre de Maruja y mío, reciba un fuerte abrazo mío:

[Seoane]

1975-04-02
Carta de Pérez Prado a Seoane. 1975
Nova YorkBos Aires -
Remitente Transcrición

Transcripción da Carta de Pérez Prado a Seoane. 1975 en 02/04/1975


Buenos Aires, 2 de abril de 1975

Mi estimado Seoane:

Hace un tiempo (fecha 14 de febrero) mandé a usted una larga carta que no tuvo respuesta. De las explicaciones posibles, elijo, para su silencio, la más cómoda para mí y supongo que no recibió esas páginas. Va, entonces, fotocopia del duplicado.
Prelorán está en La Pampa filmando. Antes de salir, presentó una suerte de presupuesto glogal cuya suma dejó turulato a Valentín Fernández. Con los aumentos, desvalorizaciones y escaseces que nos llueven el costo pronosticado trepa a once o doce –o trece– millones. En fin, mucho más de lo que se pensaba y sobre todo muchísimo más de lo que nuestro inefable Valentín cree posible lograr mediante su esforzada campaña. El asunto tomó un cariz desagradable; hubo charlas desapacibles entre Prelorán y Valentín y Mabel anduvo a los saltos cuando partió el cineasta. Los cabildeos incluyeron una cena tormentosa y, por fin, se recortaron un poco los costos, pero no mucho. En resumen, que los ambiciosos planes quizá deban recortarse también y la película resulte más pobretona o –es de temer– menos entusiastamente creada por Jorge. Durante unos meses, trabajamos duro; yo casi me hice un experto dentro de las posibilidades de quien no conoció –ni vio jamás– al personaje que buscábamos evocar. Yo, por mi parte, reaccioné ante las dificultades económicas y, sobre todo, a la manera como fueran expuestas, con un desaliento mortal. Mi esperanza es la de que Prelorán alargue su viaje por los arenales pampeanos y me deje reponer; luego, una vez aquí, nos reuniremos y veremos qué podemos hacer con el material filmado y con los recursos posibles. Esas son mis dudas nuevas; las viejas, que usted comprenderá muy bien y que persisten, son las que menciono en la carta anterior, hoy fotocopiada.
Y otra fotocopia le mando. Es para que siga el increíble asunto del librito sobre los gallegos y del inefable instituto que orquesta Pampillón. Mi carta es la de un tipo justamente indignado que, sin embargo, no dice todo. La pena es que a pesar de mi reserva, el asunto basta y sobra para que lo gocen muchos y quizá lo usen menos deportivamente.
Espero sus comentarios; mientras reciba mi cariño de siempre y trasmita mis respetos a Maruja.

Antonio

Antonio Pérez Prado
Salta 760, 3ºB
Buenos Aires

1975-02-14
Carta de Pérez Prado a Seoane. 1975
Bos Aires -
Remitente Transcrición

Transcripción da Carta de Pérez Prado a Seoane. 1975 en 14/02/1975


Buenos Aires febrero 14 de 1975

Mi querido Seoane:

Circunstancialmente varias y, creo que debo aceptarlo, un poco de resistencia interior, demoraron esta carta imprescindible. Cuando me llamó usted antes de partir, le dije que hubiésemos tenido que hablar en eso días y –añadí– trataría de reemplazar ese diálogo con una o más cartas. Y aquí me tiene, cumpliendo con esa necesidad que es también una obligación; escribo en mi bufete hospitalero, en un pronto, sin buscar elegancias y apenas levantando mi cabeza sobre un mar de inquietas dudas. Trataré de ser claro, sincero como lo fui siempre que pude y ahora sé que puedo y debo. Le pido que con su tradicional franqueza me responda; sus consejos, absoluciones o palmetazos serán por mí bienvenidos una vez más y de todo corazón.
A riesgo de fatigarlo, será menester un poco de historia. Usted conoce a Jorge Prelorán y a sus deseos de filmar una película sobre nuestra Tierra y pueblo; es, creo, uno de los frutos que ayudarán a perdonar las muchas faltas de mi librito, pues en él descubrió este niño grande a nuestra Galicia y empezó a dolerle nuestro drama. Pero entre los sueños del filme y su concreción mediaba un abismo de millones que sólo pudimos rellenar con amistad y fantasía. El asunto trascendió, sin embargo, y lo comentaron algunos paisanos. Por fin y como residuo, quedó en el aire la sensación de que yo conocía a un gran experto en cine –y, para colmo, americano– a quien las cosas de Galicia interesaban. Y un día, en el Centro Gallego, me abordó Valentín Fernández con la pregunta de si a ese amigo que decían que yo tenía podría hablársele de un trabajito profesional: el de poner en mínimas condiciones potables unos cuantos metros de película que guardaban en el Orensano.
Y lo puse en contacto con Jorge y vimos ese material. Castelao aparece algunos segundos, el resto son escenas donde con gran tenacidad y cómplices sonrisas aparecen y desaparecen –y, fatalmente, reaparecen– el señor Puente y el señor Prada más algunos otros, menos perseverantes. Ese malísimo documento, al que no falta cierta macabra inocencia, incluye como agregado metros filmados en Galicia y en España donde con buena vista alcanzan a verse lugares en los que vivió Castelao.
Prelorán dijo que no quería hacer, a estas alturas de su vida y evolución creadora, tareas como ésta que le pedían, de mínimo profesionalismo, aún si cumplían con las amenazas de pagarle bien. Él buscaría un amigo capaz y esa compaginación, pegoteos y mínimas tijeras que pedían los dejaría satisfechos a corto plazo y costo. A esta declaración de asepsia o voluntad artística siguieron días y semanas de avances y retrocesos, danzas y contradanzas cuyo detalle menudo es inútil. Lo cierto es que, paso a paso, con americana tenacidad por el lado galaico dirigido por nuestro robusto paisano y con barrocas gallegadas por cuenta del indeciso Jorge, llegose a un acuerdo muy alejado del proyecto original. Prelorán, a quien entre tanto zambullí en el mundo plástico de Castelao, filmaría una película con toda libertad y como él sintiera la cosa. Sólo pedía un algo así como una beca, una asignación mensual capaz de mantenerlo durante los seis meses previstos fuera de otros compromisos y dedicado, pues, plenamente a su nuevo personaje. Habría que pagar las facturas que apareciesen en concepto de película –en blanco y negro, pero muchísimos rollos– y quizás otros gastos. (Para dar a usted la información más completa: los honorarios totales de Prelorán fueron por él fijados en dos millones y medio, que prefería en cuotas mensuales durante el semestre) Jorge pidió todo el material gráfico posible, independencia y un asesor que trabajaría duro y en equipo durante los seis meses y que él elegiría. Por supuesto que resulté yo y que abrumado por las dudas y las reservas que usted supone ni siquiera acepté: simplemente descubrí que estaba metido en el asunto sin remedio. Alcancé, sí, a declarar exigencias mínimas: yo colaboraría si entendíamos todos que se trataba de una película de Jorge Prelorán sobre Castelao; empresa que requería dineros, materiales y cierto asesoramiento; que como en cualquier trípode bien equilibrado cada una de las patas valía tanto como las otras y sólo valía en conjunto; nadie, pues, fuera de Prelorán y en tanto creador, podía llamarse campeador en la odisea. Exigí también libertad para moverme por sobre los valados, los muros y los fosos que separaban a quienes pudieran colaborar o a quienes yo debía informar. Hablaría con todos y con la mayor franqueza; así lo hice y hasta ahora sin tropiezos. Prada, Faustino Iglesias, Abraira, Pita, el Tacholas, etc.., me ofrecieron lo que tenían luego de conocer de qué se trataba. Se realizaron las filmaciones. En lo de Prada, por ejemplo, sudamos varias horas bajo lámparas y por fin le quedamos dos veces la instalación eléctrica. Con artes diplomáticas que hubiera consentido Gondomar, pero con la mayor limpieza y claridad pasé de Fulano a Zutano que se detestan y de Mengano a Perengano que no pueden verse. Al parecer, todos comprendieron como traté de convencerme yo de que se trataba de una oportunidad para divulgar la obra de Castelao y que no era el caso de hacerle el caldo gordo a nadie aunque a la postre se lo hiciéramos... Actué con una voluntariosa inocencia y con una instrumental ingenuidad, pero sin ocultar, ante cada uno de los bos e xenerosos, mis dudas y recelos.
Llevamos gastado lo que a mí me parece mucho dinero. Hay pilas de rollos filmados y estamos a pique de terminar con el registro gráfico; la casa de Prelorán es un museo de material tridimensional aunque no creo que podamos mostrar nada muy original. En fin, pronto vendrá la tarea en sí y quien sabe qué con ella. Trataré de salvar para nosotros a la película. Jorge puede hacer otra gran obra de arte de las suyas, quizá, pero si alcanzo mi propósito, no quedará el filme en eso, con ser tanto, y llevará expresado el compromiso ineludible.

Seoane: retomo la carta unos días más tarde. La independencia que goza –por ahora– Prelorán, me tranquiliza por un lado y me inquieta por otro. Es una especie de fértil retiro donde no llegan las interesadas presiones y es una patente de corso que Jorge puede usar como un niño en una confitería: probando lo que solicita el gusto o el capricho y dejando a un lado, quizás, el alimento de substancia. Claro que soy yo quien tendría que guiar a Jorge y darle un rumbo a seguir, una inexcusable melodía a tocar para que la adorne, si quiere, con variaciones y genialidades. Pero no es fácil, ya lo veo. Ayer, por ejemplo, pasé unas seis o siete mortales horas para convencer al barbado de que lo del 28/6/1936 es el meridiano al que corresponde ajustar el tiempo de la película. En otros términos: que hasta esa fecha se trepa por distintos caminos de diferente conciencia y desde allí se baja lentamente. Y que tanto la subida como el descenso existen y cobran sentido contempladas desde la cima. Y que luego de aquel 28 de junio y en dramática dialécticas con las Españas y el mundo entero se pierde con un juego de altibajos donde alternan los zumos frescos de la esperanza con las amargas hieles de la impotencia y los vidrios molidos de la tradición.
Como Jorge es, además, músico, creí lícito apelar a metáforas de pentagramas y le dije que, a mi juicio y aparte de todo lo que inventara su genio y enriqueciera la línea interesaba, sobre todo, esa línea: un crescendo donde hasta el clímax jubiloso, un calderón de hora estelar y epifanía; y un descender quebrado, luego. En esa lisis, el nervio vertebral de nuestro drama concierta su diálogo con la esperanza escuchando los ciegos instrumentos: desde las trompetas claras y los timbales limpios al ovillo enfermizo de tantos y tantos violines sin que falte la prestidigitación de las arpas. En fin: Gondomar tratando de venderle whisky a su Graciosa Majestad, sólo que con un propósito nada tabernario. Y Prelorán, que naturalmente carece de mucho de lo que nos sobra y quiere a nuestra Tierra, pero todavía ella no le duele, respondía con iracundas genialidades y afirmaciones técnicas. ¡Eso no es cine! ¡Eso carece de ritmo cinematógrafo! ¡No se puede; no tengo, no veo, no sospecho imágenes para dar fondo a esa historia! Pero creo que lo dejé preñado: me pidió, al fin, agotado y meditabundo, una suerte de guión esquelético donde yo, para su información, le diese formalmente mi idea de lo que tenía que ser la película. En eso estoy.
Quizá dentro de algunas semanas y seguramente dentro de un par de meses sabré con alguna certeza si el medio año que le regalo a esta patriada está justificado. Y usted conocerá entonces mi desaliento, mi conformidad o mi esperanza.

Con el afecto de siempre y con mis cariños para Maruja le envío un apretado abrazo.

Antonio

Antonio Pérez Prado
Salta 760, 3ºB
Buenos Aires

P.S. En un momento, se entreveró en el proyecto S. Feldman, quien tiene una gran experiencia en lo que llaman ellos animación (o sea, filmar estampas, dibujos, etc.). Hasta llegó a pedir un millón de pesos en concepto de honorarios y se aceptó su ingreso al equipo –y todo por sugerencias del propio Prelorán–; sin embargo, se apartó luego, excusándose por su mucho trabajo. Alcanzamos a charlar y me dijo del cariño y admiración que por usted siente. Y, por fin y al fin, tome al pie de la letra todo lo que le dije y no acepte por ahora otras versiones... que ya las vi impresas y no del todo veraces.

1973-06-22
Carta de Seoane a Pérez Prado. 1973
A Coruña - Bos Aires
Destinatario/a Transcrición

Transcripción da Carta de Seoane a Pérez Prado. 1973 en 22/06/1973


A Cruña, 22 de xunio de 1973

Dr. Antonio Pérez Prado
Buenos Aires

Meu querido amigo:

Recibín o seu libro adicado que vostede me mandou e logo un paquete que remitiu a Editorial, e a mañífica resposta ó periodista de Faro de España e Núñez Búa, o da radio, non o bo. O libro, espléndido. Teño pensado facer unha nota pra La Voz de Galicia onde veño colaborando semanalmente. Penso que a editorial debía distribuílo en España, remitilo especialmente a Galicia pra se vender nas librerías, pois cavilo que tería moito éisito. Supoño que o terá tamén ahí onde sería moi espallado. O libro feito con amor, ironía e sin evitar as verdades por desagradables que sexan vén sendo un verdadeiro canto a Galicia, como di vostede ó final da súa carta ós malditos. Quixera telo escrito eu, e xa o digo todo.
Atopei a Palmás en Madride, onde dende o mes pasado fixen una exposición de óleos con moito éisito. Estaba estudando custiós referidas ó seu traballo. Aínda non veu a Galicia. Polo que a min se refire, publicaron en Galaxia un tomo de crónicas miñas feitas para pasar pola radio, unhas setenta, que estase vendendo moi ben e tivo crónicas moi boas. Tidúase Comunicacións mesturadas e remitireille un exemprar tan pronto teña algús.
Estos exemprares dos seus que me acaban de chegar distribuireinos entre algunhas xentes deiquí, entre elas ó direitor de La Voz de Galicia. Sei que a Piñeiro gustoulle moito.

Unha grande aperta de Maruja e miña agradecéndolle moito a súa adicatoria:

[Seoane]

1973-05-05
Carta de Pérez Prado a Luís e Maruxa Seoane. 1973
Bos Aires -
Remitente Transcrición

Transcripción da Carta de Pérez Prado a Luís e Maruxa Seoane. 1973 en 05/05/1973


Buenos Aires, 5 de mayo de 1973

A Luis Seoane y Maruja

Queridos amigos:

Acabo de llevar al correo unos ejemplares de mi librito que allá vuelan por vía aérea; hace unos días firmé pocos, recién salidos del horno, con la promesa de los editores: “salen ya, por avión”. Pero como los conozco y como sé a qué atenerme en cuanto a velocidad repetí en un caso –el de ustedes– y así recibirán dos copias con lo que, por lo menos, nos aseguramos contra extravíos, demoras y otras malandanzas.
Como ven, todo sufrió gran retraso y por mi parte no sabía qué decirles a no ser repetir, por carta, lo que los dueños del negocio me repetían de viva voz: “la semana que viene, sin falta”. Pasaron muchas semanas y en ellas, es verdad, pasó de todo: accidentes, un grave problema de familia con la correctora que trabajaba en las pruebas... desde Montevideo, etc. (En el etcétera va, nada menos, una bomba: en la madrugada del 13 de marzo y con el habitual sigilo una persona (o personas) no identificada(s) colocó el artefacto explosivo: la detonación nada sigilosa terminó con todos los vidrios y algo más de la calle Talcahuano entre Corrientes y Lavalle. La bomba fue colocada en el local de ventas de la editorial, precisamente en el destinado a estos libros y, como ya andaban por los aires algunas de las polémicas, no faltó quien –en broma– asignara a nuestros adversarios el pirotécnico chiste. Claro que sería mucho pedir y que a lo mejor la explicación que se le ocurrió a la Policía sea la más arrimada: que alguien, de pronto, se dio cuenta de que le explotaba la bomba cuyo destinatario sería el juez electoral, por ejemplo, en su bufete de los Tribunales. Con susto, pues, y en cualquier umbral la dejó poco antes del estampido. Pero la verdad es que ese alguien se ocupó de meterla muy adentro y el destrozo fue mayúsculo).
Habrán recibido , también, la carta con que respondo a los del Faro. Todo ocurrió por una audición de La gallina verde en la que dialogué toda la mañana con Héctor Grossi. Allí, por ser en vivo, me despaché a gusto y el asunto causó mucho revuelo. Manuel Núñez Búa me vapuleó por radio y el Faro reprodujo el vapuleo con algo más, como postre. Mi carta –que mandé también a otros amigos– pretende contraatacar: no hubo más respuestas. En cuanto a presentaciones por radio y TV, con el ánimo de ayudar al librito, les diré que tengo varias en mi agenda. La primera va mañana (Radio Belgrano) y el lunes (pasado mañana) voy en vivo y otra vez en la célebre gallina verde (ahora en Radio Continental). Luego, allí mismo, grabo audiciones para esa misma onda y para todos los días de la semana que será la primera del libro en su aparición pública. El domingo 13 salgo dos veces por LSI (Municipal) y no sé en qué momento me filmarán para Canal 7 (con Tomás Eloy Martínez y otros). Mientras tanto los paisanos no se quedan quietos: Pampillón me informó que tenía que donar un par de ejemplares a la Biblioteca del Centro y presentar una nota pidiendo autorización para vender la pavadita en el kiosko. Era casi seguro que la nota sería despachada favorablemente. Por otro lado (por otros paisanos), las cosas despiertan mucho entusiasmo y el breoganazo de Abraira quiere, como temía, organizar una gran comida donde cientos de pollos terminarán sus vidas. Todo esto antes de leer el libro: ahora, que tiene un ejemplar, quizá cambie de opinión. De cualquier modo, yo les dije que no era partidario de esos holocaustos si bien me avenía a lo que significara difusión del libro y de su eventual mensaje. Los editores, por su lado, tienen confianza y me pidieron más libros, ya que soy tan divertido. Un tema, sobre todo, los subyuga y lo creen justito para mi estilo: es el de los argentinos que se arruinaron en París tirando manteca al techo. Yo les digo que nada sé y que no quiero ponerme a estudiar un tema forzosamente, pero los tipos no dejan.
En cuanto a las cosas por aquí hay mucho que contar. La situación, como sabrán, está que arde. Quizás Palmás, en persona, les dé una visión más prolija y viva de lo que cabe, normalmente, en una carta. Secuestros, ejecuciones según unos y asesinatos según otros, etc. La última, de las gordas, fue la del almirante Quijana a quien todos conocimos por TV, ya que nos explicó minuciosamente lo de Trelew. Lo mató a tiros el gallego Fernández Palmeiro a quien la policía encontró muerto en un departamento céntrico. Antes habían llegado al lugar multitud de coronas de flores y periodistas a quienes se avisó por teléfono. El chófer del almirante alcanzó de un tiro a Palmeiro sin impedir que éste se alejara en una moto y llegara hasta ese lugar donde lo encontraron. Mientras el vino sube, la leche sube, la carne sube, todo sube y el termómetro baja: estamos ya con los primeros fríos del buen otoño porteño.
Por fin y por no alargar esto en resumen de lo que nos interesa: El libro estará en todas las librerías pasado mañana, lunes 7 de mayo.
Durante los primeros días, lo acompañarán una serie de audiciones donde seguiré contribuyendo a la úlcera de don Braulio y de sus lectores así como a la dispepsia de Manuel N. B. y de sus oyentes por Iberoamericana.
Cuando haya críticas, lo sabrán. (Las espero de dos tipos: las adulcigadas y convencionales y las virulentas por los que descubran el sayo a su medida).
Y como siempre, les deseo mucho bien, muchísima suerte en Madrid y en donde cuelguen grandes nostalgias por Buenos Aires y un feliz regreso. En verdad, que me gustaría charlar con ustedes: les debo muchas horas amables, mucho estímulo y un librito que tendría que haber sido mejor, pues tuvo los mejores padrinos... Pero, como dijo Cervantes, todo ser engendra a su semejante.

Un abrazo y mis saludos a todos los amigos, que son los de ustedes y los de nuestra Tierra.

Antonio Pérez Prado

Salta 760, 3ºB

1973-03-20
Carta de Seoane a Pérez Prado. 1973
A Coruña - Bos Aires
Destinatario/a Transcrición

Transcripción da Carta de Seoane a Pérez Prado. 1973 en 20/03/1973


La Coruña, 20 de marzo de 1973

Sr. D. Antonio Pérez Prado
Buenos Aires

Mi querido amigo:

Empiezo a escribir algunas cartas. De cierto modo, estamos pasando el precio de adaptación necesario para sentirme con la debida nostalgia y tener verdadera conciencia de la lejanía de muchas cosas que queremos. Además estoy trabajando para una exposición que se celebrará en Madrid alrededor del 20 de mayo. No sé nada de su libro y estoy realmente interesado en saber si salió, se distribuye y si está a la venta o está esperando abril o mayo para su distribución. En caso de haber salido, le pediría que enviase ejemplares a La Voz de Galicia, a su director Francisco Pillado y al administrador Santiago Rey, es decir, tres ejemplares, pero dos de ellos dedicados. Otro a Miguel González Garcés, Casa de la Cultura. Jardín de San Carlos. La Coruña, que seguramente le dedicará un artículo. Y, por favor, el mío que estoy deseando tenerlo, pues creo, como usted sabe, que este libro es muy importante para crear interés entre los gallegos sobre ellos en relación con Buenos Aires. Si salió, me gustaría conocer la reacción de los primeros lectores.
Aquí todo aparenta estar muy tranquilo. Vive uno en La Coruña en una especie de Nirvana, tal es nuestra quietud reflejo de la ciudad. Maruja encontró dos argentinos que trabajan aquí, uno de ellos un taxista y otra la propietaria de una perfumería. Es posible que constituyamos, de continuar aquí, la Casa Argentina o el Centro Argentino, para enjuagar juntos nuestras nostalgias. Galicia está muy bella, pero demasiado tranquila, aparentemente indiferente y lejos de todo.

Un gran abrazo de Maruja y mío:

[Seoane]

Esta carta se la enviamos a casa de Palmás por ignorar su dirección.

1968-05-27
Carta de Pérez Prado a Luís e Maruxa Seoane. 1968
Nova YorkMadrid -
Remitente Transcrición

Transcripción da Carta de Pérez Prado a Luís e Maruxa Seoane. 1968 en 27/05/1968

.

Madrid, 27-V-68

Queridos Maruja y Luis:

Estuve con Marcial y, si bien no hicimos negocios, hicimos –sí– amistad, lo que importa más. Es un hombre que vale la pena conocer y les agradezco el que me lo hayan facilitado.
Rof Carballo anda con mucho trabajo. Traté de no quitarle tiempo y apenas nos vimos. Escribirá para vosotros.

Bueno, un cariñoso saludos desde los Madriles y mi afecto de siempre.

Antonio

1969-07-22
Carta de Pereira Caamaño a Seoane. 1969
Nova YorkMontevideo -
Mencionado/a Transcrición

Transcripción da Carta de Pereira Caamaño a Seoane. 1969 en 22/07/1969


Montevideo, 22-VII-69

Benquerido Seoane:

Non pode imaxinarse a miña pena... Acaban de entregarme o libro de Manuel María e vostede pode ollar o desastre. A rabia que teño é porque non podemos facer nada. O papel (gratis) douno IPUSA e o traballo fixo FUS a un costo baixísimo (quizaves gratis tamén) e así non hai moito dereito a protestar pola transparencia dos debuxos. Teño moita pena, xa que todos (e non digamos vostede) puxemos moito agarimo na laboura.
Onte falei por teléfono con Pérez Prado, quen me dixo que viña o sábado. De inmediato comuniqueino aos demais membros da Direitiva. Estamos moi ledos e moi agradecidos por esta nova deferencia que ten con nós.
Adxúntolle dúas invitacións pra inauguración da Eisposición, que agora será o próisimo viernes 25, pra tratar de ter nesa data (Día de Galicia) a cerámica. O pasado 14 puxemos un cable a Díaz Pardo pedíndolle que mande algo por avión. Conseguimos un permiso do Municipio deica ó 4 de agosto )que cáseque seguro alongarase hastra o 10).
Non deixen de avisar con tempo pra ire a agardalos. Teñen reservada unha habitación pra dous no Hotel Los Ángeles, 18 de julio 974, a nome de vostede (e do Patronato).
Adxunto tamén algúns programas das XIV Xornadas de Cultura Galega.

Saúdos prá súa dona. Unha aperta:

Pereira

1973-08-30
Carta de Palmás a Seoane. 1973
Bos Aires -
Mencionado/a Transcrición

Transcripción da Carta de Palmás a Seoane. 1973 en 30/08/1973

Buenos Aires, 30 de agosto de 1973

Querido Seoane:

Sin ánimo de despertar en su envidia le diré que la cartelera de cines está llena de buenas películas: He visto ya alguna de ellas. Estado de Sitio de Costa-Gravas con un planteamiento muy claro sobre la guerrilla urbana y un alegato contra la represión policial y la penetración de los servicios norteamericanos. Supongo que cuando vuelva aún estará en cartel, pues el éxito es rotundo. También vi Hermano sol, hermana luna de Zefirelli. Creo que no logró la gracia y la frescura de su Romeo y Julieta, pues confundió simpleza de espíritu –en este caso el de Francisco de Asís– con cursilería y, sin duda son dos cosas muy diferentes. Volví a ver Decamerón de Passolini esta vuelta hablada en italiano y napolitano con lo cual gana enormemente sobre la versión en inglés. Es un estupendo fresco popular y de época. Ayer estrenaron En el nombre del padre... una película de Bellocchio –el que hizo Cina é vicina– me gustó mucho, hay en ella un complejo planteo sobre la realidad social italiana enfocada en el pequeño mundo de un colegio católico. Naturalmente que con la excepción de Zefirelli ninguna de las otras películas podrá pasar la censura española. Por cierto hasta el momento la censura en materia de cine y publicaciones no funciona lo que ha dado como resultado el poder haber visto excelentes películas sin cortes y que los quioscos de diarios estén tapados de revistas más o menos eróticas que parece que nadie o muy pocos compran –según me dijo el diariero que viene a casa–. Asimismo hay algunas revistas con travestis y todas esas cosas. Que se le va a hacer vaya lo uno por lo otro.
Del mundo plástico poco o nada le puedo contar, pues con todas las cosas atrasadas que tenía y aún tengo no me quedó tiempo más que para ir al cine. Este sábado aprovecharé para ir a ver dos exposiciones que hay en Bellas Artes y en Artes decorativas. Una es con grabados de Goya (la serie de toros) y la otra es de grabados de Picasso sobre toros también. No sé si tendrá interés en los catálogos. De todos modos se los compraré. Todavía no me llegaron las cosas de Londres, supongo que no tardarán en hacerlo.
Hoy estuve con Alberto Vilanova, que se marcha a Galicia a fin de año pues quiere arreglar los papeles de su jubilación. El pobre estuvo muy mal con una afección renal que lo retuvo en cama un par de meses. Le encargué un trabajo sobre los exilados gallegos de América para publicar en un volumen colectivo sobre la emigración en el cual tendrá que colaborar Ud. y otros amigos. La cosa surgió así: casi al final de mi estadía en Galicia me entero que SEPT va a publicar un volumen colectivo sobre la emigración gallega actual, pensé que sería bueno hacer una parte dedicada a América. Hice una lista de autores y temas posibles y la idea fue aprobada. Martínez Romero hará los aspectos psicológicos, Pilar un trabajo sobre folklore gallego y argentino, Varela los artistas gallegos en América (no sé aún si aceptará), Zubillaga los gallegos en Uruguay, Pérez Prado se referirá al nombre gallego en América y yo cubriré los aspectos sociológicos. Como me acordé que Ud. tenía bastante material sobre los gallegos en México y prácticamente nada sabemos sobre ellos pensé que podría Ud. desarrollar dicho tema. El trabajo no deberá exceder las 15 o 20 hojas oficio a doble espacio y en gallego. Como a los editores les urge sacar el libro habría que tener listos los artículos a finales de noviembre. Espero que pueda colaborar en este primer libro sobre nuestra emigración a América que sale en Galicia, cuando ya el fenómeno es casi un hecho histórico.
Como broche final le diré que cuando llegué me enteré que las vestales de la Irmandade habían echado a rodar la especie que mi viaje se había hecho por invitación del gobierno español. Primero reaccioné violentamente pues la mentira es algo que me molesta mucho pero luego lo pensé bien y decidí reforzar mi total alejamiento de toda esta “xentiña” que alguna vez coincidió más o menos con nuestras vidas. Seguiré trabajando como siempre por Galicia y por su pueblo, que es el de mi sangre, desde lejos y como mejor pueda, tratando de salvar el recuerdo de su paso por estas tierras y ayudando, poco o mucho, a que el futuro no nos sea tan terrible como el pasado y el presente.
Si se solucionan unas cuestiones de tipo burocrático participaré en una experiencia muy interesante que se desarrollará en la frontera misionera con el Brasil. Como allí ha penetrado –según parece– el portugués, se entrenarán los maestros en dicha lengua para impartir la enseñanza en sus primeros momentos. Hace unos días salió la resolución del ministro de educación designándome junto con otros tres profesores para recorrer la zona, dictar un cursillo a los maestros y arbitrar las medidas necesarias a implantarse en el futuro. Parece ser que lo mismo se hará con las lenguas indígenas. Ojalá pueda arreglar mis cosas y poder participar en la experiencia que como Ud. sabe me interesa sobremanera.
Perdón por la larga carta. Un abrazo muy fuerte para Maruja y Ud. esperando tenerlos entre nosotros muy pronto

Ricardo Palmás

1973-03-20
Carta de Seoane a Palmás. 1973
A Coruña - Bos Aires
Mencionado/a Transcrición

Transcripción da Carta de Seoane a Palmás. 1973 en 20/03/1973


La Coruña, 20 de Marzo de 1973

Sr. D. Ricardo Palmás
Buenos Aires

Querido Palmás:

Escribo tarde, es decir, más de dos meses después de haber llegado a Galicia y sin demasiado que decir, como no sea que trabajo, que seguramente haré una exposición en Madrid alrededor del 20 de Mayo y que hago algunas cosas para Sargadelos además de ocuparme del Museo Carlos Maside. Leí su nota de Grial que agradezco mucho. En Galicia todos los que trabajamos durante muchos años fuera de ella, como le ocurre a Blanco Amor y a José Suárez, no sé si a Rafael Dieste que es más hermético en cuanto a estas cuestiones, nos sentimos un poco huérfanos. Tenemos la sensación de que todo cuanto hicimos en Buenos Aires no tenía una finalidad concreta. Así lo siento yo que de todos creo que fui el más afortunado. De Buenos Aires no sabemos nada. Los amigos apenas escriben o no escriben y no conocemos su reacción frente al suceso electoral. La gente aquí después del viaje del líder y de sus, a mi juicio, mentirosas declaraciones, esperaba lo contrario de lo que ocurrió. Veremos que ocurre cuando se cumpla el artículo 7 de las “Veinte verdades” de 1950 proclamadas en Plaza de Mayo, “Cuando un peronista comienza a sentirse más de lo que es, comienza a convertirse en oligarca”, y todos discutan sobre quien es más. Pero no hablemos de esto. Yo casi estoy decidido a renunciar a opinar sobre estas cuestiones. Siempre me equivoco. Esperaré sentado como un chino hasta escuchar los juicios que les merecen los triunfadores dentro de poco a los votantes que no conocieron los años de gobierno del peronismo. Aquí estoy seguro que pasaría lo mismo en caso de producirse un acto electoral. La gente no tiene memoria para recordar lo que vivieron y menos pueden tener la histórica que hace falta para recordar lo vivido por sus padres.
Escríbame, hoy le escribo a Pérez Prado. Un gran abrazo de Maruja y mío:

[Seoane]

1971-06-10
Carta de Seoane a Palmás. 1971
A Coruña - Bos Aires
Mencionado/a Transcrición

Transcripción da Carta de Seoane a Palmás. 1971 en 10/06/1971


La Coruña, 10 de Junio de 1971

Sr. D. Ricardo Palmás
Buenos Aires

Querido amigo:

Llevamos un mes en Galicia y nuestros únicos viajes han sido hasta ahora a Sargadelos y a Santiago, aparte los alrededores de La Coruña. Empecé a trabajar, y, ahora, el Ayuntamiento de La Coruña, me acaba de encargar un monumento a los emigrantes que estará situado en La Coraza del Orzán, junto a Riazor. Lo acepté, pues hacer un monumento con ese tema en una ciudad no es colaborar con una política determinada, y siguiendo además el ejemplo de Picasso y Miró en cuanto a la ciudad de Barcelona. Se trata de mi homenaje, el que yo puedo hacer, al pueblo coruñés y a los emigrantes.
No sé nada de Buenos Aires más que las noticias repetidas hasta el cansancio en los periódicos de aquí, de las entrevistas de los comandos peronistas con Perón y de la política de Lanusse. Nada dela vida cultural de Buenos Aires, de exposiciones, teatro, cine, etc. Aquí vamos algunas tardes a ver alguna película del oeste filmada por italianos en Almería, no hay nada más que ver, o exposiciones de pintura una o dos, que se suponen impresionistas. Dentro de poco ni eso. En el mes de abril emigraron 5.000 personas solamente de los alrededores de La Coruña. Mientras en esa, en la colectividad los que tienen un órgano de prensa en las manos no hacen nada, no mantienen una política de hoy, de acuerdo a las actuales circunstancias de Galicia y del mundo, ni dejan de soñar imposibles. Desde Barcelona y Madrid me hablaron de usted, desde Losada, Patiño, los Rey, hasta aquí en La Coruña, aparte de Díaz Pardo y otras gentes a las que causó muy buena impresión y quedaron siendo sus amigos. Las gentes en Galicia andan también muy disueltas, se ven de conferencia tardía en conferencia tardía, en alguna exposición o en la calle casualmente. Nadie piensa en cambiar impresiones sobre cualquier tipo de cuestiones, en todo caso se limitan a participarse lo que hacen en la soledad de sus casas. Es como si no tuviesen esperanzas de nada. Dejan transcurrir la vida como caiga.
Bueno, le ruego que me escriba y que me dé noticias de esa. Estamos deseando tenerlas. ¿Terminó la carrera? Un saludo de Maruja y mío para los Martínez Romero, Pérez Prado, etc., y usted reciba el abrazo de:

[Seoane]

1976-05-18
Carta de Seoane a Díaz Pardo. 1976
Bos Aires - O Castro [parr. Osedo, conc. Sada]
Mencionado/a Transcrición

Transcripción da Carta de Seoane a Díaz Pardo. 1976 en 18/05/1976

Buenos Aires, 18 de Mayo de 1976

Sr. D. Isaac Díaz Pardo
Sargadelos

Querido Isaac:

Te supongo totalmente restablecido luego de tu carta del 5/V. Nosotros, como se escribiría en las cartas de los abuelos, bien, soportando pequeñas “cosas”, en mi caso una tensión muy alta que no se normaliza. Guardo régimen muy estricto y no debo inquietarme por nada, algo muy difícil que no me ocurre. Maruja con problemas de artrosis.
De Varela sé por Marika cada vez que llega alguna carta suya y en la de las últimas anunciaba que me escribiría, lo que supongo hará en cualquier momento. De Álvaro hemos tenido noticia por Antonia que le escrib ió a Maruja y estamos muy dolidos de su situación. Cuando nos despedimos de él cayó al suelo y olvidaba todo. Dejamos esto. La película de Castelao tiene el defecto principal de que no está orientada por alguien que hubiese conocido a Castelao, ni comprendido demasiado bien su importancia para Galicia. Pérez Prado viene luchando con el director desde hace casi dos años, aunque desde luego se descuenta que se trata de un buen director. Ha hecho espléndidos cortometrajes y documentales, pero, parece que escucha, no lo hace, trata de hacer su Castelao. Tiene hecha una película de tres horas pero le aconsejé que no debe pasar de una hora y media. Mejor, le hice una larga crítica de la película y le manifesté por escrito lo que a mi juicio sobraba en ella, se prestaba a confusión, empequeñecía a Castelao, o deformaba su arte y pensamiento. Lo hice por escrito para que no hubiese dudas sobre mi responsabilidad y juicio. Si va por ahí el director irá a verte. Me alegró saber que los pintores no se manifestaban contra Blanco Amor, aunque también me duele que lo hubiesen hecho contra Laxeiro con motivo de una iniciativa generosa. Pero ¡qué vamos a hacerle! Es posible que se tarde siglos en cambiar la psicología de las gentes gallegas, en eliminar la suspicacia, la envidia, la cazurrería, la soberbia solapada que parece distinguirnos. Tuvo razón Rosalía en sublevarse contra todo esto y Pondal: “Proxenie ignara e inculta, —que aborreces teus ínclitos … “¿A quén ti, necia debes, sair d´oscuro olvido…” Recuerda estos versos tan verdaderos. En general cada hombre que ha hecho algo por Galicia, casi siempre en las peores condiciones, es un ajeno, un olvidado, y, muchas veces, un injuriado. Los Nogueira y los Rey son muchos más de los que parece. Galicia está llena de Nogueiras y Rey. Recuerdo un día en el café “La Casa de la Troya”, de los Villaverde, a Castelao, hablando muy triste de la verdad de estos versos. Tenía fe en Galicia y por eso se refería a los aspectos negativos del carácter gallego. Sólo los que tuvieron fe en una causa, como la tenía Castelao, pueden tener instantes de dudas sobre ella y sólo los que no tienen fe dudan de algo en que no creen. No tienen por qué. Fue a propósito de “Camariñas”, un periodista gallego que se suicidó en Buenos Aires. Estábamos con él un grupo de refugiados, debajo, exactamente, del mural suyo de ese café que habíamos decorado varios de nosotros. Ahora también nos invade el pesimismo. Lo digo por mí.
Hoy inauguro una exposición de grabados en una nueva galería, “Almacén de arte”, dedicada exclusivamente a este género, es la primera de las cuatro que debo hacer este año, contando las de Rosario y Mar del Plata. No es un año bueno para ventas, pero uno debe continuar trabajando. Para fin de mes que viene sale una monografía sobre mi pintura en una colección que distribuye Losada, y ayer me hablaron de incluirme en otra sobre cinco pintores. Aquí todo parece normalizarse, han cambiado y cambian muchas cosas para bien. En general la actitud de las gentes. Hay más optimismo con respecto al futuro y sólo agobia el silencio alrededor de algunas cuestiones. La actitud del gobierno es liberal y en general correcta. Nadie puede imaginarse lo que fue el gobierno anterior.
Noemí vino muy contenta de vosotros, lamentando no haber podido estar más tiempo. Con José hablé por teléfono con motivo de la Bienal de Venecia y creo, se lo dije, no se puede hacer nada. La obra pintada sobre la guerra española, de Souto, el único testimonio, que sepa, en pintura, está diseminada entre Estados Unidos, Méjico, Bélgica, Francia y Rusia. Seguramente la viuda deba tener algún cuadro. Los originales, dibujos, de Madrid, publicados por centenares, se perdieron según me expresó él mismo. De Castelao parece que también se perdieron los originales de los álbumes y, en mi caso, de los muchos dibujos y algún cartel que hice no conservo nada o apenas nada. Los originales fueron quedando en las redacciones e diarios, semanarios, imprentas, etc., y la pintura es poca. En un enorme libro alemán sobre este tema, Kunst im Widerstand, se refieren a mí. En el caso de Castelao y Souto habría, con tiempo, que recoger todo, el mío no vale la pena. Agradezco al que en Madrid recordó ese período mío. En Galicia no creo importe a casi nadie y quizás tienen razón. Es posible que los jóvenes de hoy cuando lleguen a viejos empiecen a averiguar por los hechos de nuestra generación. Uno, como diría Solana, trabaja y ve pasar el tiempo. Te agradezco el envío del reportaje de Varela. Contesta con el espíritu fraternal y generoso, en cuanto a América, de un esiliado. Te ruego me escribas sobre el desastre ocurrido en La Coruña con motivo del encallamiento del barco petrolero. Los diarios de aquí informaron dos o tres días sobre el incendio y luego callaron.

Un gran abrazo a todos de Maruja y mío y uno fuerte para ti de.

Seoane

1976-01-12
Carta de Seoane a Díaz Pardo. 1976
Bos Aires - O Castro [parr. Osedo, conc. Sada]
Mencionado/a Transcrición

Transcripción da Carta de Seoane a Díaz Pardo. 1976 en 12/01/1976

Buenos Aires, 12 de Enero de 1976

Sr. D. Isaac Díaz Pardo
Sargadelos

Querido Isaac:

Estamos en Buenos Aires desde hace algunos días, más de veinte, no sé cuantos. Creo que desde entonces te hice llegar la carpeta de grabados a través de Inés, que firmaron además Patiño y Ramos, una tarjeta de año Nuevo con un grabado mío, que para sí había hecho Baudizzone y unas líneas, cuatro o cinco, de llegada. Desde entonces estuvieron con nosotros Mimina y Mariluz al día siguiente de su llegada y en vísperas de marcharse a La Dulce, con Camilo y Adriana. Unos días antes habían venido los dos últimos muy animados y contentos por la llegada de Mimina. Estas son las noticias más importantes. Las otras, las nuestras, son apenas comunicables. Estamos metidos en casa. Yo pintando y Maruja haciendo nuevas cortinas para la galería del departamento. Vimos algunos amigos, muy pocos, pues casi todos están afuera, Punta del Este, Mar del Plata, etc. Buenos Aires está lleno de turistas brasileños, yankis, paraguayos, bolivianos, etc., que vienen a comprar aprovechando la desvalorización de la moneda y que le dan un tono muy particular a la calle Florida. De la colectividad no vi a nadie, Prada está en Chile con su hijo y familia. De fuera de ella vi a Varela, a Pérez Prado, cuya película de Castelao dura unas dos horas la veré en estos días, luego de terminada, creo que estará lista esta semana; a Palmás, que marchó por un año a Londres, pasará por España, y Vilanova que habló conmigo por teléfono, pues, por razones de familia, salió para España hace algo más de una semana. De afuera de Buenos Aires vi a José Luis, de Magdalena, que me dio la noticia de que venías en Marzo, que nos alegró mucho. Esto es todo, como ves no es nada, o casi nada. Suponemos que Mimina vendrá estos días con Mariluz, las esperamos. De aquí te mandan saludos los Baudizzone que vi a fin de año, están en Pinamar; Frontini, que me hizo ese encargo antes de irse a Río de Janeiro, el de los saludos; en meses próximos marchará a España, y Lipa Burd que es uno de los pocos que veo permanentemente, lo mismo que al ingeniero Díaz que también preguntó por ti y te envía saludos. Recibe un abrazo de Maruja y mío y reparte otros más entre los amigos comunes.

Seoane

1973-08-15
Carta de Scheimberg a Luís e Maruxa Seoane. 1973
Bos Aires -
Mencionado/a Transcrición

Transcripción da Carta de Scheimberg a Luís e Maruxa Seoane. 1973 en 15/08/1973


Buenos Aires, agosto 15 de 1973

Luis y Maruja, amigos queridos!:

El otro día estuvieron en casa Sofovich y Elsa; están locos de alegría con el viaje que hicieron, lo bien que pasaron con ustedes y nos trajeron los saludos cariñosos que nos enviaron, lo mismo de los amigos de allá, muchas gracias. Qué les puedo contar? Estamos en vísperas de las elecciones más raras; con una vicepresiden (sic) que hasta ayer no se sabía quien era. Todo se cocina en casa, desde el Presidente provisional, hasta ayer desconocido, hasta el más insignificante nombramiento. Todo lo maneja Perón: recién ahora comprendo lo de Campora al Gobierno y Perón al poder. Es tan vivo y astuto Perón que con la mejor sonrisa del mundo consiguió que le devuelvan todos los títulos, que el pueblo le pide que por favor quiera ser Presidente, lo mismo que Rosas, él no quiere, pero si su pueblo se lo pide, se sacrificará. Él ya es mayor, que quería retirarse a la vida tranquila, pero el pueblo quiere y él hace lo que “su pueblo le pide”. Y ahora Isabelita, otro capítulo; Perón se muestra inocente, qué hay? Israel y la India no tienen gobernantes mujeres? (salvo las distancias). Corren los chismes, algunas verdades que van de boca en boca, que se repiten en voz baja; se barajan nombres, hechos, López Rega que es la “eminencia gris”, viene, va, despliega una actividad asombrosa, en fin, es jauja, y nosotros todos a merced de todos estos patanes que nos van a gobernar y llevar al país a la cumbre de la gloria.
Ustedes, cuando vuelvan, lo podrán comprobar con sus propios ojos. Por lo demás, la vida transcurre a pesar de todo: salimos los martes que es cuando el cine cuesta más barato, vamos a pocas exposiciones; la que se hizo en Galatea sobre el homenaje a Picasso fue muy pobre, la crítica no la trató bien. Estamos impacientes que vuelvan para tenerlos entre nosotros, que me imagino traerán muchas novedades. Estoy leyendo un libro Los gallegos y Buenos Aires escrito por Pérez Prado, que hace varias referencias de Luis Seoane; por cierto, muy simpáticamente contado, como lo es todo el libro, con bastante buen humor; como lo son las cosas referidas a los gallegos que tienen alguna prestancia; muy linda la referencia a Castelao. Trata también la suerte de los italianos y de los judíos, a estos últimos deja que César Tiempo se refiera a ellos.
Hace un frío infernal y estamos deseando que llegue la primavera. Bueno, creo que les referí, malamente, todo lo que hay que contar, lo demás lo verán prontito con sus propios ojos. Reciban muchos cariños de Scheimberg y míos, retribuyan los saludos de los amigos y hasta pronto.

Aída

[Escrito por Simón Scheinberg:] Con un abrazo particular y hasta pronto, los saludo yo también.

Scheimberg

1973-06-02
Carta de Piñeiro a Seoane. 1973
Santiago de Compostela - Bos Aires
Mencionado/a Orixinal - Transcrición

Transcripción da Carta de Piñeiro a Seoane. 1973 en 02/06/1973



Compostela, 2-VI-73
Querido Luis:

O outro día preguntáchesme o teléfono do Cilistro e eu nono lembraba de memoria. Hoxe mándocho por si precisas chamalo. É este: 21-16-85. Con Lugo aínda non se marca directamente.
Pola miña parte, tamén che quería pedir o enderezo do Antonio Pérez Pardo, pois teño que lle escribir decíndolle que recibín o seu libro.
O Ramón Martínez López quer preguntarche datos sobre a literatura galega no exilio, porque está encarregado de escribir un traballo sobre ise tema pra unha obra colectiva sobre a cultura española no exilio. A el encarregáronlle a parte galega por indicación de Dieste.
Apertas nosas pra os dous

Ramón